Cabellos de plata

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Touya estaba en silencio, con los brazos cruzados en un rincón, contemplando la escena como si fuese un total extraño, observaba con ojos fijos la imagen de Yue inconsciente sobre la cama, mientras Sakura y Shaoran intentaban hacerlo reaccionar, por otro lado, notó el comportamiento de Kerberos, quién no le quitaba los ojos de encima y se había sentado junto a Sakura, su aspecto de peluche había desaparecido por completo, tanto que su sola presencia lucía intimidante. Touya respiró profundamente, recordaba lo que había sucedido una hora atrás, cuando encontró a Yukito desmayado en el parque, si bien su corazón casi se detuvo por la impresión, no pudo evitar fruncir el ceño al ver la presencia de Yue. Touya solo quería que Yue despertara para que volviese a traer a su amado Yukito, si bien Yue era un ser muy llamativo y atractivo, sus ojos eran totalmente fríos, demasiado diferentes a los del joven Tsukishiro, además, era a Yukito a quién conocía, con él había compartido muchos momentos de su vida y no, con ese ángel con expresión de hielo. Touya iba a decir algo, pero Kerberos se levantó y se acercó al guardián lunar al darse cuenta que empezaba a despertar.

- ¿Qué sucedió? ¿Por qué estoy aquí? – dijo Yue, sentándose pesadamente mientras se llevaba una mano a la cabeza.

- Yukito se desmayó y tú apareciste, creemos que son los efectos del eclipse – dijo Sakura con cierto temor, esperaba de corazón que todo aquello fuese pasajero.

- ¿Yukito?

- Sí... Tú otra personalidad – dijo Shaoran con cierto tono nervioso en la voz.

- No me importa quién sea ese tal Yukito... mi ama, mi dueña y a quién debo proteger con mi vida, es usted... Señorita Kinomoto, junto a Kerberos le aseguro que nada le sucederá, ni a usted ni a sus seres queridos.

Yue se sentó sobre la cama y sujetó la mano de la joven, mirándola con esos ojos fríos y penetrantes, besó su mano con delicadeza, para luego inclinar la cabeza en señal de respeto. El guardián se puso de pie, acomodó su larga cabellera plateada y extendió sus alas para estirarse un poco, sentía como si hubiese despertado de un confuso sueño. Todos se quedaron en silencio, había muchas preguntas por hacer, pero prefirieron no confundir más al guardián y esperar que los efectos del eclipse pasaran. No obstante, Touya se acercó y mirándolo directamente a los ojos, sin poder contenerse más, le dijo...

- ¿Por qué nombras a Yukito como si no supieras quién es?

- ¿Eh?

- Contesta... ¿Por qué lo mencionas como si fuese un extraño? – dijo Touya sin evitar apretar los puños.

- No sé de qué estás hablando...

- ¿¡Dónde está Yukito!? ¿¡Acaso eres sordo!? ¡Te lo he preguntado varias veces! – Touya sujetó bruscamente el traje de Yue, para llamar su atención en forma amenazante.

- No... hermano – dijo Sakura intentando ponerse en medio y separarlos.

- Acaso... ¿Yue y Kerberos han perdido sus apariencias falsas? – Tomoyo se aferró del brazo de Meiling, quién estaba angustiada por la escena.

- ¡Eso no puede ser! Ya verán que volverán a ser los mismos cuando el efecto del eclipse pase – intervino Shaoran en un intento por calmar la tensión.

- Eso quiere decir que... ¿Yukito ha desaparecido? – dijo Touya soltando al guardián, sintiendo como su voz se quebraba.

- Ya me tienen cansado con ese tal Yukito, no sé quién demonios es... no me comparen con un simple humano, y menos, con alguien que parece ser un tonto y debilucho para que todos se preocupen de él. Me da escalofríos el solo pensar que tenía una apariencia humana...

- ¿Cómo dijiste?

- Yukito no existe más, nunca existió... la realidad es esta – respondió secamente Yue.

Susurros de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora