Sargento Iruma | One Shots +18

.009.

Estaba a nada de convertirme en policía, sólo era cuestión de esta especie de practica de campo, si se le podría llamar así.

Me habían asignado al escuadrón del sargento Jyuto Iruma. Quizá era catalogado como el mejor policía de Yokohama, pero también como un corrupto de lo peor. A decir verdad, mi llegada estaba llena de un par de engaños, pero esperaba completar mis objetivos. Trabajar de lleno para él.

—Oh, tú debes ser _______, que puntual.— me dijo entrando a su oficina, donde desde hace un par de minutos yo ya lo esperaba.

—Es una de mis mayores cualidades, Sargento— dije soltando una risa y levantándome de mi asiento —Es un placer conocerlo— le dediqué una reverencia.

—El placer es todo mío.— tomó mi mano, dejando un suave beso en el dorso con una sonrisa... diría yo, coqueta —Bien, me dijeron que tendrías que estar a mi cargo ¿no es así?

—Así es Sargento. Y créame que estaré muy feliz de trabajar juntos. He escuchado muchas cosas de usted.

—¿Ah si? ¿Como qué cosas? Siempre dicen mucho de mi...—sacó un cigarrillo y lo encendió, dando una calada—¿Le molesta que fume? ¿Gusta uno?— negué.

—Bueno... supongo que entonces se ha de hacer una idea. Pero, yo prefiero forjar mi propia idea sobre el Sargento Jyuto Iruma— dije mirándolo con una sonrisa.

—Me agradas— se levantó acomodando sus lentes y apagando el reciente cigarrillo sobre un cenicero sobre su escritorio.—Corriste con mucha suerte al ser asignada a mi equipo en esta ocasión. Vendrás a una misión, ahora— me miró de manera profunda.

—Para eso estoy aquí, Sargento. Así que... lo sigo— dije levantándome de mi lugar y siguiéndolo por la estación hasta su auto, donde muy amablemente me abrió la puerta del copiloto. —¿De qué se trata?— pregunte una vez que él también entraba.

—Verás... es algo que desearía que hagamos... —me miró por el rabillo del ojo —Pero claro, al carecer de alguien adecuado, no había podido llevarlo a cabo.— se detuvo por el semáforo y me miró —Me gustaría que te infiltraras en una pandilla.

—Una pandilla... ¿sabe? Siempre quise romper las reglas alguna vez y entrar a una, pero... mis principios no me lo permitieron...— lo miré fijamente —Pero creo... que sabe cual es mi respuesta, ¿cierto?— sonreí

—¡Eso es~!— tomó mi mentón y se acercó a mi —Sé que tú no me fallarás ¿verdad, hermosa~...?

—A-ah... claro que no, Sargento...

Vaya, esto estaba yendo por un buen camino, pese a no haberlo planeado así. 

—Bien. Te llevaré a un lugar para conocer más detalles.

Manejo un par de minutos más y llegamos a un gran edificio. Me llevó por el elevador y bajamos en el ultimo piso. Se veía elegante y a decir verdad no sabia que-...

—¿Huh? ¿Y esa quién es?

—Ella es-...— antes de que dijera algo, lo jalé hasta la puerta.

—¡Ese es Samatoki Aohitsuji!— dije entre dientes.

—¿Y?

—¡No deberíamos estar con Samatoki Aohitsuji!— lo miré por sobre su hombro —¡Él es un yakuza!— ahora lo mire a él y soltó una risa.

—Si~... pero no digas nada— susurró —hazlo por tu sargento~... ¿si?— sonrió de lado mirándome fijamente. ¡Dios! Seguro notaba lo nerviosa que me ponía y eso le gustaba...

—Por mi Sargento...— reí —Claro... creo que podría hacer eso... — él sonrio acariciando mi mejilla. Tomó mi cintura y me acercó junto con él hacia Samatoki.