🦎 Capítulo 8 🦎

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<< I lost my smile>> → Frases. 

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Narrador omnisciente

Una semana ya había pasado desde que se había ido la magia, casita, todo; también desde que empezaron a reconstruir a Casita. 

Camilo iba caminando junto a sus hermanos, hacia la nueva casita que se estaba construyendo. Iban hablando amenamente, ambos mayores veían como el más pequeño iba con una sonrisa, esta semana había sido duro para Antonio, como todos, pero al ser más pequeño, había sido el que más se mostró afligido hacia lo que pasaba. La separación con sus amigos animales, casita, y la magia, le había afectado mucho.

Pero con ayuda de su familia, habían logrado que estuviera un poco más feliz, tomaba su tiempo.

El trío de hermanos llegaron a la nueva casita, separándose en dos grupos, Dolores, por un lado, y Camilo y Antonio, por otro. Hoy al trigueño le tocaba cuidar de su hermano menor. 

Ambos hermanos se fueron a donde su abuela, quien estaba junto a Mirabel, dibujando los nuevos planos de casita. 

— Ya llegamos abuela! — Sonrió el pequeño, yendo a abrazar a Mirabel. 

— Hola queridos — Respondió la mayor con una sonrisa.— Que bueno que ya llegas Camilo, necesitamos un poco de ayuda.

El joven recorrió con la mirada el lugar, se contrajo un poco, pues todos los trabajos que había que hacer en casita eran más de fuerza, cosa que él no tenía, si tuviera su don, tal vez si, pero ya no, de igual manera iba a hacer lo que podía para ayudar. 

— Claro abuela, ¿para qué soy bueno?.

— Bien, necesitamos que ayudes con los niños del pueblo, las mamas están ocupadas con el almuerzo de los que construyen y los niños no se controlan, puedes cuidarlos?. 

El joven asintió, era una tarea sencilla, desde pequeño lo hacía, por lo cual ya estaba acostumbrado. Agarró de la mano a Antonio, para luego ir al pueblo a buscar a esos pequeñines que tenía que cuidar.

(...)

Ya eran las 2 de la tarde, por lo cual cada niño ya se había ido con su mamá. Regresó a la nueva casita, junto a su hermano. Ambos iban jugando carreritas hasta la cima de la colina. Camilo se retrasó un poco dejando ganar al pequeño.

— SÍ, GANE! Te gané Camilo!, te dije que lo iba a hacer — El niño sonrió victorioso, mientras su hermana fingía un puchero, por haber perdido. 

— Oh, sí, tú eres más rápido que yo — Ambos entraron a la construcción, encontrándose con su mamá. La pelirroja pasaba por ahí con una bandeja llena de vasos de limonada. 

— Hola mis bebés — Sonrió al ver a sus hijos — Como les fue?.

— Bien, mami, ya devolví a todos los niños con sus mamás. 

— Muy bien, ¿quieren limonada?, para el cansancio — su mamá les ofreció, ambos aceptaron gustosos, estaban cansados, cuidar a una pandilla de niños de entre 3 a 5 años, no era fácil. El castaño agradecía que su hermano, no fuera así de travieso como esos niños, o como él, su hermano en ese ámbito era más tranquilo. 

— ¿Te ayudo, mami? — El joven extendió sus manos para agarrar la bandeja. La pelirroja sonrió, dándole la bandeja a su hijo. 

— Gracias hijo — La mujer vio como su hijo más pequeño echo un gran bostezo, debía estar muy cansado.— Ven mi amor, para que duermas — cargo al menor para luego ir hacia la casa de los Guzmán. 

🦎 Crisis de identidad 🦎 | Camilo Madrigal |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora