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ROMA VEN POR FAVOR - se escuchó la voz roca y dura de Brian, el padre de Ro.
La rubia caminó hacia la sala de mala gana, ella estaba desayunando tranquilamente, pero su padre parecía querer decirle algo a tan temprana hora de la mañana, su tono al hablar era bastante serio.
- ¿Qué paso papá? - dijo con cierto temor, la rubia.
El hombre que estaba sentado frente al televisor se levantó de su asiento y se agachó a la altura de su hija, tomo su barbilla con brusquedad y enojo.
A la rubia se le entrecortó la respiración en su garganta por el miedo y su corazón empezó a palpitar con mucha rapidez.
- Vi tú libretas de notas...- dijo furioso - ya sabes lo que pienso Juliette... -la llamo con aquel segundo nombre que el mismo se encargó de ponerle para ella, el nombre de su difunta abuela.
- L-lo siento... Yo te prometo que subiré las notas - dijo con temor mientras las lágrimas inundaban sus ojos y salían, resbalándose por sus pálidas mejillas.
- Escúchame - dijo con dureza, asiendo que Roma temblara en su lugar - sabes muy bien lo importante que es que destaques sobre los demás, tus notas tienen que ser excelentes, MEJORES QUE LOS DEMÁS!!
Roma sollozaba mientras este seguía con su mano en su mentón, tomándolo con fuerza. Él nunca la había tratado así, la asustaba. Le había ocultado las notas por temor a que esto sucediera, a que el nuevo él se rebelara contra ella.
- ¡SUBIRÁS ESAS MALDITAS NOTAS AUNQUE SEA LO ÚLTIMO QUE HAGAS! No quedaré en ridículo por tu culpa, las subirás antes de que el pueblo se entere de que tengo una hija imbécil. Juliette, me llego a enterar de que esa mocosa pelirroja te está distrayendo, me encargaré de darte una lección a ti y a ella... Mejor aléjate de ella, no me obligues a hacerlo por las malas.
- N-no puedes hacer eso - dijo soltando un fuerte sollozo.
- Claro que puedo cariño - dijo con una sonrisa egocéntricamente escalofriante - no tengas amigos, no te quiero cerca de ningún dis que "amigo", solo tienes que concentrarte en tus estudios - dijo totalmente serio - aléjate de ella Juliette
Sonrío cínicamente mirando al fondo de la sala, allí se encontraba su esposa mirando la escena llorando, lamentando no poder hacer nada.
Brian soltó a Ro con brusquedad, esta callo al suelo sollozando, el hombre simplemente paso por su lado, tomo su maletín y se fue de la casa, no sin antes decir... "Que tengan un lindo día mi familia hermosa, vuelvo dentro de dos días".
