0 8. Solo Eso

744 98 84
                                    

Aidan Gallagher

— ¿Que es lo que acabas de hacer?

— ¿Qué?¿Esto?— Volví a abrir la puerta unos centímetros sin dejarla de mirar. Y cerré fuerte.

— Aidan...

Encogí mis hombros. Fingí ser un despreocupado, fingí que no entendía nada. Me dirigí a la cocina atravesando por un corto corredor antes de llegar.

— Aidan vamos sabes de que hablo..— Oigo su voz riendo por detrás.

— No, no sé— Le lancé una mirada burlona cuando me detuve a encender la luz. Al haber hecho esto logré que ella viera una caja de pizza sobre la mesa.

— ¡No era una broma, si quedaron rebanadas! Déjame adivinar ¿son de piña?¿peperonni?

— Vaya distraída— Murmuré buscando platillos en la alacena.

La podía sentir ansiosa por comer y no sé porque pero eso me traía recuerdos de mi niñez.

En una ocasión cuando cumplí los ocho mamá me sirvió raciones extra de pastel porque mis compañeros de clase nunca llegaban a la casa.

Mamá se ponía triste y yo también pero era porque sabía que le dolía más a ella que a mi. Yo ya estaba acostumbrado a la soledad.

— ¡Delicioso!— Allen me regresó a la realidad. Parpadeé con ligero ardor en los ojos. Y por fin la observé. Una sonrisa cálida y unos ojos que sin palabras hablan.

— Solecito estás acá— Dante entro a la cocina para tomar de su mano, impidiendo que ella probara otro bocado— Vámonos que tu madre enloquecerá si vuelves a llegar tarde.

— Un rato más, por favor— Insistió.

— Pero...

— ¿Porque no se quedan esta noche?— Interrumpi con una pregunta que no pensé.

¿Que narices pasó por mi cabeza para decir eso? Sabrá Dios.

— ¡Sí!— Contestó ella.

El lo dudó.

— Está bien— Suspiró— Pero porque suena divertido— Sonrió y se dio la vuelta para ir a la sala. Nosotros lo seguimos.

🌙

Tenía rato que no me echaba a reír tanto con un par de chicos, como con ellos. Habíamos pasado buenas horas jugando juegos de mesa, contando anécdotas. Tres horas al menos. En el sofá ya hacia Dante dormido.

Al otro extremo estaba yo, adormilado mientras miraba la lámpara arriba de una mesita de noche, era lo único que alumbraba. A fuera seguía nevando y tenía a _____ acurrucada junto a mi, su mano aferrada a mi suéter como si fuera a escaparme.

— ¿Allen?— Moví despacio su hombro cuando noté que comenzaba a cerrar sus ojos.

— Todavía escucho...— Respondió soñolienta, con una risita.

— Es tarde— Expliqué— Puedes quedarte arriba en mi habitación, descansarás mejor.

— No.

— Te enfermarás si te quedas acá el resto de la noche.

Ella se levantó solo un poco dejando su mirada sobre la mía a corta distancia.

— No quiero.

— Dante está ocupando todo el sillón, no se quita.

Y luego perdí la noción de todo, creo que fue la primera vez que quise besarla. Pero contuve el aliento, un poco nervioso, un poco dudoso, un poco de todo.

— Bien— Sonrió contra mis labios.

— Bien.

Aclaré mi garganta cuando se puso de pie.

🌙

Sonó mi alarma del móvil debajo mío, me quite la manta que me cubría y moví mi cabello un poco desordenado de la vista para poder ver.

Hora de empacar.

Al menos a eso iba pero escuché unos ruidos provenientes de la cocina, las voces de Cameron y Edén.

— ¿Por que me tratas así?— Preguntaba él con una voz quebrantada.

— Ya muévete o perderemos el vuelo por tus retrasos.

Me acerque silencioso por el corredor.

— ¿En serio no te interesa?

Uno de mis pasos causó un rechinado en la madera, me quedé en blanco cuando ambos voltearon a verme. Y Edén pasó a mi lado chocándome el hombro.

— Carajo.

— Que va— Dijo el— Vamos, solo te estamos esperando a ti para salir a la estación.

YOU, volver a brillar ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora