epílogo

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Un par de ojos grises le seguían con preocupación y vacilantes suspiros iban muriendo en el ruido de la radio, el olor a pan iba ganando intensidad en el horno y de la misma forma se impregnaba en las paredes de la cocina. Movía ágiles sus manos sobre las encimeras de mármol y al ritmo de lo que marcaba la radio tarareaba la música, era consciente de aquellos luceritos bonitos y prefería ignorarlos por el momento.

TaeHyung no era bueno esperando. De hecho odiaba el tiempo porque es muy fácil para él perder la noción del tiempo cuando algo le llama la atención pues podría inmiscuirse en una sola cosa por varias horas sin darse cuenta, luego caería en cuenta y tendría que pedir perdón y aceptar sus errores era algo similar a humillarse ante alguien. JungKook supo que el peligris tendía a perderse entre sus densos pensamientos y que no debía meterse bruscamente entre ellos para llamar su atención porque acabaría asustándole.

Así que Jeon siguió preparando los cupcakes con TaeHyung viéndole desde la parte trasera de su cocina, donde se mostraba una mesita de madera acompañada de dos sillas blancas. La cola del tigre oscilaba con cuidado, sus orejitas se meneaban suavemente de tanto en tanto y unos ojitos brillantes delataban lo concentrado que estaba en el olor y la presencia de JungKook.

Admiraba su capacidad en la cocina y rememoraba a cuando era más pequeño, recuerdos que tiene muy empolvados y que con mucho esfuerzo aún conserva, y ve a SeokJin subido en una banqueta de plástico preparándole sopas instantáneas y a su lado ve a NamJoon sirviéndole un vaso de zumo. Y era como si nada hubiese cambiado, SeokJin seguía cocinando para él y NamJoon seguía atendiendo sus pedidos, ahora era JungKook el que se plantaba frente a los fuegos y preparaba sus caprichos.

Dio un vistazo a la cocina y algo nervioso mordió su lengua para no decir algo imprudente, no quería arruinar el momento.

TaeHyung entonces temió que JungKook descubriera más cosas de él. Cuando sepa que olvida las cosas con facilidad y frecuencia, o que se frustra muy rápido cuando alguien le lanza una crítica, el insomnio que le pone ansioso porque puede olvidar cosas importantes dichas a lo largo del día y que al dormir se disolverán en su mente. ¿Qué pasaría si seguían adelante con el cortejo? Cuando el Alfa se dé cuenta que su desorganización no se queda en su área del trabajo sino que también la extrapola a su casa.

Estaba muy escondido entre aquellos fatídicas reflexiones que no vio llegar a JungKook con sus postres, sonriendo como un cachorro orgulloso e inflando el pecho al altanero.

—Las fresas están un poco frías, debí sacarlas antes de cenar... —Se lamentó y dejó la bandeja en el centro de la mesa, para después repartir los vasos de cristal con su batido y los platitos con los bizcochitos calientes.

Pero pronto se daría cuenta del ensañamiento profundo del tigre. Sonrió leve, como si estuviese entendiendo la dinámica. Al principio no se dio cuenta de nada pues no estaba al tanto de lo que ocurría en su cabeza. Luego notó ciertos puntos donde algunas situaciones le resultaban difíciles y veces en las que la comunicación era complicada.
Desde que iniciaron el cortejo, pasaban muchas horas hablando para tratar de entenderse pues era nuevo para JungKook tratar con alguien con TDAH, pero del mismo modo era algo innovador para TaeHyung salir con un Alfa que sí conocía sus dificultades. Y por el momento estaban aprendiendo a ser amables, pacientes y respetuosos con sus necesidades.

—TaeHyungnie —Llamó y entró en su campo de visión alzando la mano despacio, tuvo sus ojitos puestos en los suyos por muy poco tiempo ya que TaeHyung clavó la mirada en el postre.

—Oh... —Una amplia sonrisa fue creciendo sin ser consciente y la felicidad fue incrementando con facilidad en su interior— ¡Gracias!

—No es nada... —Habló el Alfa exagerando en su mueca para ocultar la emoción, el sonrojo en sus mejillas le delató pero TaeHyung no se fijó en eso.

rawr me | kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora