1 de febrero 2024 (parte 2)

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Emmanuela

La historia que había compartido Criss nos había dejado a todos en otra tónica, habían cosas de su pasado que parecían pesarle de una manera que estaba proyectando en su actuar cotidiano, en su forma de defender a los suyos y de aferrarse a sus ideales, ahora parecía tan lógico su activismo y su carisma como líder social que no se podía dudar su poder sobre la palabra y su convicción por un cambio en el país, ahora creo que es una de las pasiones que lo atan a Fede. Y teniendo esa densidad en el aire, como todos pudimos anticipar, se lanzaría al rescate Jero, el ambiente, la felicidad y el consuelo del grupo, para dejar en evidencia esa parte de sí mismo que nadie se esperaba.

Jero empezó por reconocer a su familia, a sus padres y a su hermano como las personas más comprensivas del mundo, pues siendo muy joven tuvo la libertad de expresarse como lo sentía más legítimo, y sus padres como buenos profesores que eran, nunca tuvieron necesidad de compararlo con Gastón, lo cual era a veces muy complicado siendo gemelos, siempre habría alguien que sobresaliera, pero no en esa familia, si bien Gastón era un atleta innato, Jero siempre fue excelente estudiante, ninguno sufría de envidias por el otro o se generaban altercados, entonces en el momento en que la sexualidad de Jero se empezó a evidenciar para él, sintió las dudas y los miedos normales de cualquier persona, pero nunca sintió que su familia tendría alguna razón para tratarlo diferente o para pensar que algo estaba mal con él, empezando porque él mismo nunca sintió que lo estuviera, sin embargo cuando se dio la misma situación en el colegio la cosa cambió, y cambió mucho, allá no tenía el amor y comprensión incondicional de su familia, solo contaba con su hermano que por lo general estaba envuelto en otras actividades, por eso el día en que dijo, con toda naturalidad frente a sus compañeros, que no tenía ni quería novia porque no le interesaban las mujeres de esa manera todo el ambiente a su alrededor se tornó lúgubre, hasta ese momento Jero había esquivado varios estereotipos por sentirse tan a gusto con su sexualidad y al ser tan joven, por eso nadie en su circulo social lo había anticipado, pues teniendo sólo 12 años no era algo de lo que se tuviera que estar hablando, y Jero siempre se sintió poco atraído por el tema, sin embargo para ser un niño tan seguro de sí mismo, tan lleno de carisma y de energía resultaba extraño para sus compañeros que nunca lo vieran involucrarse con alguien o si quiera hablar de alguna atracción por alguna compañera, aunque tuviera muy fácil rodearse de ellas. Por un momento se contempló la duda, una salida gratuita que pudo haber usado, pero se sentía ofendido de no poder decir algo que para él era tan normal aunque para sus compañeros no lo fuera, entonces se mantuvo serio frente a las bromas o la incredulidad, estático en su última afirmación, entonces un miedo generacional se expresó a través de sus infantiles compañeros que lo empezaron a llamar de diferentes maneras denigrantes, pero Jero no permitió que esto lo hiciera sentir vulnerable o equivocado, por el contrario sería el germen que iniciaría con su rencor. Ese día no se quiso acercar a nadie de sus "amigos", se fue cerca de las canchas a leer su libro de mano mientras su hermano jugaba fútbol a unos metros de él, así lo haría los días siguientes hasta que el miedo frente a su declaración había invadido a más estudiantes que se habían enterado, Jero estaba completamente distraído en su lectura de "Crónica de una muerte anunciada" de García Márquez que no se percató de la horda de estudiantes que se le acercaban sino hasta que los tenía ya casi encima suyo, entonces empezaron a llamarlo con apodos, le arrebataron el libro y lo empezaron a provocar, en una exposición de brutalidad masculina ajena a niños de esa edad, Jerónimo nunca fue una persona conflictiva pero ya llevaba varios días aislándose y cambiando esos hábitos que antes lo habían hecho feliz, se estaba llenando de rabia frente a la respuesta de sus compañeros y se armó de motivos para responder a sus misivas de guerra. Gritó para quitarse a los bravucones de encima y llamó la atención de todo el patio de recreo, Gastón detuvo su juego al ver que se trataba de su hermano y corrió en su apoyo, detrás de él su equipo y sumándose a su defensa sus compañeras quienes hasta ese momento no habían sabido cómo manifestar su posición frente a la situación, en un silencio en que ambos bandos se miraron fijo unos segundos se comprendió esa declaración política, Jerónimo podía ser gay pero no se iba a quedar callado o de repente empezaría a temerle a un enfrentamiento, cuando parecía que la primera batalla había terminado sin dar un solo golpe, aquellos compañeros que se hicieron a su lado le manifestaron su defensa, uno de ellos había ido a recogerle el libro, al entregárselo cerrado en las manos Jero se puso a pensar en la dulce ironía del título en frente del actual panorama. De vuelta a casa Gastón le preguntó hasta el cansancio por lo sucedido, pero Jero estaba determinado a no darle explicaciones a nadie, en casa empezaron a notar cómo cambiaba su actitud de una dulce y alegre a una reservada y resentida, en el colegio, por su parte parecía estar estableciendo una mafia, pues las niñas de su grado se sentían cómodas con él a su lado, y como forma de venganza él develó todo lo que alguna vez sus antiguos amigos le habían confesado, quien gustaba de quién, lo que los niños hablaban de las niñas a sus espaldas y hasta cómo conquistarlos, de esta manera se aseguró de establecer una jerarquía en la que si él lo decidía las niñas del curso destruirían el autoestima de un niño a punta de indiferencia y malos tratos, cualquiera que hubiera sido el resultado no cambiaba que Jero se sentía traicionado y rechazado y que su forma de reaccionar fue una mutación en su personalidad. Para el año siguiente ya lo conocían como el marica reina de noveno grado y sus compañeros sentían una mezcla entre desprecio y respeto por él, y a pesar de ser reconocida su orientación sexual en todo el colegio él mismo se había labrado una cueva solitaria en la que no recibía a ningún prospecto, nunca había podido sentir un enamoramiento o siquiera una atracción, por el contrario había una selección de niños por los que sentía mucho rencor, uno de ellos había sido muy cercano a Gastón porque jugaban fútbol, era mayor unos 2 años y era considerablemente más grande, este niño había renunciado a hostigarlo sólo al saber del poder que tenía con el apoyo femenino, pero llevaba meses esperando por una razón, un vacío o una excusa por la que irse a las manos con Jero, y ese día llegó aunque no hubiera una provocación, fue más un cúmulo de oportunidades en las que no se había podido hacer lo que tanto llevaba deseando. Jero estaba con su salón en educación física, cuando acabó el ejercicio el profesor le pidió que llevara los balones a la bodega mientras dirigía a los demás a vestir el resto de la sudadera, Jero iba cargando la tula casi a rastras cuando entrando se percató de que alguien había cerrado la puerta, se giró de inmediato y con la guardia lista, pues llevaba tiempo esperando una emboscada, ahí estaba Erik, sudando de los ejercicios de la clase, con la respiración agitada y ojos desquiciados mirándolo sin parpadear, Jero quiso dar un paso atrás pero allí donde pisó sintió la tula llena de balones de baloncesto, no tendría otra salida que enfrentarlo, pero poco sabía de la forma cómo tendría que hacerle frente, Erik se le abalanzó encima, tomándolo por el rostro y acercándolo a sí mismo, el gran muchacho tenía tanta fuerza que Jero no pudo resistirse, sintió por primera vez los labios de otro hombre sobre los suyos y no pudo sentir más repulsión, pataleó y manoteó tratando de quitárselo de encima mientras apretaba la boca para dejar de sentir ese desagradable roce húmedo, cuándo Erik se dio cuenta de la respuesta de Jero se enfureció aún más y le increpó que si era de verdad un homosexual ¿por qué no lo aceptaba? que era su culpa haberle despertado esas dudas y esos deseos que no sabía entender o ignorar, Jero estaba asqueado y frustrado, así que se plantó firme y le respondió vociferando que no podría nunca querer ni sentir atracción por alguien tan bruto y bestial como él, que no le tenía que agradecer por haberse fijado en él y que por ser gay no le iban a gustar todos los hombres. El profesor de educación física tuvo que correr a la bodega al escuchar los gritos de dolor que profería Jerónimo desde su interior, en donde encontraría a los dos jóvenes envueltos en una pelea que había llegado hasta el punto de dejar la ropa de Jero casi hecha jirones, ese día se llevó una golpiza como nunca más habría vuelto a sentir, mientras que Erik apenas había recibido unos rasguños, cuando lo llevaron a la enfermería no pudo evitar romper en llanto al sentirse por fin solo en la habitación, había sentido tan cerca la amenaza de que alguien se hiciera con su cuerpo y su sexualidad a la fuerza que no pudo ignorar más la fragilidad de su persona y el poco tiempo que le había tomado llegar a ser víctima de un abusado hasta ese punto, unos minutos más tarde entró un chico con la enfermera, Jero se enjugó las lágrimas y trató de cubrirse con los trapos que le habían quedado, la enfermera le dió una píldora al muchacho y le pidió que tomara asiento mientras volvía a salir, Jero reconoció que ese chico era uno nuevo, casi nadie lo conocía, era muy callado, pero era de su edad, el muchacho lo miró con pena en los ojos y le preguntó que si estaba bien, aunque Jero intentó ser firme aún su voz se quebraba, el chico le dijo que había escuchado lo que había pasado con él y con Erik, que estaba bien llorar, pero Jero le dijo que los hombres no lloraban, luego de un corto silencio el chico soltó una risita y le contestó que muchas cosas no eran de hombres, pero no por eso se dejaban de sentir o de hacer, que las cosas que supuestamente eran de hombres a veces eran más horribles, el chico se acercó con una confianza y calidez que son a veces tan extrañas a los varones que hizo sentir a Jero muy confundido, con la ternura de una flor el muchacho le ofreció su chaqueta y luego salió de la enfermería, Jero se puso la prenda que se sentía tibia y expedía un aroma amaderado que lo extasió, no sabía si era el choque o la ternura del chico frente a una situación como la que acababa de experimentar, pero sintió al usar esa prenda como un abrazo que en esas circunstancias le habría reparado el alma.

Los padres de Jero se escandalizaron por lo sucedido y trataron de mover montañas para lograr la expulsión de Erik del colegio, pero no fue posible y él terminó graduándose algunos años después que los gemelos, pero en el momento de la noticia Jero ahora sólo podía pensar en el otro muchacho. Los hematomas de su rostro y de su cuerpo fueron muy evidentes en los días siguientes, y cómo buscó una excusa para volver a verlo dijo querer devolverle la chaqueta al chico y entablaron una amistad, se llamaba Esteban y amaba a los dinosaurios, era hijo único de una familia evangélica y eso lo hacía un joven muy dulce y servicial, por lo que intentó atender las heridas de Jero e insistió en que éste se quedara la chaqueta, ya que sus padres no tenían en ese momento inmediato para comprar toda la sudadera, entonces anduvieron meses uno usando la parte de abajo y el otro la parte de arriba de la sudadera, Esteban terminó por notar al paso de algunas semanas que Jero no había lavado la chaqueta, pero ignoraba que esto lo hacía porque intentaba de todas las maneras posibles conservar el olor con que se la había entregado esa primera vez. Un día que fueron los dos a casa de Esteban y una vez en su habitación le ofreció su perfume para que por favor metiera la prenda de una vez a la lavadora, Jero sintió mucha vergüenza pero su reacción fue defensiva tratando de coquetear con Esteban, diciéndole que tal vez prefería que él la volviera a usar una vez la lavara pero que no se llevaría su perfume, Esteban se ruborizó pero no le quitó la mirada de encima, esto en el corazón de Jero plantó la duda más esperada, y se preguntó si tal vez él sentiría lo mismo, y sólo acertó con intentar averiguarlo aproximándose con timidez y una lentitud extrema buscando con sus labios un beso, Esteban cerró los ojos y se mantuvo impávido, a unos centímetros de sellar la deseada proximidad, Jero tuvo miedo de que la reacción de Esteban fuera por temor o porque no sabía como más responder, así que se alejó, dejó la chaqueta sobre la cama y abandonó la casa. Durante todo ese fin de semana no se mensajearon ni se llamaron, pero el lunes a primera hora Jero encontró sobre su pupitre la chaqueta de Esteban doblada, la tomó y sintió la suavidad de una prenda recién lavada y el olor que le llenaba los pulmones de pasión y desolación al tiempo, cuando se la puso y metió las manos a los bolsillos en uno de ellos encontró un papel que al desdoblar decía "me gustas, me gustas mucho" sin saber qué más hacer le dio la espalda al pupitre del fondo, donde se sentaba Esteban y se fue al baño, donde pudo llorar a gusto al no saber en realidad que debía sentir.

Jero cambia el tono de su voz y de dibuja una sonrisa en su cara cuando habla de su historia de amor con Esteban, a pesar de puntualizar que se hicieron novios y duraron los dos años siguientes en una relación secreta, escondida de sus compañeros del colegio y de la familia de Esteban, los únicos que lo conocían eran su hermano y sus padres, quienes por cierto, lo adoraban, aunque lo intentó no pudo entender que la situación familiar de ambos era muy distinta, en diferentes momentos le pidió que tuviera la valentía de "salir del closet" con sus padres, pero siempre era una discusión perdida, el tiempo que llevaban a cuestas le hacía sentir insoportable llevarlo todo como si fuera un crimen y las peleas se fueron volviendo más frecuentes, Jero le dio un ultimátum a su novio para que al fin fuera honesto con su familia para el momento de graduarse, que si algo salía mal él encontraría la manera de llevárselo a vivir, y podrían por fin hacer su vida juntos. tal vez por presión o por compasión, unos días antes del evento determinante Esteban le dijo a Jero que lo había hecho, que su familia ya lo sabía, la emoción que éste sintió no le dejó ni preguntar cómo había sido todo, sólo se alegró y lo alardeó todo el día en clases, cuando fueron llegando a la casa de Esteban éste empezó a actuar de manera extraña, esto molestó a Jerónimo y volvieron a discutir, se quedaron parados peleando en medio de una acera a unas calles de llegar cuando se desató una fuerte lluvia, pero Jero no quería dar la pelea por perdida, no podía creer que su gran amor le había mentido, y peor aún, que aceptara con tanta facilidad que nunca tendría la valentía de admitir quién era realmente, lo llamó cobarde, lo llamó novio a medias y finalmente sentenció que si no se decidía terminaría tan extinto como sus dinosaurios. Se alejó y lo dejó allí en medio de la lluvia, no volvió la vista para verlo una última vez al alejarse de esa calle, vagó por horas por el barrio sintiendo fastidio e ira, luego de mucho caminar llegó a sentir algo de compasión y finalmente tristeza, una muy profunda al contemplar que tal vez después de esa pelea todo terminaría entre ellos, llegó muy tarde a su casa y al encontrarlo todo en silencio se fue directo a la cama, sólo para ser despertado al otro día con la voz cortada de su madre que entre lágrimas lo llamaba "papito, papito, despierte, por favor, despierte" la visión lo aterró al verla así, pero sintió que se le hacía trizas la vida cuando finalmente su madre pudo decirle que habían llamado, Esteban se había quitado la vida la noche anterior.

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