Parte 1.1

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Rechazo, culpa.




''Deseo, avaricia.'





No importaba lo que su razón dijera, era como si su cuerpo siguiera otras órdenes.

Una mano lo sostenía de la cintura con un toque suave pero con la suficiente fuerza para acomodarlo sobre la cama.

Su llanto se había detenido ya hace mucho, dejando como único ruido existente el contacto con la tela y la humedad que se derivó de un simple contacto de labios.

La ropa del hombre contra su piel desnuda le erizaba cada centímetro, pero no importaba que tan fría fuera, aún sentía la calidez del cuerpo ajeno atravesarla.

Se sentía... bien

No tenía miedo, no se sentía obligado, era como si todo fluyera sobre una corriente suave.

Seth: Cian...

Una tenue luz de la calle entraba por la ventana, esta le permitía ver los ojos del hombre, unos cristales brillantes, de un color guinda y bastante hipnotizantes. Tan solo su mirada lo hacía reaccionar sin autocontrol sobre su cuerpo.

La mano de Seth se deslizó sobre el glande del castaño, que tembló erecto ante el tacto.

Cian: A-ah...

Durante el año que el azabache estuvo viviendo en esa casa fue raro ver a Cian con alguna prenda de ropa, estaba más que acostumbrado a verlo desnudo, pero en esos momentos la costumbre se convirtió en algo erotico.

Seth: Me detendré si me lo pides.

El menor no sabía que hacer, la culpa lo acosaba ante las sensaciones de placer que el opuesto le estaba otorgando.

Cian giró su rostro avergonzado, abrió las piernas y permitió que Seth se colocará al centro.

Seth: No quiero que te obligues.

El castaño tomó la mano del opuesto y la acercó a su miembro, no se estaba obligando, estaba peleando contra su mente para poder entregarse a la persona que le... ¿Gusta?

Exactamente, ¿Qué sentía por el azabache?

Siempre le tuvo respeto y un cariño secreto por las atenciones que le daba pero, de la nada lo deseaba, anhelaba tener su contacto, su calor, quería tenerlo cerca.

Cian: P-por...favor

Dejando su timidez de lado tomó el valor para dar un vistazo a los ojos del hombre, un espasmo lo recorrió al verlos llenos de éxtasis. Seth con el permiso recién concedido se acercó al rostro del chico, robando sus labios para un beso en el que danzaran sus lenguas, una lucha por satisfacer al otro. Su mano envolvió el falo y comenzó a masturbarlo.

Sentía que el aire le faltaba, un dolor en el pecho que mandaba choques eléctricos directo a su erección que era masajeada a un ritmo placentero por el hombre sobre él.
Sus labios se separaron al ver su necesidad, pero Seth no se detuvo, húmedos y largos besos fueron puestos sobre la piel de Cian en un camino para llegar a su entrepierna.

Lo deseaba, quería ver al niño más fuera de sí, los jadeos que él producía se estaban convirtiendo en una droga. Su lengua repasó la piel caliente, como un anticipo a su apetito por comerlo entero.

Sus labios envolvieron la punta y su lengua la humedeció con saliva, miraba atento las reacciones en el cuerpo de su compañero, varias contracciones se hicieron presentes en todo su cuerpo y los gemidos bajos no se hicieron esperar.

BLOOD DROPSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora