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— Además — agregó el castaño con una ligera sobrina — no le va el tipo de música que tocaba la banda

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Además — agregó el castaño con una ligera sobrina — no le va el tipo de música que tocaba la banda. La bailaba, si, pero no es muy fan del pop. Él me dijo que le gusta el metal.

Los niños se miraron entre ellos confusos y tristes hasta que uno habló.

¿Llevaba una bolsa negra grande? — preguntó Will haciendo que el castaño lo mirara girando su cabeza bruscamente dándole a entender al menor de que la respuesta era afirmativa — Vi a un chico de pelo largo dejando una bolsa así al lado del escenario cuando recién entramos en la sala de baile. Era él, supongo.

Steve agradecía a Joyce por haber criado a un chico tan atento y listo.

Si lo dejó al lado del escenario es porque quizás si que tenía algo que ver con la banda — dijo Lucas.

Zi...¿pero qué?

— ¿Y si le preguntas a Robin? — preguntó Max — Ella contrató a la banda. A lo mejor ellos saben quién era él. Dile que te dé el número de alguno de la banda y ya.

Todos miraron asombrados a la pelirroja por tal idea y luego miraron al castaño quién pareció estar procesando todo.
¿Su Eddie podría ser de la banda? Lo dudaba. Ya lo había dicho anteriormente. La banda tocaba música pop y a él le iba el metal. Steve no veía capaz al de oscura melena de estar involucrado en una banda que no tocaba un género musical que no fuera de su agrado. Era algo lógico. Pero por probar no perdía nada.
Se levantó del sofá en dirección al teléfono. Marcó el número de su amiga pero esta no lo cogió. Luego pensó "Obvio, si ya se ha ido de su casa no va a contestar". Dejó el teléfono en su sitio y se fue pasando de largo a los menores quienes le preguntaron a dónde iba y él solo respondió "A tomar el aire" para después salir de la casa de su amigo.

Mala idea.
Estaba lloviendo, lo cual era normal pues estaban en otoño.
No tenía paraguas pero no podía entrar y decir "Perdona Henderson, ¿me dejas un paraguas después de que me haya ido de tu casa sin explicaciones y más borde que mi padre cuando vió que no me aceptaron en la universidad? Es que está lloviendo cantidad". Así que, resignado, dió un paso fuera del porche de la casa de su amigo, mojándose inmediatamente toda la ropa y el pelo de la fría agua que caía del cielo. Su pelo, eso era lo que más le fastidiaba. Con lo que siempre le costaba llevarlo bien peinado...
Fue en dirección a su coche que estaba aparcado justo en frente de la casa. A un lado pudo ver las bicicletas de los chicos las cuales se estaban mojando. Volvió su mirada a su vehículo, pero no entró. Si entraba dejaría empapado el asiento y eso no se lo perdonaría a sí mismo jamás.

Frunció el ceño y miró la calle. Su casa estaba al otro lado del pueblo, no podía simplemente ir a pié. Pero lo hizo. Comenzó su travesía. Las personas que pasaban por su lado y llevaban paraguas lo miraban extrañado pero él solo podía pensar en que quería llegar a su casa y en Eddie. Ese chico lo traía loco con solo una noche de conocer la más mínima cosa respecto a él. Ni siquiera sabía si vivía o no en Hawkins. No sabía nada más que su nombre, su color favorito, comida favorita, su edad, que le gustaba el metal, que tocaba la guitarra, que tenía un grupo con el que tocaba, que le gustaban los juegos de rol y en general, que era un friki. Un friki que lo volvía loco.
En cambio, Eddie sabía casi todo de Steve porque no paró de hablar y hablar. No respetó el acuerdo respecto a no contar cosas de sus vidas sociales y cosas así y ahora tampoco estaba respetando el hecho de que no se podrían volver a ver.

Pateó una piedra que se encontró en el camino y esta le dió a una verja. Miró donde se encontraba después de percatarse de que había estado dando vueltas sin rumbo alguno al estar metido en sus pensamientos.
Estaba en el parque de caravanas de Hawkins. Era un sitio curioso para vivir según el castaño. Y peligroso. Si no estabas atento, cualquier loco podría robarte la casa y el coche al mismo tiempo.
Giró sobre sí mismo y puso rumbo al centro del pueblo para poder orientarse mejor.

Una vez llegó, aprovechó para pasar por el centro entre las tiendas. Pasó al lado del supermercado donde trabajaban Joyce y Will y vió a la mujer en la caja registradora atendiendo a algunos clientes.

Entró a la tienda y primero comprobó si su billetera se había mojado. Por suerte, estaba bien, al igual que el contenido de esta. Suspiró aliviado y se dirigió a los pasillos buscando algo que le interesara. Encontró un llavero de una calavera en llamas y a su mente llegó una imagen de Eddie haciéndolo sonreír involuntariamente. Decidió comprarlo a pesar de no tener esperanzas para poder encontrar al chico y dárselo en persona.
Se dirigió al mostrador de la madre del niño al que cuidaba y esta le saludó con una cálida sonrisa.

Steve, cielo, estás empapado, ¿quieres un paraguas? — preguntó con un tono triste al ver al chico en tal estado.

El joven negó. Podría comprarse un paraguas pero ya tenía unos tres en su casa y no quería hacer una colección. Ya se había mojado bastante, podía aguantar un poco más hasta llegar a su hogar.
Pagó a la mujer, se guardó el llavero y la billetera y salió del lugar. En cuanto giró para poder continuar con su camino, vió algo que llamó su atención. Era una pequeña tienda algo cerca de donde estaba. Tenía un cartel arriba de la entrada de color negro con un demonio rojo de ojos amarillos y ponía "Hell Fier music".

Algo hizo "click" en la cabeza del castaño recordando el apodo que le dijo el de larga melena aquella noche. Con algo de curiosidad y nervios se acercó al local. A medida que avanzaba podía distinguir a través de unos cristales a los lados de la entrada como el interior estaba repleto de instrumentos y a él. Él estaba allí, tras el mostrador, mientras leía una revista. Su rostro expresaba su claro aburrimiento.

Una vez estuvo frente a la entrada, tragó en seco. Sus piernas flaqueaban y no podía contener una sonrisa.
Estuvo a punto de abrir la puerta pero luego se arrepintió. ¿Y si se enfadaba por haber roto el acuerdo? Era obvio que se iba a enfadar, no sabía ni para que se preguntaba eso. Sin embargo, otro punto de vista vino a su mente. Si aparecía ahí y el otro lo rechazaba de verdad, daría igual. De todos modos, el acuerdo era no volver a verse.

Así que, decidido, abrió la puerta haciendo sonar una campanita que le hizo recordar a la misma que tenía en su trabajo en el videoclub y lo vió, estaba ahí. Él estaba ahí, frente a él.

¿Puedes cerrar la puerta? Se van a mojar los instru- — detuvo su habla al levantar la cabeza y cruzar miradas con el castaño. Su rostro se iluminó — Dios, menos mal — dijo para después dejar la revista de lado y correr a los brazos del más alto para besarlo como si él hubiera estado esperando la llegada del otro chico.

Cuando se separaron, entraron un poco más en la tienda dejando que la puerta se cerrara sola. Sus miradas volvieron a conectarse, ambas resplandecientes. Y después el de larga melena se echó a reír confundiendo al castaño.

Estás empapado. Iug — comentó haciendo reír al otro — ¿Como me has encontrado? — preguntó alzando una ceja — No me malinterpretes, agradezco que lo hayas hecho — aclaró.

Paseaba por aquí y he encontrado esta tienda — contestó encogiéndose de hombros restándole importancia como si no hubiera estado desesperado por encontrar al chico de mirada oscura.

Bueno, grandullón, informal estás aún más sexy que con traje — comentó mirando de arriba a abajo al castaño mientras se mordía el labio inferior — ¿Quieres ir a la trastienda? — preguntó señalando el lugar y haciendo sonrojar ferozmente al contrario al percatarse de a lo que se refería.

FIN

FIN

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ONLY A NIGHT [Steddie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora