12 de octubre de 2024

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Cristobal

Me había levantado un instante por un vaso de agua, cuando volví a mi habitación me quedé un rato viéndola recostada en la cama, Fedora estaba acomodada boca abajo, mirando hacia la ventana, tenía el cabello enmarañado, la blanca espalda se asomaba de entre las sábanas desordenadas de mi cama, tenía la cara posada sobre el dorso de sus manos y los codos abiertos a los lados de su cabeza. Deseé contemplarla un instante, por un momento había olvidado que tenía a una estrella de cine en mi casa, recostada desnuda en el colchón que había servido de tesorero a nuestros secretos, a todo nuestro sexo y nuestras charlas, a tanta intimidad que supera la carne y todo lo real, el hogar de nuestra conexión etérea, al meta-amor. Porque ella había dejado de ser esa imagen para mi desde hace ya mucho tiempo, dejé de pensar en ella como la figura pública, como la afamada protagonista de los sueños húmedos de muchos colombianos y colombianas, porque, teniéndola allí, era sólo mía, y toda mía, más allá de lo que cualquiera pudiera siquiera soñar con tocar, muy adentro de su ser me guardaba a mí también, y no existe un lugar mejor al que quiera pertenecer.

Junto a la cama había un micro punta negro, entre otros varios elementos de dibujo, mis ojos saltaron de la mesa al lienzo blanco e incorrupto de su espalda. Me acerqué a ella, frotando mis manos para generar calor y no tocarla con las palmas frías, ella se sobresaltó un poco y soltó un suspiro a sentir mi piel tibia.

-Me haces pensar en una constelación- Le comenté mientras acariciaba su espalda con suavidad

-¿Qué constelación?- Me dijo en voz baja

- ¿Sabes de esa que es una liebre? La de Lepus- Marcaba círculos con mis dedos en su piel, ella reía

-No la había escuchado, ¿por qué te la hago pensar?

-Se dice que Hermes la mandó a poner entre las constelaciones, por su gran velocidad...- Tomé el micro punta, le quité la tapa e hice una pequeña marca en su espalda, ella no reaccionó mal, así que continué- Tiene una forma...algo así....- ubiqué puntos en su piel, luego los junté con una línea- Y parece una liebre.

-Cuéntame más- Dijo cerrando los ojos, respondiendo a mis caricias, cediendo a mi intento por usar su piel como la tabula rasa de mi imaginación.

-El mito dice que es una liebre que huye del perro de Orión, el perro intenta cazarla pero ella es más rápida....- bosquejo la silueta de una liebre en carrera marcando su cuerpo sobre la constelación ya dibujada. - Es un sujeto huyendo de un destino que se supone está escrito, pero parece que se le puede escapar, es tan grande su hazaña que fue puesta en el cielo- De fondo empieza a sonar la canción La parte de delante de Andrés Calamaro- Me hace pensar en ti por eso, porque a pesar de todo lo que te ha rodeado siempre, consigues escapar, te reinventas, evolucionas y...escapas de ese destino que se supone que tenías marcado- le hago algunos detalles al animal, en el pelaje, dejando espacios en los que la tinta se puede esparcir y difuminar, pareciendo un cielo nocturno en los muslos de la liebre, acerco mi rostro cada vez más a la obra y voy bajando la voz, me concentro.

Fedora

Estaba extrañamente contenta ese día que llegué a la casa de Cristobal, sentía que por fin estábamos tomando las riendas de nuestros caminos y sentir tanto poder, aunque fuera sólo sobre mi propia vida, me hacía sentir vital y llena de energía, y la única persona en la que pude pensar al sentirme tan viva fue en este hombre, sé que por mucho tiempo estuve negándome a sentir algo por él, no fue porque fuera malo para mí, ni mucho menos, porque todo lo que él tiene para ofrecerme es todo de lo que he carecido siempre, es ese apoyo, esa empatía, esa forma de verme que va más allá de la imagen que he construido por 21 años de carrera, puede ver mi fragilidad y me protege, aunque yo se lo impida, me ve como una persona simplemente, sin títulos, sin apellido, sin procedencia, sin fama, me ve como eso que nadie ha podido ver, ni yo misma.

Seres de SaturnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora