Danielle
El vuelo de Phoenix a Los Ángeles había sido de todo menos agradable y el viaje en taxi hasta el campus de Colsan no había cambiado mi opinión negativa sobre los vehículos públicos.
La única razón por la que había decidido mudarme a aquella calurosa cuidad aguardaba distraída en la acera de enfrente mientras yo sacaba las maletas del coche.
Había visto mi mensaje.
Me había estado esperando.
Volví a sentir esa calidez en mi pecho que no había podido encontrar en tanto tiempo.
Abandoné mis maletas rosadas en el césped sin ningún tipo de cuidado y salté sobre la espalda de aquella castaña.
Una risa sorprendida salió de sus labios.
¡Ay! Cuanto le había echado de menos.
Me bajó de sus caderas y se volvió hacia mi dandome el abrazo que tanto necesitaba.
Por un instante, me sentí querida.
Reí devolviéndole el abrazo con todas mis fuerzas.
Era uno de los efectos que Camille causaba en todos.
Sus ojos verdes me miraron mostrándome todo su cariño y sus dientes blancos y perfectos que creaban su sonrisa, me mostraban su alegría.
-Corre Dani, coge tus maletas- me dijo emocionada como siempre- tienes mucho que contarme.
Cómo era costumbre, seguí todo lo que aquella chica, apenas unos años mayor que yo decía.
El ambiente caluroso ya no me pareció un problema y por mucho que lo intentara no conseguía quitarme una sonrisa boba de la cara.
Cam me guió hasta mi residencia a través de la bulliciosa universidad para poder mostrarme todos sus recovecos.
A pesar de la gran masa de gente que se esparcía con descontrol Camille se movía con la soltura amable que la caracterizaba en una danza de saludos y sonrisas con cualquier persona que se topara.
Emanaba popularidad por cada fibra de su ser.
Y aún así en ningún momento se olvidó de mi, miraba cada rato para asegurar que la seguía y cuando me rezagué se ofreció a llevar una de mis maletas.
Mamá no se equivocaba en haber confiado en ella al dejarme venir a esta universidad, Cam jamás dejaría de cuidar de mi.
Cuando llegamos a mi apartamento reparé en el tatuaje en su antebrazo de un diente un de león que ambas compartíamos y en las pequeñas estrellitas de tinta que yo sabía que se encontraban repartidas por todo su cuerpo.
Debía recordarlo.
No debía dejarme engañar por su exterior feliz y despreocupado.
Camille era mucho más fuerte de lo que aparentaba y había pasado por mucho para llegar a donde estaba.
Le di un abrazo inesperado mientras me apuntaba en posits de colores algunos consejos y los repartía por toda mi habitación.
Ella también necesitaba cariño.
Podía ser una niña egoísta y malcriada para el mundo entero pero con ella nunca.
Se despidió de mi con un beso en la frente pues había quedado con unos amigos para comer.
Y se tomó la confianza de escribirme su dirección a lápiz en mi pared.
-Estoy para lo que necesites.
Sabía que Cam era una chica muy ocupada y que se encontraba en el último año de su carrera, aún así no quería que se fuera.
Al ver que no parecía muy contenta, apretó mis mejillas con las palmas de sus manos y solo cuando me vio sonreír cerró la puerta tras ella.
Jamás podría enfadarme con aquella castaña.
Puse música como me había recomendado y comencé a vaciar mis maletas.
...
-¿Estás sola?- preguntó.
Ahora me arrepentía de haber rechazado la oferta de Cam de ir a comer con sus amigos, tomar una hamburguesa sola en la sala común de la residencia no era muy divertido.
Quizá fue por eso que no fui tan borde como de costumbre cuando mi presunto vecino se acercó a socializar conmigo.
Le dije que no tenía compañía y al fijarme en su bol con macarrones con queso reparé en que buscaba un sitio para comer.
Le señalé con un gesto el espacio a mi lado y me encogí de hombros para quitarle peso a mi acción apesar de que mi interior temblaba ante la idea ser rechazada y quedar como una estúpida.
El moreno me sonrió y tomó asiento.
No estaba yendo tan mal.
-Soy Andrew- se presentó.
Sólo mi madre me llamaba Danielle y no dejaría que un extraño me llamase Dani.
-Yo Dan- dije.
La conversación fluyó como la de unos amigos que ya se conocían.
Andi tenía una beca en Colsan por su carrera como nadador aunque me había confiado que pensaba aprovechar la oportunidad de estar en esta universidad para poder estudiar veterinaria, su sueño desde la infancia. Al parecer venía de una familia bastante modesta y ni en sus mejores sueños había pensado en vivir aquí.
Decía que no podía permitirse alojarse en una fraternidad como el resto de chicos de los equipos deportivos pero tampoco le importaba. Tener una habitación para él solo ya era un gran cambio pues antes solía dormir compartiendo cuarto con algunos de sus hermanos.
Al instante me sentí avergonzada y me sinceré con él.
Ni siquiera me había planteado lo que quería hacer con mi vida hasta aquel preciso momento. No tenía ninguna meta en especial.
No era justo que personas como Andrew tuvieran que luchar con todas sus fuerzas por lo que quieren cuando yo solo había sido aceptada por la reciente y extensa donación de mi madre a la universidad.
Si estaba instalada en uno de los cuchitriles de la residencia en vez de una fraternidad es porque había llegado a California esa misma mañana y no había habido tiempo a hacer ninguna mudanza más.
De hecho solo estaba en Colsan porque mi madre no sabía qué hacer conmigo.
Era patético.
Y sin embargo, Andi no me juzgó, estaba seguro de que no había nada malo conmigo y que si le invitaba a un helado más tarde seríamos compañeros de cuchitril juntos.
Andrew era genial.
Horas después seguíamos en el pequeño sofá de la residencia.
Y con mis piernas sobre las del chico, propuse un plan.
-Me acaba de decir una amiga que hay una fiesta por aquí cerca- dije sutil-¿Nos acercamos a saludar?
Andi solo rio.
Comprendió que llevaba un buen rato siendo una niña buena jugando al Monopoly con él.
Me había mostrado una pincelada de su mundo, era hora de que le enseñase una pequeña dosis del mío.
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Solo una rubia
Teen FictionSolo una rubia #1 SUR Danielle, Elle, Ellie, Daniel, Dani, Dan o como sea que la conozcas siempre está metida en problemas. Sin embargo, es fácil confundirte pues su cara de ángel y sus maravillosas dotes de actriz no fueron creados para otra razón...