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Jaeyun invitó a su vecino a pasar, le ofreció algo y éste último demandó un vaso de agua. Al regresar de la cocina, le entregó el vaso y se sentó frente a él.

—Como verá, aquí han estado llegando paquetes suyos —Jaeyun aclaró su garganta e hizo un gesto al notar que estaba sentado encima de algo—. Oh, qué pena. Me senté en su cara.

Tomó la almohada y se la entregó riendo. Sunghoon tenía las mejillas sonrojadas.

—Ah... esto..., Jaeyun, ¿no? —el chico confirmó su nombre asintiendo y Sunghoon se alivió—. Quería pedirte unas inmensas disculpas, apenas ha sido hoy que me di cuenta que tenía el número de apartamento mal en la dirección. La he corregido enseguida en la página web.

Jaeyun le brindó una sonrisa.

—También ha llegado esto —se levantó a tomar la caja de lápices y se la tendió—. Perdón por abrirla, era la única forma de saber que era para usted–

—Tú —le murmuró, interrumpiendo—. Tutéame, somos buenos vecinos, ¿no?

Jaeyun se quedó congelado, no sabía qué estaba sintiendo al ser interrumpido por su vecino, que, claramente era mucho más guapo que él, o al menos eso pensaba. Se sentía intimidado pero eso le gustaba.

—No creas que soy un psicópata o algo por el estilo —Sunghoon bufó y agarró un lápiz en forma de hueso—. Estudio medicina en Yonsei, prometí obsequiarles algo a unos amigos de primer año, deben estar sufriendo mucho.

Cada palabra que salía de la boca de Sunghoon acariciaba como mantequilla los oídos de Jaeyun; la velocidad, el tono, la intensidad, todo él, cómo hablaba le parecía extremadamente atractivo.

¡Y qué considerado! Jaeyun nunca le había regalado nada a sus amigos que están en primer año, pero eso es porque no tiene.

—Y la almohada, pues, yo... —titubeó jugando con sus manos y Jaeyun rió divertidamente—. Es decoración, ¿sí?

—No tienes que justificar nada de lo que pides en hy-Express. Solo debías aclararme que no eras un psicópata y ya lo hiciste.

—Eso está bien —Sunghoon sonrió de lado, haciendo captar toda la atención de su vecino que no lo dejaba ver, y eso, de algún modo le gustaba, Jaeyun no estaba tan mal.

—Ah, espera, ¿cómo supiste mi nombre?

—Bueno tal vez sí soy un psicópata.

Hubo un silencio, pero de repente ambos empezaron a reír.

—El señor Kwon me comentó la situación —finalmente explicó, despreocupando a Jaeyun.

—¿Entonces vas a Yonsei también? Yo estudio física allí —Jaeyun añadió y los ojos de Sunghoon se iluminaron—. Qué pequeño es el mundo.

—Por eso me mudé luego de dos años. Los dormitorios son pequeños y necesitaba espacio —Sunghoon se acercó a él, una vez tomando confianza—. Te quiero invitar un café, ¿aceptas?

« Espera, ¡¿tan rápido?! » Jaeyun tragó saliva y alzó su vista a la mirada de Sunghoon, se veía honesto y seguro. Pues ya qué, ¿por qué no aceptar una invitación del estudiante más atractivo que había visto de la Universidad de Yonsei?

—S-sí... claro.

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