Capítulo 2

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Capítulo 2



Aturdida y con un esfuerzo sobrehumano logré levantarme. Me aferré al borde de la camilla e intenté mantener una posición vertical, más bien parecía el jorobado de Notre Dame, por otra parte ya había comprobado que ponerme en pie no era una buena idea, llamadme rara pero no quería volver a plantarle cara al suelo. Estaba claro, si quería avanzar debía conseguir algún tipo de apoyo para compensar el peso de mi abatido cuerpo. Rastree la sala en busca de dicha base y lo hallé justo a mi izquierda. Me deslicé con delicadeza y asié el soporte del suero con la mano derecha, comprobé que éste era capaz de soportar el suficiente peso como para sostenerme y repetí la acción con la mano izquierda, en dicha situación dependía única y exclusivamente de aquel sostén. Me incliné para desconectar el suero de su corriente y cuidadosamente corrí la blanquecina cortina, me disponía a dar mi primer paso cuando me topé con una auxiliar al otro lado de la tela.


—¿Qué se supone que estás haciendo?—preguntó con cierto miramiento.


La dediqué mi mejor sonrisa falsa y la miré directamente a los ojos.


—Intentaba ir al baño, si es posible —Lógicamente no iba a exponerla mi plan de fuga, puede que se me hubiesen desconectado un par de neuronas con la caída, pero no era tan estúpida.


—Verás —comenzó posando su mano sobre mi hombro—, necesitas reposo absoluto, ¿entiendes? — ¿Por qué me hablaba como si fuese mongólica? La fulminé con la mirada pero ella ni se inmutó.


—Me parece estupendo pero necesito ir urgentemente al baño —contesté imitando su irritable tono de voz. Su distante mirada de arpía no iba a funcionar conmigo.


—Lo consultaré con la enfermera —declaró algo molesta. Era evidente que no la gustaba trabajar lo más mínimo. Qué pena, pensé irónica—. Mientras tanto no te muevas de tu sitio —añadió—, podría ser peligroso.


"Podría ser peligroso" repetí mentalmente con cierto matiz infantil procurando imitarla. Simplemente me ponía de los nervios.


Cualquiera que me conociese sabría que la idea de salir de aquel recinto seguía rondando por mi cabeza.


Esperé dos interminables minutos golpeando el colchón con la punta de los dedos. Estaba tan nerviosa que si algún ápice de energía fluyese dentro de mí me subiría por las paredes cual ser demoniaco.


Exasperada volví a levantarme, no podía permanecer a la espera ni un segundo más, tenía que pasar a la acción, por muy lenta y dolorosa que esta fuese. De nuevo, agarré firmemente el soporte metálico y lo arrastré como una viejecilla arrastraría su tacatá. A cada paso que daba miles de cristales parecían quebrarse en ambas piernas, una tortura gélida y penetrante.


Tan ágil como mis doloridas piernas me lo permitieron abrí la asombrosamente ligera puerta.


Inesperadamente me di de bruces contra alguien, sin embargo, bajo mi asombro esta vez no llegué a toparme con mi viejo amigo, el suelo.


Abrí los ojos un tanto avergonzada por mi repentina muestra de pánico y por un instante me paralicé ante la proximidad de aquellos cálidos ojos color miel.


En seguida dirigí la mirada a la puerta del W.C. que quedaba a mi derecha. El chico carraspeó y yo me acomodé aquel odioso camisón que me hacía sentir como una persona de la tercera edad.


—Disculpa, yo —dijo al fin aclarándose la garganta con un cierto nerviosismo—yo acabo de terminar una prueba y no sabía que tenía una nueva compañera. Bienvenida a la planta, soy Adam, Adam Westley. 




**

Hola de nuevo,


Espero que disfrutéis del nuevo capítulo.


Comentadme cualquier duda, crítica o consejo; los recibiré encantada y deseosa de ayudaros y al mismo tiempo poder mejorar la historia.


Siento ser pesada pero VOTAD y COMENTAD, un simple "clic".


Un besazo enorme,


livcaat



Simplemente Charlie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora