nueve: jungkook.

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Era el último día para recoger sus cosas en el instituto, no sabía si el año entrante escolar volvería a compartir aquella pequeña sala con TaeHyung y tampoco era sabido si la compartiría con alguien más, por lo que pondría sus cosas en cajas y las sellaría. Pero todo eso llegaría a hacerlo si siquiera salía de su cama, acción medianamente complicada en ese momento.

Serían las ocho de la mañana cuando sus ojos se clavaron en el techo de su habitación y perdió total control sobre sus pensamientos.

No quería adelantar su partida de aquella salita de trabajo con las ventanas rotas y una raya morada en el suelo. Se había encariñado. La silla dejó de parecerle un incordio chillante y el escritorio dio todo de sí para soportar sus pilas de libros y cuadernos, las ventanas fueron gentiles y tras romper los cristales todo mejoró. Extrañaría la puerta que decoró TaeHyung.

Rodó sobre su colchón y quedó hecho un sushi gigante que refunfuñaba como cachorro mimado, encogiéndose cuando pensó en TaeHyung. No le vería en dos largos meses después de haberle visto todos los días ininterrumpidamente por nueve meses enteros, aquella ausencia de su persona repercutiría sin duda en él y en su Alfa.

No tenía ningún problema en aceptar que gustaba del tigre porque desde el segundo mes se dio cuenta que era alguien especial y no por sus deficiencias, sino por sus características y su particular forma de meterse en su vida como si fuese un atracador experimentado en ese terreno del amor, alguien que sabía cómo enamorar a las demás personas y sin lugar a dudas había triunfado con JungKook.

Sonrió enternecido, ¿qué sería de él en vacaciones?

Bien sabe que TaeHyung no se queja mucho del calor y que prefiere el invierno por naturaleza, gusta de la primavera aunque no disfruta mucho de ella por el polen, le divierte el otoño porque se celebra Halloween. Así que tiene una pequeña idea de lo que el Omega haría en su tiempo libre con esas temperaturas.

Le conoce tan bien que podría apostar a que el tigre se plantaría todos los días en su jardín trasero con una regadera manual yendo a darles de beber a todas las plantas de SeokJin, haría limonada para sus sobrinas y con pistolas de agua haría de sus vacaciones unas divertidas escenas de bellos recuerdos para ambas cachorritas.

Tuvo la mala idea de comparar el tipo de vacaciones que tendría alguien tan vivo como TaeHyung con las suyas, un Alfa joven soltero, sin familiares cercanos y con un círculo de amigos muy débil. Los días de verano se resumían muy fácil: sofá, horas de anime, sopas instantáneas, Coca Cola, aire acondicionado...

Ojalá tener una vida como la de TaeHyung, pensó entonces, dándose por vencido y saliendo de su caparazón bajó de su cama para tomar de una vez la iniciativa de ser un adulto.

Una hora más tarde ya se dirigía a su trabajo, con sus grandes orejas cayéndosele a los costados del rostro y una mueca de asco desde que entró a la boca del metro. Iba con la idea de cruzarse con el Omega de tigre en el trabajo, encerrado en su sala de trabajo y esperándole con batidos para hablar antes de marcharse, algo típico de TaeHyung. Estaba tan distraído pensando en su debería confesarse antes de irse de vacaciones que no se dio cuenta de la presencia de TaeHyung en uno de los últimos asientos del vagón.

No era muy fan de los trenes antiguos por razones más modernas pero le resultaba más cómodo que los vagones estuvieran separados, así tenía la sensación de que estos se vaciaban mucho más rápido.

Fue por casualidad que sintió la fragancia a vainilla y lo adjudicó a alguna otra persona, hasta que el familia aroma a pan recién horneado le sacudió en su sitio. JungKook se sentía tan diferente cuando estaba con el Omega que para él fue difícil empezar a acostumbrarse a todo. Le costó encasillar al tigre como un Omega diferente y mucho más aceptar que toda su personalidad le encantaba, pero, ir descubriendo los olores que le envuelven fue de lo mejor que pudo haber hecho. Sus aromas de la naturaleza son riquísimos y sin refutar dice amarlos, pero tiene cierto gusto de más por el olor a bizcocho, galletas y todo tipo de alimento sacado de la harina, y TaeHyung tiene ese singular aroma.

Le volteó a ver con esperanza en sus ojos, esperando que fuese él.

Muy metido en sus sueños TaeHyung se había dejado guiar por Morfeo tras un par de paradas recorridas y con la cabecita apoyada en la pared del vagón y las orejas recogidas por el cansancio, dormitaba muy tranquilo sin temerle a nada.

JungKook se acercó rápidamente y a su lado se sentó, atrayéndole con cuidado y dejando que se acostase en su hombro esperó pacientemente a su parada. Aunque eso no le impidió tratar de despertarlo antes, llamándole entre susurros y moviendo su brazo algunas veces.

—TaeHyung... —Acarició su cabeza y sonrió cohibido, la sensación de tenerle cerca ocasionaba una catástrofe sutilmente favorable en su interior— TaeHyung, nos bajamos aquí... —Mintió para que despertase de una vez.

🌙🎨

TaeHyung despertó dos minutos antes de su parada, con el corazón acelerado y una entraña sensación en los labios, desesperado buscando al Alfa que había besado en sueños.

🥥🎈

cof cof

me siento mal porque lxs vi bien emocionados ayer en los comentarios porque tete le había dado un besito a koo y ahora resulta que se lo besuqueó en sueños... cosas que pasan

 cosas que pasan

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rawr me | kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora