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「 ᴜɴ ᴠɪᴀᴊᴇ 」


Me parece que la locura se da paso a mi cabeza, porque no me lo puedo creer, al menos, no al momento. Mi nombre aun parece estar flotando en el aire, como adhiriéndose en los corazones de la gente que me conoce, recalcando el hecho de que me han privado de mi escasa independencia y de mi billete de vuelta a casa. Siento que se me ha cortado la respiración, que agarres invisibles se posan en mi garganta y aprietan. Creo que me voy a desmayar.

Observo a mi alrededor, buscando a alguien que me diga que es una broma, que he escuchado mal; sin embargo, los rostros que se graban a fuego en mi alma me demuestran lo contrario. Me dicen que esta sucediendo de verdad, y que este es mi destino. Me doy cuenta de que apartan la mirada de la mía, quizás porque me conocían, pero eso no les detiene a crear un pasillo directo al escenario: a un viaje hacia un fatal destino.

Me pongo a cavilar en sus expresiones caídas y sé que es lástima lo que esconden, nada más. Aprieto los puños de nuevo, odiando la mala suerte que tengo y la que no me deja escapar. Me duele admitir que nunca podré regresar a mi vida "normal"; pero comprendo, aunque sea tarde, que esa oportunidad me la habían arrebatado desde que nací y que sólo ahora me daba cuenta de ello. Un retortijón se apodera de mi vientre, y unas súbitas ganas de vomitar me invaden.

Sin embargo, lo que se encarga de sacarme del caos de mi interior son las voces de la lejanía. Estas gritan desesperadas; sé que provienen de mis familiares. Ni siquiera me había puesto a pensar en ellos, en la enorme soledad que van a sentir con mi marcha. Alzando el rostro, no queriendo hacerme esperar más, intento mantener mis emociones bajo control. No volteo en ningún momento, porque sé que me romperé con facilidad si lo hago y no quiero que los demás tributos encuentren algún tipo de debilidad en mí. Me obligo a caminar hacia adelante como hago siempre y abandono la sensación que me carcome, la cual me dice que estoy entrando en las fauces de una bestia.

Procuro mantener los ojos al frente, a sabiendas de que todo el mundo me mira y a la ropa extraña que tengo, por lo menos, en lo que se refiere a llevar en este distrito; las ignoro todas. Pronto llego a las escaleras y cogiendo aire con rapidez, con el propósito de soltar la soga que poseo en el cuello, descubro antes de subir finalmente al podio que Effie me mira con detenimiento, quizás pensando en que al final alguien se viste con decencia.

Me propongo a reunirme con ella, cuando repentinamente, distingo una voz que grita con fuerza: —¡Me presento voluntario como tributo!

Estoy seguro de que el color del rostro me ha desaparecido por completo porque, maldita sea, reconocería esa voz en cualquier parte; es de mi mejor amigo, Minho Kahn. Detengo mi camino, y volteando el rostro al igual que las demás personas de la plaza, nos damos cuenta de que está dispuesto a pegarse contra los agentes de la paz para que dejen de interrumpir su intento de llegar a las filas, a mí. Una presión se envuelve en mi pecho cuando veo como uno de los agentes le da un empujón algo brusco; sé lo que se viene, así que termino por subir las escaleras y corro hacia el micrófono que hasta momentos anteriores ocupaba Effie. Quizás la he apartado de un modo un poco áspero, pero sólo me importa que a mi amigo no le ocurra nada malo; mejor si está en mis manos el detenerle.

Paso la lengua por mis labios, que están un poco resecos, y me esfuerzo para que la voz no muestre los nervios que tengo encima.

—¡Detente, Minho! —Veo con satisfacción cómo me escucha y se detiene, asustado de oírme hablar tan alto y claro.

No veo a mi familia por ningún lado, y sus padres intentan hablarle en bajo para calmarle; pero ahora, solo podemos mirarnos el uno al otro. En el fondo de mi ser, nace el deseo de permanecer de aquella manera eternamente, pero cuando me doy cuenta de que no estamos solos y de que todo el mundo pone suma atención en nosotros, me doy prisa en aclarar las cosas.

𝐓𝐇𝐄 𝐇𝐔𝐍𝐆𝐄𝐑 𝐆𝐀𝐌𝐄𝐒, Newtmas ( au ) [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora