20.

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—¡Ah! — gimió.

SeungCheol le pegó otra nalgada, mientras metía otro dedo en su apretada cavidad. JeongHan se removió, deseoso de más.

—Quieto, gatito— le apretó la nalga, haciendo que el castaño hundiera su rostro en las almohada y aguantara un gemido.

SeungCheol continuó con su labor, metiendo y sacando sus tres dedos del interior de su novio, hasta que decidió que ya fue suficiente. Tomó las caderas del castaño y acercó su entrada a su miembro, causando que JeongHan se estremeciera.

—¿Lo quieres? — metió lentamente la punta, pero no más, quería que JeongHan se lo pidiera—. S-sí... — movió su trasero, en busca de que el mayor este completamente dentro de él—. Por favor, Daddy.

SeungCheol sonrió ladino y entró lentamente en el menor. Se quedó así por unos minutos, hasta que el menor comenzó a mover sus caderas. SeungCheol lo entendió como luz verde y empezó un lento vaivén, para luego ir aumentando su velocidad.

—¡SeungCheol! — gritó JeongHan.

El pelinegro giró a JeongHan y se acercó a esos esponjosos labios, devorándolos y comenzando una lucha entre sus lenguas, mientras embestía con fuerza el trasero del menor. JeongHan gimió fuerte entre el beso, por lo que SeungCheol le embistió nuevamente en aquel dulce punto del menor.

Cambiaron de posición, ahora JeongHan se enterró por completo en el miembro de su novio, pegando saltitos, lloriqueando y gimiendo por tanto placer. SeungCheol tomó la correa y jaló, haciendo que JeongHan se acercará a su rostro, le beso fuertemente.  

—¡JeongHan!, ¡pude salir temprano del trabajo, hijo! 

Diablos.

¡Cheolie! • JeongCheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora