37. La Noticia.

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Una, dos, tres y cuatro duchas y no servían de nada, no lograba sentirme limpio, no lograba quitar esa sensación tan asquerosa de sus manos sobre mi cuerpo y me molesta porque estaba mucho mejor hasta que el decidió dañar eso y lo peor de todo es que yo se lo permití, muy dentro de mi se que si yo lo hubiera denunciado el no hubiera vuelto a hacerme daño pero no hay vuelta atrás.

Son las tres de la mañana y ya van cuatro veces que me despierto con las lagrimas desbordando de mis ojos y la sensación de que me esta asfixiando, aquí; sentado sobre mi cama abrazando mis piernas, ahora tengo miedo de dormir y no puedo pedir ayuda porque… ¿Quién me va a ayudar justo ahora? Mis padres no y no soy tan egoísta para llamar a Jayden y estando desesperado solo me levante caminando a paso lento a la salida de mi habitación, así como estaba, una playera negra y un pantalón de pijama del mismo color y salí, todo estaba en total silencio, todas las luces apagadas, hasta el mas mínimo ruido podía escucharse claramente. Baje las escaleras sin dudarlo y mantuve mi vista al frente hasta llegar a la puerta, si hubiera un puente cerca ya me hubiera lanzado pero no, solo abrí y me senté ahí afuera, ni un segundo paso antes de que una fuerte ola de frio me golpeara, me aturdí pero fue rápido, el frio hizo que poco a poco sintiera mi cuerpo entumido y dolía, pero era mil veces mejor que sentir sus manos sobre mi cuerpo, me ayudaba, no podía pensar en nada mas que no fuera el frio que me estaba consumiendo justo ahora y era lo que quería.

No había nadie en la calle, muy difícilmente logre ver un pequeño perro callejero correr por la calle, seguro va a refugiarse en algún lado  para no tener tanto frio, lo observe correr hasta que desapareció de mi campo de visión, la brisa se escabullía entre la delgada tela de mi playera haciendo que toda mi piel se erizara mientras todo mi cuerpo temblaba sin que yo fuera capaz de detenerlo, lo se, existe la hipotermia, pero sé también que no tengo tanta suerte como para morir justo ahora, no la tengo.

-¿me quieres guardar otro secreto? – pregunte en un suave susurro al cielo oscuro, solo brillando por la luz resplandeciente de la luna y las pocas estrellas que se lograban ver en este momento. – Estoy cansado, estoy cansado de intentar, sé que ha pasado poco tiempo, sé que hay personas que la están pasando peor pero estoy cansado. – levante mis brazos temblando para llevarlos a cubrir mi rostro. – De que Antonio piense que es divertido acostarse conmigo cada vez que se le antoje y se que es mi culpa, también lo sé. – Hasta las lagrimas se volvieron frías al salir de mis ojos pero yo no podía evitarlo.

Es imposible para mi no culparme, aunque Jayden y Lucia me digan que no tengo la culpa, moví mis pies con suavidad y temblorosamente gracias a que había dejado de sentirlos y eso mas allá de doloroso, era incomodo y molesto pero era imposible darles Calor cuando el piso estaba mas frio que ellos y cuando había pequeños rastros de piedras diminutas que hacían el mover mis pies algo doloroso y mas de lo que quería soportar  por lo que me quede quieto.

Regrese mi mirada al cielo tan llamativo de la noche, en algún momento era mi lugar seguro pero ahora no me ayudo mucho mas que para escucharme pero algo si tengo seguro, todo lo que yo le dije, no se lo va a contar a nadie, seguirá siendo Un secreto del cielo aunque yo no este.

-No puedo. – Susurre llevando mis manos a auto abrazarme tratando de calmar un poco el frio pero no pude.

No sé cuánto tiempo dure viendo el cielo soportando el frio pero me comenzó a doler la cabeza, ahí supe que era mejor entrar de una vez, me levante aunque le costo mucho hacerlo y cerré la puerta detrás de mi, el ambiente de adentro no era mucho mejor realmente, es un poco mas cálido pero casi no se nota y es que a esta hora es normal, supongo.

Regrese exactamente igual que como Salí solo que ahora mas lento porque mi cuerpo era mucho mas difícil de manejar que antes pero aun así pude llegar a mi habitación, la cual estaba notablemente mas caliente, me escabullí debajo de las sabanas acurrucándome abrazando mis piernas, tal vez cuando mi cuerpo se calentara un poco mas podría dormir y esperaba no tener pesadillas nuevamente.

Un secreto del cielo [Completa✓] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora