Los cinco magos irrumpieron en la sala y apuntaron a los muchachos con sus varitas, pero antes de que pudieran pronunciar cualquier conjuro Ahmed, que era el mejor en reflejos de los tres, extrajo una botella de su caja y la hizo estallar contra el suelo.
De inmediato un denso humo de color negro y aroma acre inundó la habitación, los tres amigos se llamaban entre sí y a tientas lograron tomarse de las manos, Arthur pudo halar a Ethan a tiempo para evitar que un hechizo le diera en la cabeza.
- Qué rayos es eso?! No puedo hacer que desaparezca!- gritaba uno de los magos enmascarados.
- Polvo peruano de obscuridad instantánea- dijo Ahmed mientras se agachaba para evitar las maldiciones que les arrojaban. - Pensé que sería de ayuda por si nos veíamos en una situación cómo esta-
- Bien pensando, el problema es que nosotros tampoco podemos ver nada- se quejó Ethan al tiempo que pisaba algo que lo hacía caer.
- Un pequeño inconveniente que aún debo perfeccionar- Se defendió el más alto.
- Tal vez quieran continuar su discusión en otra ocasión, cuando no estemos en peligro, por ejemplo. - los reprendió Arthur.
Uno de los magos provocó que una ráfaga de aire disolviera el humo para que todos pudieran ver de nuevo, pero los chicos ya estaban preparados, justo cuando uno de los enmascarados les lanzó un maleficio Ethan levantó su varita a tiempo para conjurar un hechizo defensivo.
- PROTEGO!- Gritó el muchacho y la fuerza del maleficio al chocar contra su hechizo de defensa lo hizo caer de nuevo.
Ahmed se defendía como podía de otros dos magos que le lanzaban maleficios, tuvo que dar un salto para poder ocultarse detrás de un sofá al tiempo que una de las maldiciones le daba a un florero y lo hacía estallar.
El anciano del retrato por fin había despertado a causa de todo el alboroto, enarbolando su varita les gritaba cosas a los chicos que ellos no podían escuchar.
Arthur a su vez estaba combatiendo contra dos magos a los que apenas podía hacer frente gracias a las habilidades en duelo que había desarrollado por los constantes entrenamientos con su abuelo.
El mago enemigo restante se acercó a Ethan que aún seguía en el suelo, se le habían caído las gafas y la varita así que con desesperación buscaba a tientas por el suelo ambas cosas.
Arthur se percató de que su amigo corría peligro así que con la varita apuntó hacia el techo y después hacia el mago enmascarado.
- ACCIO IRINA- Gritó el chico y al instante se escucharon sonidos de cristales rotos y una mancha blanca y amarilla atravesó volando la sala en dirección hacia aquel mago.
La enorme serpiente mascota del muchacho se enrosco al rededor del cuello del mago y comenzó a extrangularlo, abría la boca amenazadoramente mostrando sus largos y afilados dientes mientras gruñia molesta por haber sido sacada tan bruscamente de su pecera.
Ahmed sacó otro frasco de su caja con un líquido rojizo y brillante dentro, Arthur lo reconoció al instante, poción explosiva de Erumpet.
Justo a tiempo el joven se lanzó al suelo sobre Ethan para protegerlo de la explosión. Una fuerte detonación hizo que todo el suelo se sacudiera, parte del techo se desprendió y un par de estanterías repletas de libros se cayeron aplastando a dos de los magos tenebrosos.
Una nube de polvo lo cubrió todo, Ahmed se levantó un tanto mareado y pateó la varita de un enemigo que se arrastraba para agarrarla después de haberla perdido tras la explosión.
Tres magos estaban fuera de combate, dos estaban debajo de las pesadas estanterías sin sus varitas y otro yacía en el suelo inconsciente aún con la serpiente al rededor del cuello.
Los dos magos restantes extremadamente furiosos se dieron vuelta en dirección a los chicos.
Uno de ellos apuntó su varita y su voz resonó en la destruida habitación.
-AVADA KEDA...- Se cortó la voz del mago al sentir una aguda punzada de dolor en el pecho.
- SECTUMSEMPRA!- Había gritado Arthur antes de que el mago enemigo hubiera terminado su conjuro, moviendo la varita como quien esgrime una espada logró dar de lleno en el pecho de aquel mago, unas gruesas marcas de cortes había aparecido en su cuerpo y la sangre que brotaba se confundía con el rojo de su túnica, sólo hasta que escurría y llegaba al suelo de blancas baldosas era que se notaba la enorme cantidad que aquellos cortes le hacían perder.
El mago que aún quedaba en pie atónito por lo que acababa de ver levantó su varita, pero Ethan, que ya había encontrado la propia y sus gafas, fue más rápido.
- DESMAIUS- Gritó el chico y un chorro de luz roja dio en la cara del mago haciendo que la máscara se le cayera.
Ya tendido en el piso al igual que el resto de sus compañeros, y sin la máscara blanca que le cubriera el rostro los muchachos pudieron ver quién era uno de sus agresores.
- Augusto Sáez- pronunció Ethan al ver la cara de aquel hombre. - No, no puede ser, yo lo conozco!-.
La sorpresa de los chicos se reflejó en sus rostros, dispuestos a averiguar la identidad de los demás magos caídos se aproximaron a ellos para despojarlos de sus máscaras, cuando un fuerte "crack" se escuchó afuera de la casa.
- La puerta, qué a pasado aquí?!-
Varias voces se escucharon fuera, cuando de pronto cuatro sujetos entraron a toda prisa a la sala donde la batalla se había llevado a cabo.
El que iba a la cabeza del grupo llevaba una capa larga y una chaqueta café hecha de piel de dragón, sobre su pecho lucia aquel broche con las tres letras M que llevaban los trabajadores del ministerio.
Ya estaba, los refuerzos habían llegado, aunque un poco tarde, pensó Arthur. Cuando de pronto aquel hombre de elevada estatura, cuerpo musculoso y con la cara llena de cicatrices de arañazos apuntó con su varita a Arthur y con voz suave dijo.
- INCARCERUS- Ahmed logró reaccionar antes que sus amigos, con un ágil salto se puso frente a Arthur.
De la punta de la varita de aquel hombre salieron varias correas de color negro que se envolvieron al rededor del cuerpo de Ahmed y lo dejaron atado en el suelo.
- Atrapenlos y después limpien esto- Dijo aquel mago a sus acompañantes mientras se daba la vuelta dispuesto a marcharse, los otros tres que venían con él le obedecieron y se dispusieron a atrapar a los chicos.
Ahmed atado en el suelo trató de moverse, mediante gemidos, ya que las correas también le tapaban la boca, logró hacer volver en sí a sus amigos, quienes atónitos ante lo que acababa de pasar no lograban reaccionar.
Al instante Arthur cruzó miradas con Ethan, y como ya era costumbre este pareció leerle el pensamiento.
Arthur se agachó y con una mano sujetó a Ahmed del tobillo, que era la parte de él más cercana que tenía, al tiempo que pronunció unas palabras en aquella lengua extraña que parecía más un silbido. Su serpiente lo escuchó y con un rápido movimiento saltó del cuerpo inconsciente del mago en el suelo a los hombros del muchacho. Ethan apuntó su varita al maletín que estaba sobre la mesa en la que habían estado trabajando y mediante un hechizo convocador lo hizo volar hacia él.
Arthur con la otra mano sujetó la de Ethan y los tres comenzaron a girar sobre si mismos, ahora que los sortilegios protectores de la casa se habían roto, gracias a la llegada de los enmascarados, los chicos pudieron desaparecer.
Arthur sintió como una presión le oprimía el pecho, se sumergió en una completa obscuridad, sabía que sus amigos y su mascota iban con él porque los sentía, más no veía nada. Fue hasta que sus pies tocaron suelo firme que esa presión desapareció, volvió a tomar aire para expandir los pulmones y al abrir los ojos se dio cuenta que la destruida sala de su casa había desaparecido, en su lugar se encontraban a mitad del campo abierto, justo en lo que parecían ser campos de maíz.
Sus amigos estaban junto a él. Ethan de pie, tambaleándose con su maletín fuertemente abrazado sobre su pecho. Ahmed tendido en el suelo, aún con las correas al rededor del cuerpo y su caja de pociones en su espalda como si fuera una mochila. E Irina, su querida serpiente, al rededor de su cuello como si de una bufanda siseante se tratase.Ninguno sabía exactamente que había pasado, los sucesos de los últimos minutos habían sido demasiado confusos y habían pasado tan rápido que aún no los digerian.
Arthur tomó su varita y apuntando a las correas que aprisionaban a su amigo murmuró.
- DIFINDO- Y así las correas fueron cortadas limpiamente.
Ahmed se puso de pie trabajosamente y se frotó las adoloridas muñecas que habían quedado muy rojas a causa de las ataduras.
- Y bien, qué hacemos ahora?- Preguntó Ahmed mientras se frotaba también los tobillos.
- Debemos buscar un refugio- dijo Ethan quien en ese momento mostraba un semblante pálido.
- Genial, gran idea, un refugio, pero alguno de ustedes sabe dónde estamos?-
- Estamos en las afueras de la ciudad, cerca de aquí mi abuelo tenía una cabaña, pensé que sería un buen lugar para ocultarnos-
- Bien, en ese caso andando, en marcha- Se expresó Ethan tratando de recobrar su voz autoritaria.Los chicos caminaron varios minutos hasta que al doblar a la izquierda por una vereda angosta divisaron una pequeña arboleda, siguieron en esa dirección y al llegar, justo entre los árboles, oculta a la vista había una pequeña y vieja cabaña, cuya puerta estaba abierta de par en par.
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Luces y Sombras.
FantasyAl quedarse solo después de la muerte de su abuelo, Arthur, un joven mago decide embarcarse en una búsqueda de venganza acompañado de sus mejores amigos, sn saber que descubrirá un secreto que recae sobre su familia y que puede cambiar todo el curso...