Rihannan Alessin, una reina que se pudre en la cárcel.
Desesperada y sin esperanza, bebió veneno y murió. Pero... sin que ella lo supiera, la deidad le dio una segunda oportunidad en la vida. Tenía doce años otra vez. Y esta vez, ella viviría la vid...
La mirada de Rihannan se volvió abatida. Cada vez que Igor decía su nombre con los labios ligeramente levantados, una especie de tristeza brotaba de su corazón enjaulado.
Rara vez la llamaba por su nombre, si es que alguna vez...
"Quiero que me llames por mi nombre también, Rihannan. ígor Llámame así. ¿Está bien eso?"
Las lágrimas habían caído, casi. Su sonrisa despreocupada la trajo de vuelta a su primer encuentro. Los recuerdos dolorosos habían sido borrados y solo quedaba el recuerdo de ese niño en el jardín. Esperaba que esto pudiera durar.
"Sí", Rihannan se mordió los labios y respondió.
"Rihannan, sé que estás en una posición difícil y no puedo imaginar cómo te sientes, pero me gustaría dejarte claro que no tengo intención de tratarte como un rehén. Eres mi esposa. Te protegeré de cualquier peligro. No te pongas nervioso, por favor..."
Su voz era suave.
Rihannan asintió con la cabeza. Habría sido bueno si él fuera así en su vida pasada, pero ella estaba satisfecha. Esto también fue suficiente.
Nunca pensó en vengarse de él cuando le dieron una segunda oportunidad en la vida. Y ella no era capaz de vengarse y no quería repetir una vida llena de odio y dolor. No tenía sentido causarle sufrimiento a Igor cuando no le había hecho nada en esta vida. Y podría haber causado más problemas y miserias a su padre y a Leticia, pero echarlos fue suficiente.
Una vida plagada de venganza nunca fue su objetivo, solo vivir en paz, tranquilidad y felicidad.
Vivir una segunda vida con pensamientos de venganza, ¿Cuál era el punto? Solo se ahogaría más en la oscuridad. Rihannan no quería esa vida. La vida era corta, ¿Por qué desperdiciarlo en tristeza y desesperación?
Y su relación terminaría dentro de un año. Esperaba que esta vida la tratara bien, esperaba que pudieran vivir sin odio.
Luego, cuando su cuerpo esté viejo y marchito, le encantaría descansar tranquilamente con la naturaleza... entre las flores silvestres.
Esta era la vida que esperaba vivir: paz y tranquilidad.
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El carruaje real salió de la mansión una hora más tarde. Una mujer pelirroja los observó desde lejos desde su llegada. Para ser precisos, no mucho después de su llegada, la mujer corrió y se escondió en reclusión. Nada bueno vendría si su presencia fuera notada.
Mientras se escondía en el bosque oscuro, la mujer vio dos figuras caminando hacia el carruaje. Hablaban cariñosamente como amantes. La apariencia del hombre era hermosa y etérea. Era alto, de hombros anchos y cabello negro sedoso... un rostro de perfecta armonía. Era un hombre perfecto para ella.
Mientras miraba al hombre con ojos extáticos, sus ojos se posaron en la mujer de cabello plateado que estaba a su alcance. Su rostro se distorsionó de repente.
"¿Señora? Señora Leticia..."
Leticia se giró al escuchar una voz que la llamaba desde atrás. Era el jinete regordete que la miraba con nerviosismo.
"Tenemos que irnos ahora. Si se..."
"¡Está bien, cállate!"
El inquieto jinete cerró los labios y Leticia volvió la cabeza hacia atrás, sus ojos deslumbrantes se dirigieron hacia el carruaje real. La rama en su agarre se partió.
"Todo es por tí..."
Las lágrimas se formaron alrededor de sus ojos.
"Si no fuera por ti, yo... a estas alturas... yo..."
Un leve sollozo escapó de sus labios. Su mirada estaba llena de resentimiento y odio.
No abandonó el lugar hasta que el carruaje desapareció por completo de su vista.
✿✷✿✷✿✷✿✷✿✷✿✷✿✷✿✷✿✷ Fin capítulo 62
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