Especial

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Dos pequeños niños corrían por los pasillos de la gran casa, empujándose levemente de a ratos y riendo en todo momento.

El mayor de ambos, el niño, sacó la lengua a su hermana desde la mitad de las escaleras, mientras ella estaba en el principio.

—¡Youngjae! ¡Le diré a papá que estás siendo grosero de nuevo! ¡Yo debía llevar el álbum de fotos!

—Claro que no, ellos me lo pidieron a mí.– se señaló orgulloso.– Y además, si me acusas ¿tú crees que te creerán? Soy su primer hijo, y por tanto el favorito.

—Si, pero lo menores somos más consentidos por ser más pequeños! Tú deberías ser más maduro y no faltar el respeto a una niña.– se cruzó de brazos, y el infante rezongó.

—¿Dónde aprendiste eso?

—Papá Nam me enseña mucho porque soy su niña bonita.– sonrió dulcemente, y luego lo miró amenazadora.– Ahora...– subió las escaleras, hasta que estuvo al lado de su hermano, el cuál estaba sin palabras.– Dame eso, sé un verdadero caballero como siempre alardeas. Y sobre eso, mentir es feo, podrías terminar en el rincón.

La pequeña sonriente corrió dando saltitos hasta la habitación de sus padres, triunfante porque había vencido a su hermano dos años mayor, una vez más. Miró la gran puerta cerrada de madera, y dudó si tocar.

La última vez que entró sin tocar, sus papás estaban durmiendo, y la retaron, así que prefirió no cometer el mismo error que le sacó sus autos favoritos por casi una semana.

Sus pequeños dedos se apretaron en un puñito, y lo acercó a la gran entrada. Golpeó dos veces despacio, y como nadie respondía, repitió la acción.

¿Qué iban a escucharla Namjoon y Seokjin, que estaban en una sesión de acalorados besos pensando que sus pequeños amores dormían a esa hora en la que siempre lo hacían?

—¿Papi Jin? ¿Papi Nam?– volvió a tocar, asustada inocentemente de que ellos hayan desaparecido por obra de magia, y que los hayan abandonado a él y al tonto de Youngjae.

Poco después, éste último llegó, agitado por correr de nuevo al comedor y volver allí en unos segundos.

—¿N-no abren?

—No... Pero escucho ruidos.– pegó su oreja a la puerta, y su hermano mayor la imitó, ambos oyendo risas y el chasquido de besos. Se miraron horrorizados, ya habían visto cuando sus papás se besaban frente a ellos y no era muy bonito.– Iugh, están haciéndose mimos.

—Eso explica porqué no quieren abrir. Entremos.– susurró, y la pequeña asintió, ambos tomando el picaporte de la puerta con cuidado para abrir, y en cuánto lo hicieron vieron cómo sus padres estaban acostados de lado mirándose, riendo y dándose besos adorablemente, pero para ellos era asqueroso.– ¡Iugh!

—¡Iugh!

—¡Niños, ¿qué dijimos de entrar así a nuestro cuarto?!– Seokjin se sentó en la cama con el ceño fruncido, y por suerte su torso estaba cubierto.

—¡Fué él!

—¡Fué ella!

La pareja negó sonriendo, y Namjoon palmeó el espacio entre ellos para que los pequeños se acurrucaran allí. Ambos infantes sonrieron y riendo llegaron con los mayores, abrazando cada uno a uno de ellos.

—Papis, ¿nos cuentan cómo se conocieron?

—¿De nuevo?

—¡Sii! Y que papá Namjoon lo haga!

—Uh... No sé si...

—¡Por favoor!– suplicaron los tres, y Namjoon al ver sus rostros puchereando y con sus ojos brillosos, sonrió enormemente,  no pudiendo decir que no.

oh mami¹ © namjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora