De Otro Planeta [Mitsukkai]

#5 Planes en casa

Tener náuseas es normal cuando tus nervios sobrepasan límites, más Mitsuya no solo estaba mareado, tenía ganas de vaciar su estómago completo en el retrete. Todo esto por el estrés que le generó organizar cada minúsculo detalle para su cita con Hakkai, esmerandose en dar a conocer sus sentimientos, un primer contacto más íntimo y saber si es correspondido, demasiado apresurado quizá pero el mismo sabía que "el que no arriesga, no gana".

No haría nada tan tan complicado, solo una salida a un museo de arte, para después descansar en algún parque y finalmente una cena en su restaurante favorito del menor Shiba, sencillo y fácil, ¿no? Eso era lo que creía un día antes de que fuera el gran día porque para comenzar no había dormido bien por pensar en malos escenarios, lo que ocasionó que se levantará tarde y se vistiera apresurado.

- Mierda, mierda, mierda - ¿Por qué justo a él? Debía recoger a Hakkai en 20 minutos y no llegaría a menos que saliera ya mismo y condujera a alta velocidad - Tragame tierra.

Pasando todos los altos y muriendo casi en el intento fue que llegó a casa de Hakkai, tocó mientras regulaba su respiración y volvían las náuseas de la mañana, añadiendo que ahora sudaba por cada poro que tenía su cuerpo.

- ¡Ho-holaa! ¿Taka-chan estás bien? Te ves como si estuvieras enfermo - Hakkai era una belleza con el conjunto que vestía, le hacía lucir encantador y su carita preocupada le deba un toque tierno, pero con lo que dijo sabía que se vía fatal en comparación - ¿Quieres pasar? Mientras te doy algo para que te sientas mejor.

- No, no, no, estoy perfectamente, solo se me hizo algo tarde ya sabes, lo norm- - Recordando que tampoco había desayunado fue que sintió vértigo y colapsó enfrente de su enamorado.

Estaba oscuro y la luz del exterior le molestaba, no tenía idea que sucedía, ¿la cita había salido bien entonces? Abrió los ojos repentinamente y en brusco al no recordar más que a Hakkai gritando a lo lejos su nombre y no sentir sus extremidades después de que todo se desvaneció. Se apoyó en la cama ajena y miro por toda la habitación, sabía dónde estaba y lo único que atino a hacer fue lanzar maldiciones.

- ¡Soy un idiota! - Hundió su cara en una almohada con frustración, no podía ser que arruinó todo.

- Veo que ya despertaste, Taka-chan - Una linda sonrisa se asomó por la puerta, ya no tenía el conjunto de antes, ahora solo tenía su pijama - Me da gusto verte menos pálido, la fiebre que tenías ya se pasó. Has dormido suficiente así que espero que no vuelvas a excederte, no sé que ocasionó que llegarás a este extremo pero no lo vuelvas a hacer.

- Lo-lo siento, me apena mucho estar en esta situación, gracias por cuidar de mí - Con sus cuidados había descansado lo suficiente y se sentía recuperado, su corazón se sentía cálido.

- No es nada, lo haría sin dudarlo siempre, me preocupas mucho y tu bienestar es importante para mí - Se enamoraría mil veces más de esa sensación que le recorría su ser cuando Hakkai le decía lo importante que era para él.

- Pero, espera ¿qué hora es? - Pánico, sintió pánico cuando cayó en cuenta que su cita se había arruinado.

- Ah, las ocho ¿Por qué? - Estaba jodido.

- ¡No puede ser! ¡Nuestra cita! Lo estropee todo - Se hundió una vez más en la almohada, era un hecho confirmado, era el peor. Sintió las manos de Hakkai acariciarle y murmurar un «esta bien» - No está bien, planee esto durante días y nada salió como debería.

- Tranquilo Taka-chan, no importa, no te mortifiques, podemos salir otro día -

- Pe-pero Kai... - El pequeño Shiba lo abrazó.

- Aprovechemos y veamos una película para no desperdiciar el día, puedes dormir aquí, es un buen plan si estás conmigo - En la definición de pareja perfecta estaba una foto de Hakkai y de eso no tenía dudas Takashi.