Capítulo 2: Amor Incondicional

1 0 0
                                    


Cuando terminamos el entrenamiento Oskar se acercó a mí para salir a patrullar juntos como habíamos quedado previamente, al parecer quería que habláramos, pero Antón se nos unió.

- Entonces, ¿qué? Nos vamos - abrió la puerta de la camioneta y sonrió sarcásticamente. Podía ver el disgusto en los ojos de mi hermano, pero no podía decir nada la respeto, no ante los reclutas.

Esa noche paso sin ningún incidente, así que pudimos regresar a casa temprano antes del plenilunio. Oskar no podía esperar a que habláramos al momento que nos estacionamos y salimos de la camioneta para guardar el armamento, me tomo del brazo dejando solo a Antón para que guardara solo el armamento.

Al parecer Oskar había notado la gran química que había entre Antón y yo, era imposible no ver cómo nos devorábamos con la mirada cada vez que estábamos cerca el uno del otro y esas miradas furtivas que demostraban una íntima complicidad y Oskar sospechaba que había algo más.

Antón no pudo decir nada al momento que Oskar me llevaba hacia mi habitación, solo nos siguió con la mirada y mantuvo su distancia, aunque pude ver sus ansias de tomar mi mano y salir sé ahí conmigo.

Dentro de mi habitación, Oskar me estaba contando que Raoul, alto y delgado, con pelo largo y ojos negros con nariz perfilada y rasgos femeninos; y el cual era su pareja, pronto tendría que viajar a París para traer unas piezas de arte para ¨Lumina Lunii¨, (Clair De Lune) la galería que teníamos en la ciudad de Nueva York.

Yo solamente miraba como su boca se movía, no lograba concentrarme en lo que me decía Oskar, mi mirada se perdió por un momento. Y Oskar lo noto. Divise por mi ventana que la luna estaba en lo alto; ya era tarde. Y mi mente divago, estaba con él. Ansiaba verlo.

-¡¡Megara!! ¡No me estás poniendo atención! -, Oskar decía molesto mientras chasqueaba sus dedos frente a mí, voltee rápidamente hacia él.

- ¿En qué piensas? ¿Hay algo que me quieras contar? - dijo pícaramente mientras volteaba hacia la ventana.

-No. No. Solo que ya estoy cansada este ha sido un largo día y como sabes yo SI duermo, así que buenas noches - me levante y le hice la seña de que se saliera de mi habitación.

-Solo ten cuidado -, me dijo Oskar antes de salir refunfuñando de mi cuarto.

Cerré rápidamente la puerta, puse el cerrojo y, espere a que no hubiera ruidos; los vampiros tenemos los sentidos agudos, pero yo los tengo aún más. Desde mi cuarto podía escuchar, él va y ven de las caminatas de Ares en la sala de conferencias en los adentros de la mansión. Cuando no escuche nada más que eso me dispuse a salir por mi ventana, me sentía como adolescente otra vez.

Salte al jardín desde mi ventana, ya habían apagado las luce, así que solo la luz de la luna me guiaría a mi destino. De un salto pase la barda y me interne en el bosque, fui a mi lugar secreto, cerca del claro; iba ahí cada vez que necesitaba estar sola o me enojaba con mis padres. Amaba esa vieja choza que estaba deteriorándose con el paso de los años, pero no la quería arreglar, era algo que hice junto a mama y no la cambiaría por nada y menos ahora.

Cuando llegue había velas prendidas y flores frescas por todo el lugar, Margaritas, mis favoritas. Pero el lugar estaba solo, así que salí nuevamente al claro, no vi a nadie alrededor, así que decidí volver a la mansión cuando repentinamente me pusieron las manos en los hombros, yo reaccione inmediatamente pensando que podría ser un Lican.

Tenía a alguien en el suelo, no le podía ver el rostro, así que desplegué mis colmillos para atacar, de pronto escuché esa voz aterciopelada que me eriza la piel y me excita.

- ¿Por qué tardaste tanto? - Antón se levantó rápidamente y me acaricio la cara con sus largos dedos, me acerco a él saboreando mi aroma y me regalo el más apasionado y sangriento beso mientras me derretía en sus brazos. Me coloco en el suelo suavemente sin dejar de besarme y Me volteo y lentamente su pasión se desbordaba. Me excito tanto que lo mordí en los labios, sentí su excitación entre mis piernas.

No pudimos más con el deseo que nos consumía, así que nos desnudamos ahí mismo debajo de la luz de la luna, bañando nuestra piel. Me hizo suya en el piso, yo no sabía si acariciarle el cabello o jalárselo, nuestra pasión se tornó en fuego puro, yo solo lo quería dentro de mí, así que lo guie y mientras me embestía lo mordía suavemente la barbilla.

Enrede mis piernas en su cadera sintiendo él va y ven de su cuerpo. Acaricie su piel mojada por el sudor, él gimió de placer y aumento la velocidad llevándome a un maravilloso orgasmo, le clave los colmillos en el hombro y arañe su espalda, pude sentir la culminación de su pasión dentro de mí. Luego se relajó y me abrazo. Nuestros cuerpos sudorosos y desnudos descansaban en el suave pasto del bosque. Terminamos abrazados.

- ¿Meg? ¿Sabes que te amo? - Antón me decía mientras me quitaba tiernamente un mechón de mi cara mientras yo estaba recostada en su pecho.

-Lo sé Antón, yo también- lo miré a los ojos y le di un tierno beso.

La oscuridad de la noche estaba pasando, dejando entre ver unos

vergonzosos rayos de sol, así que teníamos que regresar a la mansión. Antón me ayudo a levantarme y luego me dio mi ropa. A él le gustaba verme vestir, podía sentir su deseo, pero también había un brillo especial en sus ojos, lo amaba, pero tenía miedo de no hacer lo correcto. Nos terminamos de vestir, entonces él me beso y tomo mis manos dándome una flor.

¡-  ¿No sé por qué tenemos que fingir delante de los demás?! Te amo, me amas, ¿qué más necesitas?

-No lo sé Antón, tenme paciencia, todo se arreglará, solo recuerda que pase lo que pase te amo y siempre lo are - lo acaricie en las mejillas suavemente mientras lo besaba.

Al salir del claro vimos a nuestros Guardianes aguardando por nosotros, ellos eran los únicos que sabían de nuestras escapadas y las guardaban sigilosamente ante los demás.

Cuando llegamos a la mansión me acompaño a mi habitación y me vio meterme en la cama.

- Descansa mi princesa - me dijo mientras me tapaba, se volteó para retirarse a su cuarto por la ventana.

-! Espera ¡-, lo detuve - Quédate conmigo hasta que me duerma y sal por la puerta o si gustas.... quédate aquí - señale el otro lado de mi cama. Antón sonrió y se metió a la cama junto a mí. Me abrazo y me quede dormida en sus brazos, con él siempre me sentía protegida y sabía que nunca nada me pasaría.

Amor en la OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora