Capítulo II: Las Gemas.

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La noche fue tranquila, al amanecer Ananías proporciona a su hijo el comprobante de la transferencia efectuada para que lo entregue en la universidad. Ann notifica en casa que al salir ese día deberá realizar unas actividades extra curriculares luego se encamina a su centro de estudios, llega a tener una mañana muy entretenida, las clases culminan al medio día y se dirige esta vez a las oficinas de administración para validar el pago efectuado para las próximas evaluaciones.

Allí junto a la entrada ve a Katia con un par de sus amigas charlando tranquilamente, el diálogo se observa algo jocoso, Ann al verle ocupada pasa en silencio para no interrumpir, a lo que la chica señala: —¡Ay Ann! Si pensabas que no me iba a dar cuenta que venias por allí estas muy mal, jajaja, ¿Cómo va todo?

Las amigas de Katia algo curiosas observan de la chica a Ann y viceversa, lo cual hace que ambos se rían y él conteste: —Todo muy bien, espero que por allá marche todo fenomenal.

—Así es ¡Mucho éxito para los parciales de la próxima semana!

Ann hace una seña de despedida y continua efectuando los trámites correspondientes, sale de las instalaciones luego compra algo ligero para comer y llama a su madre para ratificar que llegará tarde.

A un cuarto para las tres de la tarde ya se encontraba en el Centro Comercial, caminó lentamente dando tiempo a que fuese la hora pautada. A dos minutos para el momento indicado y fuera de la tienda de Everardo, toca el intercomunicador siendo atendido por uno de los chicos en el micro parlante, le hicieron pasar y en esta oportunidad en la tienda había diversos clientes lo que hizo que Ann se sintiese un poco fuera de lugar.

En un rincón del recinto una mujer madura, caucásica de piernas gruesas, rasgos faciales perfilados, con cabellera castaña oscura le observaba detenidamente, se levanta y se acerca; ya frente a Ann se presenta: —Buenas tardes imagino debes ser Ann, soy Odette Bellamy es un placer conocerte. Everardo me indico estarías a las tres aquí, disculpa que no se encuentre pero ya debe estar por llegar, imprevistos de último minuto.

—No hay problema señora Odette, de verdad que no lo hay.

—¿Te gustaría pasear un poco mientras él llega?

—Sí, no hay problema ¿A dónde le gustaría ir?

—Aquí cerca hay una plaza, sería bueno un poco del Sol de la tarde ¿Qué opinas?

—Me parece excelente señora Odette.

—Dime sólo Odette, por favor tutearme—. Y la dama sonrió de una forma plácida.

La mujer notifica a Jimmy su destino y entonces la pareja sale juntos uno detrás del otro, luego caminan a la par dejando el centro comercial detrás de ellos. Una cuadra, dos y media más, en sentido sureste y allí una plaza amplia, no muy llena de personas tan grande y despejada con setos no tan altos, muy pocos árboles y se detienen frente a un banquillo donde parece van a sentarse ambos. Odette sacude con un pañuelo de mano el asiento, lleva el pelo recogido en un moño, sus ojos color aceituna, ella se sienta y cruza las piernas bajo un vestido amplio que se ve muy cómodo, es tan raro mirar alguien con una vestimenta como esa, pero le hace ver tan elegante. Luego la dama hace un gesto con el cual invita a Ann a compartir con ella en el lugar.

Ya juntos y cómodos en sus asientos ella le mira como una madre a un hijo y comienza a hablar.

—Ann como Everardo te ha de haber comentado en el mundo han existido muchas chicas con las mismas cualidades que tú posees en estos momentos, muchas de ellas a lo largo del tiempo han cumplido con una fuerte y laboriosa misión de proteger no sólo a la humanidad sino a cada forma viviente que exista y conviva en este plano terrenal, cada vida que se encuentre indefensa ante la maldad de las criaturas de los infiernos. Para algunas ha sido un trabajo de tiempo completo, para otras han sido momentos de sacrificios y en casos muy extremos una que otra ha debido tomar decisiones que jamás podrías creer para poder continuar viviendo.

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⏰ Última actualización: Jul 04, 2022 ⏰

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Annie, el clan de los sietes grandesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora