Capítulo 5: El confrontamiento

1 0 0
                                    


La fría noche cubría el condado de Monroe en una exquisita neblina, recordándome de la vieja Inglaterra de los 1800. Oskar se estacionó detrás del edificio de gobernación, nos gustaba mucho este edificio con sus pilares corintios que le dan un toque de sofisticación, ya que teníamos la mejor visión del pueblo, nos subimos al techo para vigilar. Este edificio tiene más de 400 años y todavía conserva la frescura de las primeras colonias.

Ya eran varios días que no habíamos visto a los Lykans, una organización de contrabandistas que además eran Licántropos ò Loup-garou, hombres lobos que se transformaban a voluntad, nada que ver con el folclore de los hombres lobo que tanto abundan.

Los Licántropos son de pura sangre y los hombres lobo, que no pueden controlar su transformación con la llegada de la luna, son mordidos por un Licántropo y transformados.

Su líder hasta el momento era Mason, un hombre rudo, alto bien parecido, su pelo negro crespo le daba un aire de grandeza, tenía un cuerpo atlético y tatuajes, quería que nuestras especies se unieran con nuestro matrimonio, el cual decline; a raíz de eso el vandalismo incremento en el pueblo, he hizo que se enojaran aún más. Yo quiero que seamos aliados, pero no bajo esas condiciones.

Oskar me saco de mis pensamientos, señalo hacia una obscura esquina a unas cuantas cuadras del zócalo. Solamente podía ver a lo lejos tres figuras negras, enfoque la vista y finalmente puede verlos, eran los Lykans.

Mason, y dos personas más estaban cargando una camioneta negra con unas cajas que parecían tener armas de alto calibre, todavía no sabíamos de donde las sacaban y quien era su proveedor. Teníamos que deshacernos de ellas a como diera lugar, teníamos que mantener la paz del pueblo: nuestro hogar.

Oskar me toco el hombro y camino delante de mí por la cornisa del edificio. Me adelanté, saque mi catana de su funda y me deje caer hacia el suelo, el viento tocaba mi rostro mientras caía, respire profundamente el aroma a peligro; esta noche algo iba a pasar. Si era bueno o malo en un momento lo sabríamos. Oskar vio como sonreía y sabía que lo que iba a pasar y solo me siguió sigilosamente.

Los Lykans no se habían dado cuenta de que estábamos ahí o no nos habían olido, algo raro, ya que su sentido del olfato es muy agudo y tanto ellos como nosotros podíamos oler a kilómetros a un enemigo por el fuerte olor que desprendíamos; los Lykans huelen a perro mojado mientras ellos decían que nosotros irradiábamos un olor dulce. Ellos continuaron subiendo las cajas, escuche como bromeaban entre sí.

-Entonces, Mason, ¿si te casaras con Megara? -, Alfonse golpeó a Mason en el hombro en señal de camarería.

-¡¡Eso quisiera, pero tú sabes que se las da de muy importante, sé que pronto será mía por las buenas o por las malas!!-, Mason supervisaba que nadie los viera, prendió un cigarrillo y se recargó en la puerta de la camioneta mirando hacia el edificio que Oskar y yo acabábamos de dejar, como si se hubiera percatado que estuviéramos ahí.

- Parece que la puedo oler - dijo Mason mientras respiraba el suave viento y cerró sus ojos. En ese preciso momento, aproveche para moverme mientras ellos continuaban hablando.

- ¿Y cuándo regresará tu hermana? -, Alfonse dijo en tono de ansiedad. Repentinamente, fue jalado hacia un lado de la camioneta, Mason lo agarro del cuello con una mano mientras con la otra sostenía su cigarrillo.

-Alfonse, Alfonse... ¡¿Qué no te das cuenta de que no estás en la lista de pendientes de mi hermana?! Además, te lo he dicho, ella no es para ti, así que ya déjalo-, Mason fumo y le echo el humo en la cara.

-¿Quién anda ahí?- grito el velador de la bodega, traía una linterna y una macana, pobre hombre, como que si con eso pudiera hacer algo en contra de ellos.

Mason soltó del cuello a Alfonse y se dirigió hacia el pobre velador.

-Yo me encargo de él, ustedes sigan cargando-, Mason le dio la orden a Alfonse y camino hacia el velador, quien estaba temblando, ya era un señor de edad avanzada. Mason sonrió y empezó a avanzar lentamente hacia el velador con una sonrisa diabólica.

-Vaya, vaya. ¿Y qué piensas hacer con eso? -, dijo apuntando hacia la macana mientras tiraba su cigarrillo y caminaba lentamente hacia la luz para enfrentarse al pobre velador, quien parecía asustado y trataba con poco convencimiento de parecer fuerte ante la impresionante presencia de Mason.

-Será mejor que no intentes nada jovencito. Ya le hablé a la policía, en cualquier momento llegarán, - el velador temblaba cada vez más con cada paso que Mason daba hacia él.

Mason dio un gruñido, esto asusto más al velador que se paralizó al momento, esto significaba que tendríamos que entrar en acción, ya que Mason estaba por transformarse en Lobo y matar al velador.

Oskar me toco el brazo para decirme algo, pero yo ya había salido de nuestro escondite, salí corriendo con mi catana en ese mismo instante, Mason escucho mis pasos y volteo en un instante. Oskar salto hacia el velador y lo metió de nuevo a la bodega, tenía los colmillos desplegados como yo, el velador no tuvo ni tiempo de razonar lo que estaba pasando, ya que Oskar cerró la puerta y le dijo que no saliera.

Alfonse salió detrás del carro y me golpeo en la mano y la katana cayó al suelo, George se transformó y me iba a atacar también, pero Oskar le disparo haciéndolo caer a los pies de Alfonse quien se inclinó a ver la herida, Alfonse lanzo un aullido de dolor, George había muerto.

Mason corrió hacia Oskar y lo aventó contra la puerta de hierro de la bodega dejándolo inconsciente, solo quedábamos Mason, Alfonse y yo. Alfonse me iba a atacar cuando salió volando de la nada, Antón lo golpeo contra unos árboles dejándolo casi inconsciente, nunca sentí más alegría de verlo. Mason lo iba a atacar cuando vio que Antón me estaba ayudando, solo lo miro, dio un leve gruñido y fue a recoger a Alfonse para perderse en la obscuridad del bosque.

- ¿Estás bien, Meg?!-, la preocupación en su voz era notoria. Antón me levanto con cuidado y reviso mi mano, la cual había golpeado fuertemente Alfonse, casi la rompe.

-Creo que si-, le dije tocando mi mano, era extraño sentir dolor.

-Yo cuidaré de ti, - camino junto conmigo hacia donde estaba Oskar, quien ya estaba regresando del golpe.

- ¡¿Cómo supiste que necesitábamos ayuda?!- pregunte mientras él ayudaba a levantar a Oskar.

-Cuando vi que no llegaban, pensé que algo andaba mal, ya que un simple recorrido no toma toda la noche. Así que decidí venir a buscarlos. - Antón me sonrió pícaramente.

Antón levantó a Oskar y me ayudo a ir a la camioneta.

-Al parecer tendré que conducir yo. - Antón abrió las puertas y subió a Oskar y al final a mí en el asiento del copiloto, junto a él, siempre junto a él.

Antón prendió la camioneta y yo me recosté en su hombro, me encantaba que siempre estuviera ahí cada vez que lo necesitaba y no solo por mí sino por Oskar y Ares también. Me sentía protegida con él, como que nunca nada ni nadie pudiera hacerme daño. Sé que algún día él será un gran líder.

Amor en la OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora