Capítulo VII

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Los Personajes de Viewfinder No me pertenecen, le pertenecen a sus respectivos creadores. Yo solo los uso para mí historia.

Dedicado a cierta persona, un beso y abrazo al otro lado. 😘

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Akihito descansaba después de haber llegado de múltiples asuntos que atender y de haber podido comprar un traje especial para esa noche de gala. No era especialmente fanático de vestir como pingüino, pero si sabía mezclarse con la sociedad gracias al pasado, bien decían que aún quedaban secuelas del aprendizaje. Así que no fue problema cuando eligió su traje. Sin embargo, una librería llamo su atención y encontró un libro que no había soltado desde que llegó. Su pierna estaba cruzada y su porte inconscientemente era de aquellos tiempos de etiqueta mientras solo leía.

No se dio cuenta que un cansado Asami llegaba y le admiraba en silencio desde el pasillo. El platinado estaba absorto en a lectura que ni un "Bienvenido a casa" había sido pronunciado de sus rojos labios como lo era habitualmente.
El mafioso quien había tenido un día agotador, en silencio desde su posición admiro analizador con sus dorados ojos el porte elegante de Akihito, jamás había notado ese pequeño detalle de su joven amante o quizás jamás le prestó atención. El como su pierna estaba cruzada y su espalda estaba erguida correctamente sin tener que apoyarse en el respaldo del sofá. En su mente soltó una ligera risilla

- «Supongo que algunas cosas no se olvidan cuando se es de la nobleza» - pensó divertido. Sin embargo, la diversión quedo de lado cuando recordó la manera de aprendizaje que recibió Akihito.

Su cabeza imagino a Akihito siendo instruido por aquellos viejos de manera agresiva, se imagino como estos podían gritarle ante su falta de decoro en sus inicios. Pensó en cuanto debió soportar su fotógrafo hasta que aprendió a sentarse de manera correcta según las reglas de etiqueta. Pensó en cuántas marcas abrían sentenciado la piel de sus muñecas cada que cometía un error y era castigado

_ ¡Brazo!

Su imaginación de pronto se vio cortada cuando la voz de Akihito hizo eco en la sala. Parecía que aún no se daba cuenta de su presencia

- No entiendo, ¿Cuál es el papel de una amante "oficial" en terreno noble metida en un matrimonio de dos? Solo es un título basura para las mujeres con las que sus esposos las engañaban frente a la sociedad sin ser juzgados - decía Akihito molesto - Vaya tontería. Las damas realmente debían sentirse demasiado incómodas con la otra mujer metida entre su matrimonio. Aunque también las comprendo - dice soltando un suspiro cansado como si recordara algo - un matrimonio por conveniencia no tiene sentido en cuestión de amor. Solo es necesario para manejar y liderar los deberes reales, sin embargo, ¿Que pasaba con aquellas que si estaban enamoradas de los idiotas de sus maridos?.
Y ni qué decir de la carga que llevaban las pobres ante las relaciones diplomáticas con la mayoría de los estados para atribuir beneficios como el comercio a sus tierras, la sola presencia debe hablar por si sola sobre lo que eres capaz de hacer. Y eso en ocasiones se atribuye como un arma de doble filo, debías actuar con astucia, sobre todo con decoro para poder mantener una buena imagen y estabilidad con la gente. Si cometias un error por más pequeño que fuera, el mundo entero te comía vivo. Pero la emperatriz, es más que buena, su inteligencia más allá de la belleza y el corazón para anteponer el bien de su país natal y su imperio hace que sea alguien digna de admirar ¿Cómo se atreve su esposo a faltarle al respeto de esa manera por una mujer que no vale la pena, tan manipuladora y que es peor que una plaga?. ¡Santo Dios! Que imbécil - se queja - Si existiera, no dudaría en darle una lección en nombre de la decencia.

- Oh, se que lo harías muy bien. Mi lindo Akihito - dijo una voz por encima de él.

Akihito se exalto, pero su cuerpo no dejo de permanecer en aquella posición elegante. Su rostro desfigurado en la sorpresa por ser pillado se levantó de manera robótica hacia Asami que estaba tras el respaldo del sofá y por encima de él. El mafioso sonreía orgulloso de manera sutil y sin dejar de admirar a Akihito desde arriba.

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