Solo un abrazo

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Al amanecer Touya ingresó a la oficina en silencio, aquella mañana tendría que ponerse al día en el trabajo, debía supervisar varios informes y luego archivarlos en su respectivo lugar. En todo ese tiempo trabajando en ese lugar, el joven se había vuelto más sociable y varios compañeros siempre solicitaban sus consejos y sugerencias a pesar de tener el mismo cargo, Touya solía sonreír, su rostro iluminaba las expresiones de cansancio y frustración que varios chicos nuevos solían tener al no poder realizar bien su trabajo por no estar acostumbrados al ambiente laboral, gracias a Touya habían podido aprender los procesos y por ello lo consideraban mucho. Cabe mencionar que ninguno sabía de su relación con Yukito, siempre había tenido la idea de no mezclar la vida privada con el trabajo y así las cosas habían estado muy bien. Pero, aquella mañana, su rostro lucía totalmente demacrado, no había dormido toda la noche, a pesar de ello, había tenido la fuerza para buscar el traje de oficina, darse un baño e ir a cumplir con sus obligaciones del día. Sus compañeros habían notado su expresión inmediatamente, algunos quisieron acercarse a preguntarle si podían ayudarlo en algo, pero, el joven parecía estar encerrado en una burbuja, una burbuja hecha de un cristal que nadie podría romper. A la hora del almuerzo todos se fueron a la cafetería, Touya no se movió de su lugar y siguió avanzando su trabajo, su mirada estaba vacía, perdida, tanto que la persona que había aparecido en la puerta tuvo que tocar un par de veces para llamar su atención.

- Esto... ¿Kinomoto-san? - dijo alguien tímidamente.

- ¿Eh?

- Disculpe, solo quería traerle esto - dijo una de sus compañeras, una joven que le había traído un postre - lo dejaré aquí.

- Muchas gracias Hana...

- Nosotros... todos queremos que sepa que, si le está sucediendo algo o está pasando por un mal momento, siempre podrá contar con nosotros. Una charla siempre cae bien aun no toque el tema que lo inquieta.

- Eres muy amable, sé que te ofreciste para venir a conversar conmigo siendo la más tímida, de verdad te lo agradezco mucho, por favor... diles a todos que pronto estaré mejor, son temas familiares los que me agobian, pero sé que todo se solucionará – dijo Touya forzándose a sonreír.

La joven pareció satisfecha con aquel simple gesto y regresó a la cafetería. Touya agradecía mentalmente que lo apreciaran de esa manera, pero, por el momento nada podía aliviar ni un poco el dolor que parecía quemarle cada partícula de su ser, sin embargo, contempló el postre y lo cogió despacio, notó que se trataba de uno de sus dulces favoritos, tal vez el dolor y la tristeza no desaparecerían, pero, su paladar le agradecería poner algo de dulce en sus labios.

Touya terminó su jornada laboral y después de despedirse de todos, de la manera más agradable que pudo, se encontró nuevamente en la calle, no podía evitarlo, desde adolescente siempre había sido firme en su pensamiento, el nunca aferrarse a nadie, no depender de nadie y más a raíz de la muerte de su madre, si bien era un adolescente en esa época y Sakura una niña, siempre había tenido la idea de esforzarse por ellos, y no dejarse llevar por emociones. Pero, todo cambió cuando conoció a Yukito, cuando se dio cuenta que poco a poco su corazón iba ablandándose, para terminar, aceptando su amor por él. Al final, no pudo evitarlo, si bien amaba a su familia y los protegería siempre, el joven de cabellos plateados era su mundo, el único que conocía todos sus secretos, la única persona con la cual quería pasar el resto de su vida. Todo había estado bien, los planes se iban desarrollando gracias al esfuerzo de ambos, pero ¿qué podía hacer? No tenía un poder como Sakura, no tenía habilidades como los demás, por suerte había sido el único en poder ver la presencia de su madre, el único con la capacidad de ver espíritus...

En ese momento, Touya se dio cuenta de algo muy importante, rápidamente llamó un taxi y se fue a la casa principal de los Kinomoto, algo se le había venido a la cabeza, un recuerdo que sabía podía ser lo suficientemente fuerte como para recuperar a Yukito. Cuando llegó a la casa, se encontró con Sakura y Shaoran en la puerta.

Susurros de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora