Billy Hargrove

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Título: Corazones rotos.
Advertencias: Algo emocional.
Personajes: Billy Hargrove, Max Mayfield.


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Billy había estado tratando de mejorar luego de haberse salvado gracias a la banda de mocosos que prácticamente podrían haberlo dejado morir.

No había sido exactamente la persona más amable. Y no sabía si en algún momento podría enmendar las cosas para ser honesto.

Había muchas cosas en él que estaban mal, lo sabía. Pero había decidido empezar por lo más fácil. Max.

Luego de un "Dejen de arruinarse la vida el uno al otro y échenle la culpa a sus estúpidos padres en vez de culparse el uno al otro todo el maldito tiempo" de parte de la molesta chica que parecía que había nacido para dar consejos. Ambos entendieron que habían estado en contra de las personas equivocadas todo el tiempo y decidieron, por el bien de ambos, intentar salir de eso juntos.

No se puede decir que era fácil, Max aún era demasiado independiente y Billy no confiaba en nadie. Pero al menos, lo intentaban.

Aunque había algo con lo que el mayor jamás había lidiado, un corazón roto adolescente. Y eso era exactamente lo que estaba pasando ahora.

Max había vuelto hacia casi una hora llorando y como de costumbre, ni  Susan ni Neil estaban en casa. El mayor había golpeado la puerta con insistencia pero la chica se había limitado a decirle que no era nada y no la molestase.

Max sabía que si decía que había terminado con Lucas su hermano correría a romperle la cara aunque eso lo llevase preso. Y aunque no negaría que el chico se merecía unos golpes por su idiotez, aún lo amaba.

Por eso, luego de hora y media de que max no parará de llorar y se negara a decirle lo que sucedía. Billy recurrió a lo único que pasó por su cabeza.

La jóven de los buenos consejos y que parecía ser solo amiga de adolescentes.

Marcó tu teléfono erróneamente unas seis veces. La memoria no era lo suyo, aunque en este caso, la séptima fue la vencida.

—¿Hola?— Respondiste a través de la línea, algo confundida por el horario. Rondaban las nueve de la noche ya.

—Ah, hola. Mmh, soy Billy. Billy Hargrove.— Dijo el joven pasando la mano por su rostro. Frustrado por no saber cómo llevar ni siquiera una simple llamada por teléfono. Del otro lado de la línea se oyó una pequeña risa.

—Si Billy, es un pequeño pueblo. Eres el único Billy que conozco. ¿Está todo bien?— Preguntaste algo preocupada. No era como que él fuese una persona muy sociable hasta lo que tenías entendido.

—Si... Bueno no, Max regreso hace como una hora y no para de llorar y no quiere hablar conmigo. Su madre no está y bueno, creo que habrás notado que esto no es lo mío.— Confesó el chico apoyando el teléfono en su hombro y sacando un cigarrillo de su chaqueta. Lo necesitaba.

—¡Mierda! ¿Creés que quiera hablar conmigo? Puedo ir.— Propusiste preocupada. La pequeña pelirroja rebelde era una pequeña debilidad que tenías. Al igual que los demás niños que parecían nunca parar de meterse en problemas.

—Yo... juro que no estaría molestando si no fuera porque realmente no se que hacer. — Dijo él buscando a tientas el encendedor para prender el maldito cigarro antes de colapsar.

—Llego en veinte. Diez si consigo robarle la bicicleta a mi hermano. Nos vemos.— El joven rió ante tu confesión antes de escuchar como colgabas. Le dió una calada a él cigarro colgando y caminando nuevamente hacia la habitación cerrada de su hermana. Suspiró y se sentó a esperar la ayuda.

STRANGER THINGS|| ONE SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora