# ⌕'' 01 𓂅 🥐

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Jisung, Jisung, Jisung... Aquello era todo lo que pasaba por la mente del azabache cada que escuchaba la puerta abrirse, dirigiendo rápidamente su mirada hacia la misma y deseando con todas sus fuerzas que sea éste quién pasara a través de ella, llevándose decepciones usualmente.

Desde su intercambio de palabras sólo habría querido encontrárselo nuevamente. Cansado de que eso no ocurriera, cambió su día libre y comenzó a asistir cada Jueves a su cafetería.

Parecía que aquello estaba funcionando, ya que todas esas tardes ambos las pasaban tomando un café juntos en el vacío establecimiento. Cada vez que aquél chico entraba una sonrisa decoraba el rostro del que trabajaba detrás del mostrador.

Hoy el día era inusual, ya que Jisung no se había ido de forma rápida por su trabajo. Más bien se había quedado hasta la hora de cierre.

Minho, ya son las 9, tenemos que cerrar.

Se limitó a asentir y se levantó, tomando las dos tazas de café utilizadas por él y su amigable acompañante.

Siento en verdad que el día se haya terminado, en verdad disfruto pasar tiempo contigo.

Oh Dios, Jisung no sabía lo que había hecho al pronunciar aquellas palabras. En ese mismo instante un suave color rojizo se habría instalado en el rostro del escorpiano, aunque era atenuado por la brillante luz de la luna, tan grande y abrazadora.

Las bocinas de la calle resonaban mientras Jisung y Minho se despedían de su amigo Australiano, tomando luego un mismo camino a casa, juntos. Inclusive luego de las insistencias de Han, Lee no aceptaba un no por respuesta y decidió acompañarlo en su trayecto a casa. Después de todo, no tenía nada que hacer luego de cerrar su cafetería -o cómo él solía llamarle: su segundo hogar.

Su camino había tomado un pequeño desvío, para terminar en la playa durante aquella fría noche y frente a la intensa luz lunar reflejada por las calmadas aguas.

Adelante, dímelo.

¿Decirte el qué? — expresó Minho, algo desconcertado por las repentinas palabras del contrario que interrumpieron un sereno y cómodo silencio.

Lo que tanto te inquieta. Es cierto que te conozco desde hace unas pocas semanas, pero puedo notar que no estás bien. ¿Qué ocurre, Minho?

Otra vez la misma pregunta ¿Se notaba tanto su malestar? ¿O tal vez solo se dejaba llevar cada vez que estaba con él?

Ya te dije que no quiero agobiarte, es tan solo el tema de los clientes.

Un cuento que Jisung no estaba dispuesto a tragar. Detuvo su caminar y miró fijamente a Lee, quien debido a su mirar cedió a contar sus preocupaciones. Sentados al borde del mar el chico se abrió, mientras se dejaba calmar por el suave sonido del agua moviéndose y que tocaba levemente la punta de sus pies.

El café tiene que cerrar. — los ojos de Hanji se abrieron repentinamente, ¿Cómo un café tan especial y acogedor debía cerrar? ¿Por qué? — Lo peor es que eso no es lo que más me molesta, mi problema es la forma en que debe hacerlo. — Las palabras de Minho tan solo lograban confundir más a su acompañante.

La propiedad del café estaba a nombre de mi abuela, quien me había dejado a cargo de ese lugar tan especial para toda la familia. — Jisung ya supuso a donde iba a parar todo esto. — Por determinados problemas de salud, mi padre junto con mis tíos decidieron dejar sus propiedades a manos del Banco Nacional, y debo entregar el café dentro de 1 mes.

Jisung no podía aceptar lo dicho por el escorpiano. Sus tardes con él se habían vuelto tan especiales en aquél lugar que tan solo el hecho de imaginar no poder volver allí lo destrozaba.

Y no puedo hacer nada para cambiarlo, me piden una cantidad exorbitante de dinero que ni en un millón de años podría pagar. Tan sólo me queda aceptarlo y seguir adelante.

Escuchaba atentamente el chico mientras su corazón se estrujaba.

¿Intentaste hablar con tu padre de eso? — comentó intentando encontrar una solución.

Lo intenté y fue una total pérdida de tiempo, está convencido que es lo mejor ya que además traerá dinero al resto de la familia, sobretodo el café.

Por un impulso, el chico con cabello castaño tomó las manos de Lee y musitó:

Prometo hacer hasta lo imposible para mantener ese lugar en pie. Cueste lo que cueste.

Tan solo esas simples palabras y el gesto de tomar sus manos hicieron del cuerpo de Minho un manojo de nervios, pero también habían hecho que su corazón cediera cada vez más y haciendo que tan sólo una cosa estuviera rondando por su cabeza:

¿Qué me hiciste Han Jisung? ¿Por qué me siento así cada vez que estoy a tu alrededor? Y es que, a pesar de conocerse hace un mes y poco más ambos sienten que se conocen de toda la vida, y lograron establecer una confianza ciega en el otro.

No es necesario Jisung. Es decir, no tienes nada que ver en esto en realidad.

Sí es necesario, porque me importas, Minho.

Y maldición, ahí supo el azabache que estaba perdido. Su corazón estaba perdido.

A Love with Coffee Smell // MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora