Capítulo treinta y tres

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Después de ducharse con tal de quitarse la arena y la sal del cuerpo, Bella salió de casa cogiendo el coche de Axel, ya que este tenía cosas que hacer asique se llevaría la moto.

Nada más llegar a las cuadras fue directa a preparar a Áyax. Tenía el tiempo bastante justo porque aún tenía que hacer la maleta, cosa que le llevaría bastante rato y mañana madrugaba. Mientras la acicalaba un poco antes de ponerle la montura, Sam apareció a su lado.

- ¡Pero si es la chica más guapa de la ciudad! – exclamó sonriente

- ¿Qué tal, Sam? – saludó risueña dándole un abrazo

- Pues no muy bien

- ¿Y eso? – preguntó frunciendo levemente el ceño

- Ya no sé nada de ti, amiga – soltó haciéndole sonreír

- Tampoco hay mucho que contar – dijo dejando los cepillos de lado, colocándole la cabezada a Áyax

- ¡¿Perdona?! – exclamó obvio - Ya puedes ir contándome cómo es que estás con el líder de Los Cuero – añadió mirándola insistentemente

- Es una larga historia – sonrió centrada en abrochar la cincha

- Tengo tiempo – soltó insistente

- Todo se resume en que gracias a nuestros padres nos conocimos y al quedarse en mi casa para el verano pues surgió la magia – informó risueña colocándose las botas en un escalón del guadarnés

- ¿Desde cuándo estáis juntos? – preguntó curioso acercándose hacia ella

- Tonteando un mes y medio prácticamente, pero siendo pareja dos semanas y algo – respondió cogiendo un casco de la estantería

- ¡Qué callado te lo tenías, guarrita! – exclamó quedándose con la boca medio abierta

- Todo ha pasado en muy poco tiempo – rio - ¿ya me puedo ir? – preguntó divertida, a punto de subirse en Áyax

- ¿Es verdad lo que dicen? – preguntó mirándola pícaro

- ¿A qué te refieres? – preguntó sin entender

- Ya sabes... - insistió obvio junto una sonrisa coqueta

- Sam, dicen demasiadas cosas sobre él, no sé a qué te refieres – dijo colocándose en la silla, cogiendo las riendas

- Que la tiene grande... grande – soltó junto una sonrisita

- ¡Ay, de verdad! – sonrió rodando los ojos, indicándole a Áyax que caminara

- Estaba claro... - musitó risueño, seguro de que su respuesta era una clara afirmación

- Solo te digo que su miembro no es lo más destacable a la hora del sexo – comentó junto una sonrisa orgullosa

Cuando vio cómo la expresión de Sam cambiaba a una sorprendida, intuyendo que quería preguntarle muchas más cosas acerca de su vida íntima, se despidió de él trotando hacia la pista. Claramente, este volvió a insultarla por dejarle con la palabra en la boca, haciéndola reír.

Bella estuvo entrenando a Áyax hasta hacerse de noche, momento en el cual salió de la pista de saltos para dirigirse al prado. A las dos les encantaba pasear por allí, porque Áyax podía comer un poco de hierba y a Bella le generaba mucha paz mental.

Dejando las riendas colgando mientras Áyax comía tranquilamente, le envió un mensaje a Axel.

Hola :) en un rato volveré para casa, voy a pedir unas pizzas ¿te apetece?

Limerencia SanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora