Flores del alma

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Pasaron varios días, tardes y noches... la rutina se había apoderado de su vida, siempre las mismas preguntas y las mismas respuestas, Touya comprendió lo mal que había actuado desde la primera vez, sentía que tenía secuestrado a un bello ángel que, de seguro, lo había matado miles de veces en su mente, su mirada lo decía todo. Yue solía dormir todo el día, cuando regresaba a casa lo veía sentado y apoyado contra la pared, en un rincón de la improvisada habitación que había acomodado para él, casi no cruzaban palabras, pero, lo común era:

"Buenos días"

"¿Quieres algo de comer?"

"No soy Kerberos, no necesito alimento."

"Entiendo"

"¿Te gustaría salir de la casa?, podríamos ir a..."

"No."

"Tal vez quieras dar unas vueltas, a partir de la medianoche todo está tranquilo por aquí."

"No."

"Está bien..."

"Nos vemos más tarde."

(Silencio)

Era como un patético guion que se repetía todos los días, Touya trabajaba hasta tarde, había pedido horas extras a propósito, en un afán de ahogar todo lo que sentía, trabajaba muy bien, nadie sospechaba nada, pero, su comportamiento era robótico, cuando sonreía lo hacía por inercia, cuando saludaba siempre usaba las palabras adecuadas, el joven Kinomoto era admirado por varias chicas en el trabajo, pero, todo continuaba como siempre. Aquella noche terminaría con una reunión de última hora y regresaría a casa para descansar.

Por otro lado, Yue fingía dormir, la verdad era que la mayoría de las veces cerraba los ojos solo para ignorar a Touya, había estado mirando aquella pared todo el día, su mirada permanecía fija y parecía nunca mostrar sentimiento alguno. El guardián no solía aburrirse, pero, aquel día algo dentro de él hizo que se pusiera de pie, casi al anochecer, por primera vez se puso a curiosear toda la casa y notó el desorden total en que se encontraba, no obstante, no mostró ningún gesto de desagrado, mientras iba recorriendo el departamento se convencía cada vez más, que debía regresar junto a su ama, de repente, vio algunas flores casi marchitas en un macetero, una flores rosadas que parecían reflejar su estado de ánimo, aún no lo quisiera admitir, Yue se sentía prisionero, ¿podría ser algo parecido a la depresión que padecían los humanos?, no, los guardianes habían sido creados para... para...

- Clow... puedo recordar el dolor que sentí cuando me dijiste que tendría un nuevo amo... no lo quise aceptar, no sé porque... mirar esas flores me hizo recordarte y mencionar tu nombre. Eso quiere decir que, ¿no somos tan diferentes a los humanos y las emociones?, tiene sentido porque fue un hombre poderoso, pero, humano al fin, quien nos creó. Quizás de esta manera pueda entender el sentimiento tan fuerte que tiene esa persona...

Yue levantó su mano y emitiendo una ligera luz blanca y brillante, hizo que las flores recuperasen su belleza y energía, como si estuvieran viendo por primera vez el resplandor de la luna que se alzaba en el cielo. Yue agachó la mirada y vio sus manos, empezó a sentir una extraña energía proveniente de ellas, una energía que no reconocía como propia, aquella esencia le pertenecía a otra persona, no podía reconocer de quien se trataba, en esos momentos, su expresión cambió por completo y sintió el piso helado, en su cabeza habían dos voces hablando al mismo tiempo y no podía controlarlas, su cuerpo empezó a moverse solo, tanto que sus pies lo llevaron hacia la puerta y salió por primera vez desde que llegó al edificio. Yue bajó por las escaleras, con pasos apresurados, ignoró por completo el elevador y al guardia de la entrada, quien lo miró con curiosidad por su apariencia, se sintió abrumado por el clima, por el ruido de los carros, muchas personas lo miraron fijamente, su aspecto llamaba mucho la atención, casi se resbaló por huir del lugar al sentirse totalmente indefenso, si bien llevaba la ropa de Touya en esa ocasión, porque era ligeramente más alto que Yukito, no sabía como moverse o hacia donde ir, su mirada parecía congelada en el tiempo, su cuerpo parecía estar actuando por su propia cuenta.

- Ayúdenme...

Una voz dominaba su mente, solo quería correr lo más rápido que pusiese, pero el destino le era desconocido, llegó a una parada de buses en donde se sintió muy mareado, su ropa estaba totalmente mojada, porque aquella noche estaba lloviendo, podía sentir escalofríos por todo el cuerpo, sus pies mostraban moretones y su larga cabellera lucía totalmente descuidada. Yue continuó caminando, esta vez lentamente, no sabía en donde se encontraba, en eso, se detuvo al sentir algo saliendo de sus ojos, unas lágrimas que podía distinguir muy bien a pesar de la lluvia.

Por otro lado, Touya acababa de salir de su trabajo, con la misma mirada neutra de siempre, estaba cansado y solo anhelaba una cena tranquila, había estado pensándolo bien esos días, lo mejor era que Yue regresara con Sakura, su plan no estaba dando resultado alguno, tristemente tuvo que admitir esa verdad, las cosas estarían más tranquilas si el guardián regresaba con su hermana. Touya llamó un taxi y se dispuso regresar a casa lo más pronto posible, quería hablar con Yue antes que acabase el día, pero, cuando encontró uno libre y había avanzado unas calles, su celular empezó a sonar, al principio pensó que se trataba de su trabajo, tal vez había olvidado algo, no tenía ánimos de volver, así que hizo caso omiso a la llamada, pero, a la tercera timbrada, no pudo evitar contestar el celular para que lo dejaran en paz. Touya contempló el aparato con desgano, el número era desconocido, pero, respondió y se quedó totalmente en silencio al escuchar unas palabras ahogadas al otro lado...

- ¡Touya!, ¡ayúdame!, ¡por favor! – se notó el esfuerzo que hizo para pronunciar aquellas palabras.

- ¿¡Yuki!?, ¿¡Cómo es esto posible!? – dijo Touya sintiendo que el corazón se le iba a salir del pecho.

- Cabina... cabina telefónica... buses al centro... escuela...

- ¡Yuki!, ¿¡Dónde estás!?, ¡No te entiendo!

- Cabina... telefónica...

- ¡Yukito!

Touya no sabía que hacer, no entendía como Yukito había recuperado la consciencia, o tal vez no, pero, había sido la voz de Yuki, su voz pidiendo ayuda. Hizo que el chofer se detuviera, no tenía la menor idea de donde ir, intentaba unir las palabras del joven para saber en que lugar se encontraba, no podía demorar, debía ir rápido a buscarlo porque era obvio que esto había sucedido de golpe, debía encontrarse desorientado y asustado. Touya repitió las palabras mentalmente, tenía que encontrar el lugar exacto.

- ¿Una cabina telefónica en una estación de buses?, ¡maldita sea!, ¡hay demasiadas! No... él me dio las palabras claves, el lugar exacto en donde se encuentra, tengo que pensar con claridad y no desesperarme...

Estuvo unos largos minutos pensando y repitiendo las palabras dichas por el joven, hasta que una imagen llegó a su memoria, inmediatamente le indicó al chofer a donde debía ir y el auto partió rápidamente. En el camino, Touya había logrado descifrar que Yukito no se encontraba tan lejos como parecía, recordó la estación de buses cerca a la escuela en donde estudiaron, había una cabina telefónica, donde Yukito solía esperarlo cuando iban de paseo o para hacer compras al corazón de la ciudad, seguía sin entender, pero, tendría mucho tiempo para ello, lo primero era encontrar a Yuki y llevarlo a casa.

Al llegar al lugar, Touya bajó del taxi rogando al chofer que lo esperase, la lluvia había cesado, no había rastros del joven, hasta que vio a una sombra apoyada contra unos cristales, las gotas de agua hacían que la imagen fuera borrosa, pero, fue corriendo hasta ahí y se encontró con Yue, vio el estado en que se encontraba, las explicaciones vendrían después, tenía que sacarlo de ahí, había sido la voz de Yukito, pero, su apariencia seguía siendo la de Yue.

- Te llevaré a casa, todo estará bien – dijo Touya suavemente mientras lo ayudaba a ponerse de pie – Yue se movió un poco, al parecer estaba consciente aún.

- ¿Touya?

- ¡Yuki!, ¿estás bien?, es tu voz, pero...

- El tiempo... se acaba...

- ¡No!, ¡espera! – dijo desesperado al sentir más pesado su cuerpo.

Aun tenía la imagen de Yue, débilmente el guardián sujetó su rostro, mirándolo a los ojos, y sin decir nada más acercó sus labios a los suyos. Lo que sucedió después fue que Yue perdió totalmente el conocimiento y Touya, con la ayuda del chofer, lo subieron rápidamente al auto.

Continuará... 

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⏰ Última actualización: Apr 12 ⏰

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