Charles y Max no tardaron absolutamente nada en empezar a murmurar cuando divisaron a Lando ingresando a la cafetería acompañado de, nada más y nada menos que Carlos Sainz.
- ¿Qué mierda les pasa a ustedes dos? Parecen dos viejas chismosas- se queja Checo, dirigiendo su mirada hacia sus dos amigos, quienes le miraron estupefactos y después, señalaron hacia donde Lando se encontraba acompañando a Carlos por algo de almorzar. - Oh, miren, Lando esta con el chico anaconda.
Charles soltó una carcajada.
- ¿Le contaste a Checo? - inquirió Charles, mirando acusadoramente a Max.
-De hecho, fue Lando quien me contó. Estaba tan desesperado de que el chico anaconda lo perdonará, que nos contó a todos su hermosa y romántica primera charla. -respondió Checo con tranquilidad y sarcasmo.
Max estuvo a punto de regañarlos.
-Hola chicos. - saludó Lando, sonriendo con un poco de tensión. Sabía que sus amigos podían ser algo... extraños, y a él no le importaba, sólo que, esta vez, no quería asustar a Carlos. - Eh... él es Carlos Sainz. Va a ser nuestro amigo ahora.
Checo, Charles y Max se miraron entre sí con un poco se sorpresa.
-Yo soy Charles Leclerc, encantado de conocerte- saluda el pelinegro, estirando una mano hacia Carlos. Este le corresponde el saludo con timidez.
-Un gusto...- susurra sonriendo.
-Mi nombre es Max Verstappen y tú... ¡Eres una ternura! - Max exclama, apretando una de las mejillas de Carlos.
Este se queja por lo bajo, pero sonríe avergonzado.
-G-gracias...
- Sergio Pérez - murmura, sacudiendo levemente su mano. Carlos asiente en forma de saludo. -Así que... tú eres el chico anaco...
Las palabras de Checo fueron interrumpidas por las manos de Charles sobre su boca y las histéricas risas de Max.
-No le hagas caso a Checo, Carlos, no sabe lo que dice. - le asegura Max, sonriendo tranquilizadoramente. - Y dime ¿qué estudias?
Lando casi se siente morir de un infarto. Si no fuese por Max, Checo habría dicho algo verdaderamente estúpido e imprudente, lo que habría desencadenado un ataque de pánico en Carlos y de seguro habría salido huyendo.
Iba a ser un poco complicado que Carlos y sus amigos se llevasen bien, pero esos idiotas estaban advertidos; tenían que ayudarle a entrar en confianza con Carlos para conseguir su objetivo o Lando se vería obligado a hacerles pasar la vergüenza con sus novios, ya que ser el consejero de todos sus amigos y su cofre de secretos tenía ventajas con aroma a chantaje.
...
-Ah... Mmh...
De nuevo Carlos empujaba en su interior, más duro, más rápido. Oh, joder, podía sentir todas y cada una de las hinchadas venas sobresaltando y palpitando por la carne caliente... o al menos, eso era lo que se imaginaba.
Lando no podía entender porque, pero cada vez que pasaba más tiempo con Carlos, sus fantasías se volvían mejores. Más realistas, más deliciosas.
Movió su mano con más rapidez, buscando llegar lo más rápido posible. No tenía demasiado tiempo, pero no había podido evitarlo.
-M-mierda...Carlos...- susurró, intentando vanamente morder sus labios para acallar sus quejidos placenteros.
Pero, en el fondo, se sentía insatisfecho. Aunque la potencia de su vibrador estaba al máximo y aunque se encontraba moviéndolo fervientemente adentro y afuera en su entrada, no se sentía del todo satisfecho.
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Falofilia; Carlando
FanfictionDonde diecisiete centímetros no son suficientes. Créditos a la autora original @thebunnyshiteu