# ⌕'' 03 𓂅 🍩

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- ¡Adiós Jisung!

- ¡Adiós Lino! Fue lindo verte hoy.

Así terminaba otra jornada de la cafetería, con el corazón de un escorpiano a punto de reventar por el apodo dado.

Lino... Nadie antes le había dicho así, y en realidad aquel chico nunca había sido fan de los apodos cariñosos o cursis pero que Jisung, su Jisung, lo hubiera apodado así traía otro significado consigo para él.

- ¿Sabes? Podré parecerlo pero no soy tonto.

Un diálogo que desconcertó a Minho.

- ¿De qué rayos hablas?

- Entre ustedes dos hay algo más, ¿O me equivoco? - comentó Chris - Y no me lo vayas a negar, es completamente obvio.

- Ya quisiera.

E inmediatamente tapó su boca. Fue un comentario que había hecho sin quererlo, simplemente salió de sí. Esa conversación quedó en una simple risa por parte del australiano, quien no quería que su jefe se sintiera más cohibido.

- Dejaré este tema de lado por ahora, te necesitamos concentrado para cuando llegue tu padre con la gente del banco.

La expresión en el rostro de Lee cambió completamente, había olvidado aquello por completo. Rápidamente fue al baño del lugar a despojarse su delantal manchado de café y estar "más presentable".

- ¿Estás listo?

- Si te soy sincero no, no estoy listo, pero debería estarlo.

El chico dio un gran suspiro mientras sentía que la mano de Chris se posaba en su espalda, brindándole apoyo.
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- Muy buenas tardes. - Lee nunca creyó que esas palabras que provenían de la boca de su padre tendrían un efecto tan fuerte sobre él, si no tuviera la necesidad de mostrarse tranquilo ante la situación sus piernas ya estarían temblando.

- ¿Alguno gusta una taza de café?

- No gracias, no queremos molestar y no planeamos quedarnos por mucho tiempo. - le contestó un desconocido al amable extranjero, quien dio un leve asentimiento y le dedicó una sonrisa tranquilizadora a Minho, mientras los dejaba solos para que pudieran hablar.

- Bien Minho, como ya es de tu conocimiento, el establecimiento quedará en manos del banco en un mes. Siempre y cuando, claro está, no llegues a realizar el pago que te corresponde.

Incluso si aquel chico no lo demostraba, cada palabra se clavaba como si fuera una estaca en su pecho. Lee se sentía un incomprendido, si no lo hacía por él ¿Por qué su padre no le permite quedarse con el café por su propio beneficio? No importaba cuanto el escorpiano quisiera presentar los puntos a favor de conservar el lugar, de cómo podría mantenerlo, asegurara que él se haría cargo de todo y de cómo están arrebatándole una reliquia familiar injustamente, era simplemente ignorado y sus ideas eran completamente denegadas.

- Entiéndelo Minho, cuando madures entenderás el porqué de mis decisiones.

Y con aquellas palabras abandonaron el café, dejando a un escorpiano con los ojos vidriosos, tan claros como los rayos de luna que se reflejaban por la ventana.

¿Cuándo madure? Tenía ya 23 años, ¿Cuánto más quería que esperara para "entender" sus decisiones"? A su parecer, su padre tan sólo estaba equivocándose y cerrándose a ideas externas.

En momentos como éstos él solía ir a su apartamento, en el que vivía con sus padres, a encerrarse en las cuatro paredes que más vulnerable lo habían visto y liberar todas sus emociones. Sin embargo, ésta vez era diferente; cada vez que no quería volver a su "hogar" vagaba por las calles, no tenía nadie a quien recurrir sin ser su compañero de trabajo.

Tenía.

- Jisung... ¿Estás libre? Estoy en la cafetería, si tú quieres me encantaría que vinieras aquí. - comentó detrás de la línea telefónica, recibiendo un afirmativo de la persona que últimamente estaba ocupando todos sus pensamientos.
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En sus oídos se hizo presente el característico sonido de la puerta abriéndose, dando paso para que el chico entrara al lugar. Inmediatamente el escorpiano se dio la vuelta, con los ojos aún con lágrimas y sollozos brotando, interrumpidos por una sonrisa al ver a Jisung en la puerta.

- Cuando me llamaste supe inmediatamente que algo pasaba, ¿Quieres hablar?

Y aún siendo alguien que usualmente detestaba el contacto físico simplemente corrió a sus brazos y se refugió en ellos, llorando a mares y liberando los sentimientos encontrados que tenía.

- Enserio no sé qué hacer. - comentó, el suave olor a café tranquilizando un poco sus sollozos y los rayos de la luna reflejándose en su rostro angelical, que lo único que hacía era cautivar a Jisung por medio de sus hermosos ojos y nariz perfecta, labios esponjosos y una expresión de vulnerabilidad que sólo su habitación había podido conocer.

- A veces no es cuestión de saber hacer, si en verdad quieres lograr algo entonces harás lo que esté en tus manos para hacerlo, aún si parece lo más tonto del mundo.

- Ese es el problema Jisung, no hay nada que pueda hacer y ellos lo saben.

El destinatario de aquellas palabras quedó pensando, mientras tomaba el rostro del chico escondido en sus brazos y limpiaba las lágrimas que caían por sus mejillas.

- Déjame trabajar aquí. - tan solo recibió un ¿Qué? Como respuesta.

- Así como lo oíste. Si tu no tienes nada a tu disposición entonces yo te daré lo que esté en la mía.

¿Qué había hecho para merecerlo? Se preguntaba, pero decidió dejar de sobrepensar aquello y dedicarle al chico una sonrisa cariñosa.

- No sabes cuánto aprecio lo que haces por mí.

El chico le respondió con un beso en su frente, para limpiar la última lágrima que rebasaba por sus ojos.

- ¿Sabes? Cada que huelo a café pienso en ti... - una mirada de confusión se instaló en el rostro de su "cliente especial".

- Porque su olor me trae recuerdos de las cosas más especiales que tengo, y una de ellas eres tú.

A Love with Coffee Smell // MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora