09

760 127 47
                                    

—¿Regresaste a tu apartamento por dinero y no por ropa?

—Me gusta cómo se me ve tu ropa —Sunghoon señaló al castaño y sonrió de manera pícara—, amigo.

Jaeyun bufó.

—De acuerdo —agregó resignado—. Tendrás que lavarla por mi.

—Lo que digas, amigo —el pelinegro rodó sus ojos y empezó a conducir—. ¿Dónde me dijiste que quedaba la convención?

—Te pasaré la ubicación por mensaje...

—Aún no me has dado tu número —Sunghoon no le dejó terminar y alzó una ceja—. Toma —le entregó su teléfono sin despegar la vista de la calle—. Quiero que te agregues en mis contactos.

Jaeyun hizo caso omiso, y al terminar de guardar su contacto, entró a la aplicación GPS y colocó la dirección del salón de eventos donde se llevaría a cabo la convención.

—¿Estás consciente de que iremos a la convención de una franquicia a la que no tenemos conocimiento? —Sunghoon preguntó y aprovechó el semáforo para mirar a Jaeyun—. Me metiste en este lío.

—Allí conoceremos sobre eso, así podrás usar tus palillos–

—Palillos chinos en forma de sables de luz. ¡Sí, Jaeyun! Ya lo sé —el chico tras el volante le interrumpió—. Me has repetido eso más de cuatro veces, ¿intentas hacer que me arrepienta?

Jaeyun dejó escapar una pequeña sonrisa traviesa.

Después de media hora de trayecto y un Jaeyun cantando toda la música de la radio, finalmente llegaron a su destino. Sunghoon se preguntaba si era humanamente posible saberse todas las canciones que colocaban en la radio, « ¿acaso no tiene vida este chico? »

—¡Mira! —Jaeyun apretó del brazo del pelinegro—. Un soldado blanco, ¿son buenos o malos?

—Jaeyun, se llaman Stormtroopers.

—Pensé que no eras fan.

—Es cultura general, cualquier persona sabe o ha visto uno de esos —Sunghoon empujó suavemente a Jaeyun y éste se defendió devolviéndole el empujón, allí fue cuando empezaron a reír y golpearse mutuamente. Entre cosquillas y un par de insultos, se dieron cuenta que estaban muy cerca y se separaron de golpe.

—Será mejor que entremos ya, sabelotodo —Jaeyun habló y se adelantó caminando. El pelinegro lo siguió a la entrada.

Entraron por una puerta y los recibió un mundo nuevo; el salón estaba ambientado al tema de Star Wars, la decoración se veía muy profesional y muchas personas estaban disfrazadas. De repente sintieron que no encajaban allí.

—¡No puede ser!

Un grupo de estudiantes se acercaron a los chicos, pero ellos estaban más confundidos que nunca.

—Definitivamente él es la Leia —señalaron a Jaeyun y rieron emocionadas, saltaban cómo si estuviesen viendo a un famoso—. Y el de la cara seria debe ser Han, ¡lleva hasta un chaleco!

—Es mi chaleco —Jaeyun le dio un codazo al pelinegro sin que nadie se diese cuenta.

—¿De qué hablan estas? —Sunghoon le susurró mientras aún sonreían.

—¿Son pareja en la vida real o solo es por el cosplay?

—¿Cos... qué? —Jaeyun preguntó y Sunghoon cubrió su boca para reír. Definitivamente no encajaban allí—. Se supone que es cultura general, como tú dijiste. ¿Ahora qué hacemos?

—¿Podemos tomarles una foto?

Una chica alta señaló su teléfono insistentemente.

—Si tanto lo piden —Sunghoon aclaró su garganta, decidido a seguirles la corriente—. Leia y yo estamos dispuestos.

Jaeyun pisó su zapato y lo miró con los ojos abiertos, más tarde se las pagaría.

—¡Sonrían y hagan una pose romántica! —un chico entre el grupo bramó y Sunghoon tomó la cintura de Jaeyun acercándolo a sí mismo.

Al cabo de unos segundos, el alboroto acabó y quedaron solos. Jaeyun se separó bruscamente e hizo una cara de desagrado.

—¿Y si nos vamos mejor?

—Me estoy divirtiendo, Leia —Sunghoon hizo un puchero e intentó pellizcar la mejilla de su vecino, falló.

—¡No soy Leia! —Jaeyun lo empujó—. ¿Y por qué todos piensan que somos algo?

Sunghoon se encogió de hombros.

—Tal vez porque nos vemos bien juntos —agregó pero Jaeyun no respondió, estaba procesando la frase anterior—. ¿No crees eso tú?

—¿Tú crees eso?

—Te pregunté eso mismo, responde primero.

—¡No! —contestó rápido, pero inseguro—. A-ahora tú... ¿crees que nos vemos bien juntos?

Jaeyun se sentía como un completo estúpido. Sí, ya había asimilado que encontraba atractivo a Sunghoon y probablemente (así sea muy baja la probabilidad) algo podría funcionar entre ellos, pero no sabía qué sentía Sunghoon, él podía ser muy bromista o egocéntrico, pero, ¿qué le garantizaba que Sunghoon no jugaría con él?

—Sí —replicó, finalmente—. Pero respetaré tu decisión. Si no quieres, dejaré de perseguirte.

« ¿Pero qué mierda? »

« ¡A qué se refiere con perseguirme! »

love deliveryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora