Salí del auto y me dirigí rápidamente al cafetín. Compré un café con chocolate y corrí velozmente con rumbo al auditorio de la facultad, donde nos presentaríamos por ser novatos.
Subí y bajé escalones rápidamente, ¡me quedaban 10 segundos! ¿Por qué siempre suelo tener la manía de confiar en el despertador de mamá?
Dejé de pensar porque noté que un chico venía a toda carrera a mi dirección. No me dio tiempo ni de despabilar, ya él había cometido lo peor que le podría pasar a un ser humano en este desastre de humanidad...
¡Derramó capuchino en mi suéter!
- NO, no, ¿por qué? ¿Por qué a mí? NOOOOOO - oye ¿estás loca?
- ¿qué?
- ¿además de loca también sorda?
- ¿quién te crees que eres para hablarme así? eh - ¿disculpa? - pregunta sarcástico - pues, para tu información soy...
- ja. No tienes nombre, no me sorprende que un ser tan miserable no tenga ni nombre - oye, oye. Ve calmándote, okay? Primero, vienes al garete lanzándome café... que al parecer es con chocolate - oh, estaba tan molesta por mi suéter en ruinas que no había notado su chaqueta empapada de café con choco - segundo, me gritas. Y tercero... ¿me dijiste miserable?
- sí, fue lo que dije. Veamos ¿estás insinuando que yo tengo la culpa de todo esto?¿De verdad? ¿No me estás mintiendo? Aja, al parecer no. Entonces yo te pregunto ¿quién venia corriendo con un vaso de capuchino hasta el borde y que encima lo único que sabe decir es loca y sorda? ¡En vez de solo disculparte! - dije más para mí que para él - No me pienso disculpar con divas que por dárselas de "damas" piensan que tienen el mundo entero a su favor - si yo solo...
- ah y casi lo olvido. ¡Cuidado con las abejas!
- no entiendo - el capuchino tenía miel... Ja - y dicho eso, se va Y así concluyó el momento más raro de mi corta vida.
...
- cuéntame... ¿te agradaron los profesores?
- nop - ¿por qué no?
- porque era egocéntrico, gruñón, grosero, pero listo... y por si fuera poco, guapo - ¿quién?
- ¿qué?
- ¿de quién hablabas?
- ¿qué fue lo que dije?
- no lo sé, hablabas muy rápido. Y... hueles a miel - ah - Lali Majony...
- ay cuando me llamas por mis nombres es un indicador de un problema - mejor luego...
- ma', ya basta de rodeos ¿sí?
- oye. Creo que hoy no fue un buen día para ninguna, mejor dejamos esto para después - dejar para después ¿qué cosa?
- Lali, mejor te lo digo después ¿va?
- va Bajé del auto y enseguida a mi recamara. Por lo menos ahí podía encontrar el 40% de la paz que tanto necesitaba.
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No hay título para la historia
Teen FictionLali Quintero, una venezolana. Adriano Puia, un boricua. No hay título para la historia, es un libro fresco y juvenil que nace de la historia de dos adolescentes latinoamericanos que no saben nada de la vida, pero ellos creen que sí. Cada uno con s...