Historias en fotografías → Eddie Munson

2- Hellfire

Es en ese tipo de ocasiones que prefieres morir repentinamente por la vergüenza, es justo lo mismo que siento ahora. No me siento orgullosa de haberlo hecho, a mi tampoco me gustaría que alguien me siguiera por el bosque y más si es fotografiando. De igual manera, no me arrepiento. Si algo bueno tengo en mis características es que acepto la culpa cuando en verdad la tengo, pero ahora dudo en si aceptar mi pequeño error.

—No, no te estoy siguiendo. Tomo fotos. —alce mi cámara. 

—¿Me tomas fotos? —dijo con un tono incrédulo.

—No, dios. —resople con la mirada baja. —Al bosque, al bosque.

—Entonces me vas a dejar mirar esas fotos, ya sabes, para comprobar que lo que dices es cierto. —dijo divertido, como si supiera que estaba mintiendo. 

—Con todo respeto —me cruce de brazos y levante mi vista de nuevo, muy segura, como si la mentira que le dije fuera cierta. —Si, te vi entrar al bosque justo cuando yo venia pero no te seguí, no es como que le tome fotos al primer idiota que veo.

se lleva una mano al pecho en señal de dolor por la gran falta de respeto, estaba muy indignado. —Wow, que respetuosa. 

—Pues tu no lo eres para nada, ya me arruinaste la inspiración. 

Sin importarme más aquella situación vergonzosa, empecé a caminar rápidamente para salir de ahí. Sentí los pasos del chico seguirme y no hice mas que apretar los ojos fuertemente, yo solo quiero que me trague la tierra.

—Bueno bueno pero tu también me has arruinado una venta, estamos a mano. —dice poniéndose alado de mi, siguiendo mi paso. 

—¿Qué vendes?

—¿Qué crees que vendo? 

—Mhh, ya veo. —conteste en tono confuso, definitivamente tiene la pinta de vender ese tipo de productos. —¿A mi me venderías? —pregunte divertida.

—Seguro, pero a un precio más elevado. —dijo ojeándome, se escucho tan serio que asustaba.

—Olvídalo. —resople mientras seguía caminando.

—Puedo regalarte lo que quieras pero tienes que enseñarme algunas de las fotos que me tomaste.

Cuando creí haber olvidado el incidente, volví a llenarme de vergüenza. Me termine por rendir, era obvio que mentía, la curiosidad mato al gato, frase tan cliché. 

—Lo siento. —dije sin verlo obviamente, estoy muy apenada para ver sus ojos. —Me dio curiosidad verte entrar al bosque tan sospechoso.

—¿Has fumado hierba? —pregunto él con un tono malicioso y curioso, lo sentí divertido, como si estuviera dispuesto a invitarme a fumar. Agradecida con que cambiara de tema.

—Esta en uno de mis mayores deseos. —comente sarcásticamente.

—Te invito. —comento serio, tan serio que casi le creo.

—¿Y ya? —lo mire de reojo, porque la invitación tan de repente.

—Perooo... —freno de repente.

Al igual que él me detuve inconscientemente, ni que me interesara tanto fumar.

—Supongo que vas a pedirme algo.

—Si. —se limito a contestar con una sonrisa penosa. —¿Qué tal si nos tomas fotos a mi y a unos amigos? —alzo una ceja con una sonrisa tensa, se noto algo emocionado por mi respuesta.