En la filosofía de vida de Pete, nadie era 100 % malo o 100 % bueno... todos estamos hechos de distintos matices... solo existe gente que vive luchando todos los días por ser mejor.
Y aunque no lo crean... esta es una historia de amor.
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Cuando trato de sacarse los zapatos, un tirón en su pierna nuevamente le recordó que el efecto del alcohol se había comenzado a ir, camino descalzo y dejo sus cosas en semi orden, después camino hacia el espacioso baño y la ducha cubierta de un cristal muy elegante... el agua tibia lo nublo cuando el entro en la ducha, dejo que la lluvia de agua golpeara su nuca y cayera en chorros por su espalda... se miró en el espejo que cubría una parte del cubículo, demasiado blanco... sus hombros anchos y vientre plano eran prueba de que se ejercitaba... pero no como en esos días, levanto ambos brazos y adopto la típica pose de clavadista... pero la pierna le volvió a dar un tirón y tubo que apoyarse contra las baldosas del muro contrario al espejo... el agua cubrió su cara y un sollozo subió de su pecho hasta la garganta.
- ¡Maldición...! - Puso el muslo en la posición que su kinesiólogo le había enseñado y comenzó un masaje desde la ingle a la rodilla, pero las lágrimas seguían saliendo.
Quien era ahora el ¡Maldito llorón!, quien era ahora... ya no había manera de frenar los recuerdos... su cuerpo reaccionaba como si apretaran un botón secreto... se llevó la mano al miembro y cerró los ojos, era siempre la misma fantasía, el niño adolescente, el chico de la sonrisa inocente... su voz la manera de mirarlo su delgado, hermoso y maldito cuerpo... su boca si.... pensó eso era... "nadie tenía esa boca".
-Mnnnfff... ahhh...- Vegas se afirmó contra el muro y dio rienda suelta a su pasión más básica, esa que todos los hombres tienen no importan cual sea su preferencia sexual, esa rudeza que solo ellos pueden expresar en ese acto primitivo, animal y sensual.
Cuando Vegas estaba a punto de eyacular solo lo veía a él en su mente, solo era él... y esa maldita última vez, la lujuria corono su sentidos y la rabia hizo que su mano castigara su cuerpo hasta que el líquido lechoso que salió de él se perdió con el agua que se deslizaba a un punto infinito... se afirmó contra la muralla para no caer de rodillas y lastimarse más... agotado, con el instinto un poco saciado... aun sentía la misma sensación de vacío... un enorme hueco en su corazón y una sensación de que algo aun no lo dejaba en paz.
- ¡Mil veces seas maldito Pete...! Y yo también... - las lágrimas se confundían con el agua caliente en el tembloroso e iracundo cuerpo de Vegas.
Continuara...
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