Minho se va de casa durante una semana donde Jisung tendrá que lidiar con sus adicciones más grandes.
Masturbarse no es malo... ¿O sí?
Minho;Top Jisung;Bottom
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Le molestaba mucho, al punto de darle constantes dolores de cabeza. Ya no lo soportaba y estaba cansado de seguir ahí "solo" y sin atención. Estar otro día más en Tokio le haría explotar el cerebro.
Por fin se estaba dando cuenta que vivir sin Jisung era una verdadera tortura, podía compararlo a la primera vez que salió de casa sin el beso de su madre que en ese tiempo yacía enferma, o cuando debía despertar cada día antes de que el sol saliera para cumplir con sus deberes diarios y sustentar su propia supervivencia. Incluso se atrevía a decir que estar sin su novio era igual que morir.
—"¡Ya no soporto estar más aquí!"— Y al parecer no era el único que pensaba que estar en Japón era una completa tortura. - "iNo quiero más sushi!"
Suspiró, inhalando hondo, esperando de que el aire le relajara los músculos, tratando de despejar la mente. — "Ni que lo digas." — respondió, otro día más y terminaría vomitando la comida.— "Extraño a Hannie...."— Se quejó en un gruñido, echando la cabeza hacia atrás, sobre el respaldo del sofá donde estaba sentado — "Siento que voy a explotar."
— "Por suerte tú tienes alguien esperándote." — Reclamó Christopher sobre el suelo junto a su oscuro saco y unas cuantas latas de cerveza — "Jeongin se fue de vacaciones con sus padres."
— "Una total mierda."
— "Es lo peor, voy a morir con cinco kilos de comida Japonesa y las pelotas llenas de semen." — El peliazul lloriqueó, sufriendo internamente por su desgracia. Si Minho sufría por pasar una semana entera sin Jisung, Christopher moriría por quedarse un mes entero sin la compañía de Jeongin, su marido.
— "Puedes usar tus manos." — Le aconsejó, alcanzando otra lata de cerveza y abriéndola para beber de ella, con esa ya sería la tercera en el día.
— "No es lo mismo y lo sabes."
— "Claro, pero es lo que queda y eso o nada."
— "Como sea, me voy, apesto terrible y mañana tenemos otras mil juntas que atender." — Chris se levantó con pereza, recogiendo sin ganas el desastre que él mismo había causado en el suelo de Minho.
Minho asintió despidiéndose con un ademán sin moverse del sofá. Escuchando como los pasos de su compañero se alejaban hasta terminar en un portazo suave, un ruido que le avisó que el peliazul estaba en su propia habitación.
Suspiró de nuevo, bebiendo de su cerveza, disipando sus pensamientos. Eran cerca de las siete de la tarde en Tokio y él estaba por consumirse de puro agotamiento, no refiriéndose a cansancio físico, porque siendo sinceros, no hacía nada más que caminar y esperar parado por largas jornadas de tiempo, hablaba más de una fatiga mental. Tantos planes, reportes y exposiciones infestados de información le estallaban la cabeza; que, si haz esto, que ahora vamos acá, que ve allá.
