Parte 1.2

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El exterior da miedo.

Aquí no existe ninguna esquina en la cual puedas esconderte.

Todo estaba frío y cada paso que daba era doloroso, sus manos manchadas con algo de tierra abrazaban su cuerpo intentando mantener algo de calor en él.

En su cabeza corría la idea de encontrar a su ángel, tenía la esperanza de que al recorrer las calles se toparía con él, pero el mundo parecía aún más grande después de esas paredes.

El viento soplaba con algo de fuerza haciendo que caminar en línea recta fuera imposible.

Cian: ¡Cough! ¡Cough!

Los pulmones del castaño estaban a punto de colapsar, el aire que entraba hacía doler su garganta a cada respiración que daba, el cansancio era tanto que en un momento de su caminar su cuerpo chocó contra la pared de algún edificio debido a no poder mantenerse erguido.

— Ey, ¿Qué tenemos aquí?

Su cuerpo aclamaba un descanso ante todo lo que estaba siendo sometido.

— ¿Te encuentras bien, preciosa?

— Miren esta carita, es bastante linda

— ¿Te peleaste con papá?

— Tal vez estaba enojado de que su hija tuviera tremendo culo, miren esto.

El castaño parecía ido, una muñeca que tan solo pedía un poco de calor sin importar su origen.

Los cinco chicos adultos olían a alcohol, parecían estar bastante borrachos para darse cuenta de que estaban tocando el cuerpo de un varón, el cabello y la figura delgada parecía confundirlos. Las manos de aquellos tipos lo cubrieron del frío, ásperas y sin ninguna suavidad lo tocaban como cualquier cliente que entraba a casa.

— Unas copas y tener este tipo de putas a merced, ¡la mejor despedida de soltero!

No importaba cómo lo tratarán, él parecía agradecer aquella calidez ante el frío abrasador.

— ¡Maldito loco!

El sonido de vidrio quebrándose provocó que sus atacantes comenzarán a maldecir hacia la oscuridad de la calle, pero también hizo despertar un poco al débil chico de ojos esmeraldas sin que aún entendiera por completo la situación.

Un hombre bastante alto se hizo presente en el sitio, él cargaba una bolsa en el hombro mientras sacaba otra botella con intención de lanzarla de nuevo.

— Vámonos de aquí

Comentaron los chicos perdidos en la embriaguez antes de salir corriendo dejando tirado el cuerpo de Cian.

Nuevamente el frío, única cosa que parecía no alejarse ni dejarlo en paz.

— Chico, despierta...

Una voz profunda, una que reflejaba la misma necesidad que todo el ser de Cian tenía.

Descansar.

— Vamos, tienes que aguantar un poco más.

Unos brazos grandes fuertes lo rodearon, unos en los que el chico no logró evitar sentirse a salvo.

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Algo lo cubría, no era suficiente para tapar por completo el frío pero estaba feliz de tenerlo.
Poco a poco sus ojos se abrieron, una luz difusa, una que emanaba un calor suave pero acogedor.

— Despertaste.

Su vista aún no se recuperaba por completo, tan solo podía ver una figura oscura manipular el fuego tratando de que esté no se apagará.

BLOOD DROPSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora