Eclipse

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Veintinueve de Febrero, las personas nacidas en esta fecha solo pueden celebrar oficialmente su cumpleaños cada cuatro años, porque el calendario del mes de febrero considera como último día del mes al número veintiocho. "Cada cuatro años" se repetía mentalmente Touya Kinomoto, mientras se terminaba de vestir para ir a trabajar. Pronto cumpliría veinticinco años, hace poco se había graduado de la Universidad en la profesión de Turismo, por tener un gusto especial por los viajes, la naturaleza, el conocer lugares, el poder orientar a las personas acerca de ello y por eso, tuvo la suerte de ingresar a trabajar en una buena empresa en donde su labor, si bien era de oficina, podría aspirar en unos años a convertirse en un reconocido agente y asesor de turismo por diversos lugares de Japón y del mundo. Touya sonrió para sí mismo, con su carisma y dedicación sabía que lo lograría fácilmente, tenía mucha confianza en sí mismo y esto lo animaba cada mañana a levantarse, salir, soportar el tráfico de la ciudad y cumplir perfectamente con sus obligaciones. Además, todas estas metas no eran lo único que le impulsaban a seguir adelante, en esos momentos, una figura delgada con cabellos grises, lentes y sonrisa amable, apareció por la puerta, Yukito Tsukishiro le venía anunciar que el desayuno estaba servido. Touya solo sonrió y fue detrás de él, no podía creer que hubiera pasado tiempo desde que se conocieron y ahora ambos fueran oficialmente una pareja, viviendo en un bonito departamento gracias al esfuerzo de ambos. Tanto Touya como Yukito habían estudiado la misma profesión en la universidad, pero, Yukito lo había hecho para estar al lado del joven Kinomoto, ya que su verdadera misión era la de ser un buen guardián junto a Kerberos y proteger a Sakura, la hermana menor de Touya, y a las cartas Clow, por eso, Yukito se alegraba el poder compartir su vida con el mayor de los Kinomoto, teniendo trabajos de medio tiempo, ocupándose de la casa y cumpliendo con su deber, bajo la forma de Yue, aquel ángel de alas grande y blancas. Yukito había aceptado y comprendido la idea de que un ser mágico se encontrase dentro de su cuerpo, sabía que no era humano y gracias a los poderes que Touya le entregó, se pudo salvar y evitar que tanto su apariencia normal, como la de Yue se desvanecieran.

Touya no pudo evitar abrazarlo por la espalda, suavemente, aquel abrazo le quería decir miles de cosas. Muchas veces, Touya se preguntaba que hubiese sido de su vida si Yukito hubiera desaparecido, si bien aceptaba la presencia de Yue, no podía negar que su amor de toda la vida era Yukito, aún compartiesen el mismo cuerpo, era la inocencia y dulzura de Yukito Tsukishiro lo que le alegraba los días, tardes y noches.

- Estoy preparándote un pastel, espero te guste y podamos compartirlo con los demás – dijo Yukito sonriéndole – quiero que tu cumpleaños sea un día muy especial para ti.

- El tenerte en mis brazos es más que suficiente para mí...

- Touya...

- Es curiosa la manera en cómo tus mejillas se sonrojan a pesar de todo el tiempo que estamos juntos – dijo Touya besándole suavemente el cuello y haciendo un poco más fuerte aquel abrazo, de tal manera que sus cuerpos rozaran.

- Yo... es que, aún no puedo creer que todo esté pasando... hace un tiempo que Sakura ni Shaoran han tenido que enfrentarse a ninguna aparición, las cartas Clow están seguras con ella y más, ahora que sus poderes han aumentado. Es como si la labor de Kerberos y la mía hubiese quedado en pausa al menos por un momento.

- Sí, esa mocosa ya entró a la universidad junto a ese chiquillo odioso, sé que ambos han estado entrenando duro para dominar estos nuevos poderes y técnicas. Pero, ojalá se dediquen plenamente a sus estudios, después de todo, la profesión de medicina no es cosa fácil.

- Debes estar orgulloso de tu hermana ¿no?

- Sí, sí, como digas...

- Sí que eres único, Touya – dijo Yukito con tono burlón, conocía muy bien el carácter de Touya.

Susurros de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora