Capítulo 6: Entrega total y el Regreso de la Pesadilla

1 0 0
                                    


El trayecto a casa se me hizo corto y transcurrió sin complicación alguna. Sentía la mirada de Antón acariciar mi piel. La belleza del paisaje, de la luz de la luna iluminado suavemente, las ramas de los grandes árboles que rodeaban la carretera junto a su cercanía me hacían sentir dichosa. Así que solo me recosté en su hombro mientras él conducía, no necesitábamos decir nada, estábamos sincronizados. En casa, Antón nos llevó a la enfermería donde cuidaron de nosotros, yo solo me había lastimado la muñeca, pero estaría bien y Oskar no sufrió lesión alguna, así que nos fuimos a descansar.

Antes de irme a mi habitación fui a la sala principal, el lugar favorito de Antón y de mi hermano, ya que ahí jugaban ajedrez o cartas. Antón estaba sentado frente a la chimenea leyendo, él no entraba a la biblioteca a quedarse a solo que estuviera yo, me acerque lentamente, no lo quería interrumpir, pero su sentido del oído es más agudo que ninguno otro, así que volteo rápidamente a verme.

- ¿No puedes dormir?,- me pregunto cerrando su libro y poniendo toda su atención en mí, era algo que me gustaba de él, que en el momento era yo quien ocupaba su espació y nada más.

-No, solo quería agradecerte una vez más por ayudarnos. - Me acerqué a él y lo, bese tiernamente en la mejilla, él me tomo de la cintura y me sentó en su regazo besándome apasionadamente. Nuestras respiraciones se agitaron, Antón me levanto junto con él y me coloco sobre el piso, deseaba tanto que me hiciera suya en ese instante.

Antón pasó sus manos sobre mi cuerpo, recorriéndolo centímetro a centímetro. Sentía como sus largos dedo acariciaban cada parte de mí haciéndome temblar, lo jalé del cabello y lo hice gemir, entonces empecé a bajar mis manos por su espalda, sentí su miembro endurecer entre mis piernas estábamos a punto de desnudarnos cuando oímos un ruido fuera de la sala; así que nos levantamos inmediatamente.

Ares, alto de pelo negro, largo hasta la cintura, con perfil de dios Griego, con rasgos Indios, nariz tosca, muy varonil, con ojos negros como la noche, pero irradiaba una pequeña luz destellante y su belleza era fulminante hasta después de miles de años tenía un cuerpo atlético que cualquier hombre envidiaría y el cual era mi padre, se asomó a la sala principal.

¿- ¡Megara!, estás bien? Supe de la emboscada. Además, quería comentarte que mañana me gustaría que tú y los Acadios participen en la audiencia. Tendrás tiempo de exponer tus ideas al consejo, además que si gustan puedo hacerles saber que los clanes De Fiore y De Lagash se unirán. Bueno, los dejo, creo que tienen bastante de que hablar." - Ares le dio la mano a Antón quien hizo una reverencia y yo me acerque a darle un beso de buenas noches como hacía cada noche desde que tengo memoria, era uno de mis momentos predilectos

del día.

Antón y yo lo vimos partir, nos miramos fijamente y al mismo tiempo, - ¡¿Tú le dijiste?! No, entonces... fue Oskar", y nos echamos a reír.

"Bueno.... Buenas noches" -, le dije mientras me dirigía hacia la puerta, pero Antón me detuvo del brazo y me jalo hacia él, me tomo de la cintura y me beso apasionadamente.

– "¡Tú y yo no hemos terminado aun!" -, me tomo en sus brazos y me llevo a mí recámara.

Mi habitación parecía sacada de un cuento de hadas, tenía una cama con dosel y cuatro postes la cual fue mandada a hacer por Ares con especificaciones especiales, la cama tenía unos pies torneados y rectos y otras se adornaban con incrustaciones preciosas, apoyados sobre columnillas que se alzaban sobre los pies o ángulos de la cama y mis sabanas eran de satín morado bordado en hilo de oro con mis flores favoritas, margaritas, combinaba con mis pesadas cortinas, tenía un pequeño tocador de media luna en forma de luna creciente.

Antón me dejo lentamente sobre la cama, y con ternura y luego empezó a acariciarme lenta y fogosamente. Sentía un cosquilleo en mi cuerpo, mis colmillos se desplegaron como los de Antón, los dos estábamos excitados, queríamos estar juntos. Con cada beso que me daba en cada parte de mi cuerpo, él me quitaba lentamente la ropa disfrutando de mi cuerpo.

Él se quitó la camisa y podía ver sus músculos, parecía un Adonis con un six-pack bien definido, sus brazos marcados, tenía unas piernas bien formadas, nos quedamos un rato tocándonos y reconociendo nuestros cuerpos, habíamos estado esperando este momento por un largo tiempo, estar juntos sin preocuparnos de que dirán, nuestras respiraciones se tornaron más y más excitadas.

Antón besaba cada rincón de mi cuerpo y con cada beso un juguetón mordisco, estaba excitada, sentía un cosquilleo en mi entrepierna y una humedad entre mis muslos. Las manos de Antón seguían el contorno de mi cuerpo, el cual se tensaba con cada caricia. Empecé a tocar lentamente a Antón, quien respiraba entrecortado, lo bese ardientemente en los labios mordiéndolo, dejo escapar un suspiro ahogado. Baje mis manos a su cintura, Antón se repego a mí y sentía su miembro excitado listo para hacerme suya. Con cuidado le bajé la cremallera y los pantalones dejando libre su miembro, los dos estábamos totalmente desnudos uno ante el otro, nos quedamos un momento admirándonos. Nuestras respiraciones se transformaron en excitamiento, Antón se acercó a mí y me beso en los labios mientras metía sus dedos en mí, me hizo retorcer de placer.

Me aferre a él clavándole mis uñas en su ancha espalda. Me tomo entre sus brazos y me coloco nuevamente en la cama, pero este momento lo jale hacia mí y lo bese con pasión, Antón me miro con una mezcla de pasión y ternura; estaba encima de mí baje mi mano a su miembro, lo sentía como crecía más y más con la excitación lo tome y lo introduje en mí en ese mismo momento volé a las estrellas.

Me sentía llena, podía sentirlo menearse rítmicamente en un va y ven que me llevo al infinito. Podía ver su satisfacción en su rostro, me hizo suya varias veces esa noche y me hizo que me corriera varias más. No solamente fue excitante, pero Antón fue tierno, el sexo entre vampiros puede ser un poco rudo por el poder que ejercemos entre nosotros, pero no esta noche, esta noche Antón y yo hicimos el amor, nos entregamos en cuerpo y alma.

Cuando finalmente terminamos nos abrazamos, Antón puso sus brazos sobre mí y me beso tiernamente en los labios, me sorprendido al momento que me dijo que me amaba; algo que yo también sentía por él. Termine dormida en sus brazos, nuestros cuerpos y almas se entregaron, Antón se quedó conmigo en mi cuarto mirándome, en mi cama, esa noche.

Pensé que sería la mejor noche, estaba con el hombre que me amaba y que yo quería estar, sé que llegaré a amarlo como se merece. Pero fue entonces después de tantos años que tuve el mismo sueño que me perseguía cuando niña.

Estaba en una cueva cerca del claro del bosque, podía ver y oír una estruendosa y sangrienta batalla, vampiros contra Lykans, yo estaba sangrando y en espera de algo, sentía como me inundaba la preocupación. Desde lo alto de la cueva veía caer los cuerpos en el campo de batalla, cuando de repente sentí unas manos tocarme y darme un pequeño bulto, - "te dije que la traería de vuelta... ¡¡¡las Amo!!!" - un hombre caía desde lo alto de la cueva a mis pies, no podía ver su cara, y cuando estoy a punto de abrir el bulto todo se vuelve negro. Sentía un desasosiego.

Me desperté gritando, agitada y sudada, Antón se preocupó, se levantó y me abrazo.

- "Todo está bien, Megara. ¡Soy yo Antón!" -, Antón me tomo en sus brazos y me beso mientras acariciaba mi pelo. No sé, pero siempre me he sentido protegida por Antón, sé que puedo contar con él. Me arrullo, cerré mis ojos y volví a dormir en sus brazos. ¡Estaba a salvo o eso pensaba!

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 29, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Amor en la OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora