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La de hebras doradas corría por los pasillos del harén, todos en el palacio se preparaban para la llegada del príncipe Mustafá, llevaba ya meses en Manisa y su madre, esta vez planeaba enviar más señoritas para el harén de su hijo.
Soltó un chillido cuando su cuerpo choco con el de alguien más, tambaleó pero logro mantenerse de pie. Hizo una mueca nerviosa al ver con quien choco.
—¡Miray, ten cuidado por donde vas! ¡Siempre estás en las nubes! —regañó uno de los eunucos encargados del harén, Sümbül-ag, uno de los seguidores de la sultana Hurrem. —De cualquier modo, ¿por qué estás tan apurada? —cuestionó, verdaderamente interesado. Conocía a Miray y sabía que era una de las criadas más cercana a Mahidevran.
—La sultana Mahidevran me pidió que prepara a las criadas que irán con el príncipe Mustafá —explicó rápidamente. —Además me pidió que le dijera a Shequerag que hoy almorzará en el jardín junto al príncipe. Me retiró, Sümbül-ag —la joven rubia esquivó al hombre y siguió su camino.
Mientras avanzaba por los pasillos del harén se detuvo al ver a la hija del sultán, agachó su cabeza en señal de respeto. Alzó levemente su cabeza, observando el bello rostro de la joven pues le fue inevitable, la sultana Mihrimah era realmente una belleza, bajo su rostro nuevamente al notar a dos de los príncipes detrás suyo.
—Uh —soltó un quejido el menor de los príncipes cuando chocó contra Miray, al ir distraído. —Perdón —se disculpo el pequeño Cihangir.
Miray sonrió enternecida ante el adorable rostro de bebé del niño, era tan tierno que le daban ganas de apretujar sus mejillas, aunque claro que no se atrevería a hacerlo.
—No se preocupe, mi príncipe —negó la rubia, restándole importancia.
—Cihangir, presta atención al camino —habló el hijo mayor de la sultana Hurrem, agachándose para tomar a su hermano en brazos. Al hacerlo, sus ojos oscuros chocaron con los iris celestes de la rubia. Se mantuvo unos segundos así, embelesado con el angelical rostro de la mujer.
Se enderezó y esbozó una sonrisa, fijando su vista en la de hebras doradas. Miray forzó una sonrisa incómoda, sintiéndose nerviosa al instante, ¿hizo algo mal? ¿o cual era la razón por la que el príncipe Mehmed no le quitaba la mirada de encima?.
Mihrimah notó eso, aquella muchacha era realmente hermosa pero no podía servirle a su hermano, no confiaba en que alguien que sirviera a Mahidevran se acercará a su familia.—Vamos —demandó, siguiendo su camino. No permitiría que ella se acercará a su hermano.
—Adiós señorita —se despidió el pequeño Cihangir, despidiéndose con una tierna sonrisa y agitando su mano lado a lado.
—Adiós mi príncipe —rio levemente Miray, asintiendo levemente.
Una vez que los hijos del sultán se alejaron Miray siguió su camino, apresuro su paso e ingreso al harén, donde todas las muchachas de encontraban.
—¡Ania! —llamó una castaña, corriendo hacía la rubia con una enorme sonrisa. Alyssa era una niña de el pueblo donde vivía, ambas fueron secuestradas y traídas al palacio.
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El ángel del príncipe ❝Sehzade Mehmed❞
Hayran KurguAnia llegó al palacio a la edad de quince años, volviéndose una Odalisca de la madre sultana y adoptando el nombre de "Miray". Vivió por dos años en paz, siendo querida por la madre sultana y la madre del príncipe Mustafa, pues su aspecto de ángel y...