hormonal ! hanknow

falda

Minho estaba sentado entre los muslos de su mejor amigo usando su torso cómo almohada mientras se mantenía al pendiente de manejar el control del xbox de forma adecuada para así poder vencer a Han en ese apestoso juego y estudiar de una bendita vez por todas. Ya quedaba poco para que su madre fuera por él así que tenía prisa por ello.

Iba a ganar, estaba tan cerca que con un par de disparos más hacia pedazos al peliazul. Iba pero el más alto pareció sacar un arma muy útil para distraerlo: sus abdominales. Mierda, sintió su cintura ser tomada con cuidado por el contrario mientras la alzaba para alejarlo un poco y poder retirar su camisa de tirantes sintiendo mejor el poco aire fresco que entraba por su ventana.

Sintió el cuerpo del más bajito temblar cuando volvió a recostarlo encima suyo, así que no le quitó la pausa al videojuego y mejor se dedicó a acariciar las suaves piernas de Minho que quedaban descubiertas por la falda celeste que usaba. Amaba que su mejor amigo tuviera la suficiente confianza con él para poder utilizar dicha prenda aunque fuera de su habitación no pudiera usarlas con libertad. Suspiró para poder hablar.

—Qué lástima que no puedas usar faldas en otro lugar, en serio se te ven muy bien.

Y Lee enrojeció sin saber en donde ocultar su rostro.

—¿Qué pasa? - volvió a hablar Han, enternecido por la reacción de Minho agachando su cabeza mientras cubría inútilmente sus ojos con mechones de su morado cabello.-

—Nada... gracias... por el cumplido.

Jisung emitió un sonido de aprobación y se quedó unos segundos admirando los suaves muslos ajenos. De pronto las ganas de morderlos y acariciarlos a su gusto lo invadió por completo; tomó a Minho por la cintura y lo dejó sobre el colchón en el que estaba recargado antes.

—¿Sunggie...?

Terminaría de hablar si los labios del más alto no hubiesen aterrizado sobre uno de sus muslos internos, provocándole un escalofrío, a la vez que con ambas manos acariciaba su trasero con delicadeza cómo si tuviera miedo de romperlo o algo así; y descubrió que sus nalgas también portaban adorable subtonos rosados.

Repentinamente mordió uno de sus muslos, extasiado por el gemido del más abajo. Sonrió ladino mientras se acercaba más a su pene casi erecto, bajó el bóxer un poco apresurado y finalmente lamió un par de veces su pene desde sus testículos hasta la punta de éste dirigiéndole una mirada fija a Lee, quien para su sorpresa de igual manera lo estaba viendo pero con cabellos adheridos a su frente por la delgada capa de sudor en su rostro mientras mantenía su labio inferior atrapado entre sus dientes y su mano sujetando ligeramente el cabello del peliazul.

—¡Minho ya llegó tu mamá!.

Ambos se separaron rápidamente con la respiración igual de acelerada al escuchar la repentina voz del padre de Sung detrás de la puerta.

Minho subió su ropa interior y salió corriendo mientras bajaba las escaleras sin siquiera tomar su mochila y sin retirarse la falda. Hizo una reverencia hacia el señor Han y luego salió subiendo de inmediato al automóvil de su madre.

—¿Se te olvidó la mochila?, le hablaré a Jisu-

—¡No! - interrumpió de inmediato. - Él se está bañando, ya después yo le mando un mensaje para que me la lleve... mejor vámonos que muero de hambre.

Y con aquella sospechosa excusa su madre sólo le dió una mirada confusa y condujo hasta su hogar.

—Lávate las manos para que comas, oh y por cierto te queda bien el color celeste. Si quieres podemos comprar más de esas algún día, pero no te avergüences de usarlas que no tiene nada de malo.

Minho sintió sus orejas calientes y sólo pudo sonreírle a su mamá en forma de agradecimiento y fue hacia su habitación enterrando su rostro en la almohada.

“¿Cómo fui tan estúpido para no haberme quitado la falda?”  Se cuestionó pero a final de cuentas se tranquilizó al recordar las agradables palabras de su progenitora.

Tomó una ducha rápida mientras dejaba que el agua y los recuerdos de su mejor amigo a punto de haberle chupado todo el pene lo invadieran. Ahora tenía tanta vergüenza de mirarlo a los ojos de nuevo, para su mala suerte el día siguiente habría clases y ni siquiera había estudiado para su jodido examen.