La hija favorita del rey

Sinopsis

Había pasado solamente once días, desde que murió la última reina Ana Bolena, todos esperaban que esta nueva reina le pudiera dar hijos al rey, por qué no sabrían que haría el rey para deshacerse de ella.

En los últimos once días, al parecer nadie la recordaba, ni decían su nombre. Solamente una persona que la tendría que haber odiado, la persona que separo a la iglesia de roma enrique viii, en sus sueños o en cualquier lado la veía, no sabía si era un fantasma o si estaba volviéndolo loco, lo único que sabía es que quería odiarla pero no podía, lo único que le quedaba por hacer es amarla en secreto y tal vez cuando muera poder verla otra vez.

Había pasado solamente un año y jane había quedado embarazada, todo el mundo rezaba que le diera un varón, para continuar la dinastía tudor. Empezó a comer huevos de codorniz, le encontró un antojo, tanto que el rey ordenaba traerlos desde caláis y frandles.

Paso el tiempo y llego el día en que jane se pusiera departo y así lo hizo, unos recordaran que jane Seymour murió después de dar a luz a su hijo el príncipe Eduardo, otros dicen que vivió una vida feliz y tuvo una segunda hija que le recordaba al pasado, otros dicen que vivió en la desgracia por su segunda hija ya que se decía que se volvió loca y lo único que decía era que la perra de Ana bolena había regresado.

También otros dicen por ahí que el rey enrique solamente adoraba a una hija, su preferida de su tercer matrimonio con la reina jane Seymour, su nombre es Annette Tudor la última hija del rey enrique, la adoración del rey, decían que si quería algo ella lo conseguía no importa que, otros dicen que el rey y algunos súbditos se volvieron locos por Annette tudor y otros recuerdan que Annette vivió feliz, casada, siendo reina y siguiendo la dinastía tudor hasta la fecha, pero lo que si recuerdan todos es el sobre nombre que le puso el rey y un lema que solamente recordaba a anne y a él en su noviazgo y ahora ellos dos , la nombraba su adorada anne y su lema era.

Yo solamente sería infeliz, si alguna vez dejases de amarme, Londres debería hundirse en el temesis.