CAPÍTULO 3

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Una semana, sólo una semana y el quinto hermano ya me tiene hasta la...

—¡Oye, ____! ¡Podrías bajar un momento!

Escuché el grito de Klaus por la ventana, me asomé y ví que estaba en el jardín con Ben, Cinco y Diego.

Fruncí el seño antes de bajar lo más rápido posible.

—¿Cómo te fue en el entrenamiento?—preguntó Diego—.

Pero yo me quedé viendo a Allison y Luther muy sonrientes. Estoy segura de que todo el mundo sabe que se gustan, lo que no estoy segura es que sean más que amigos.

—¡Oye! Te estoy hablando.

—¡Oye!, ocho.

Ví un chasquido de dedos enfrente mío y reaccioné.

—Si bajarás de la nube en la que estás, te lo agradeceríamos mucho—respondió Cinco—.

—Si, chica, se supone que el que tiene más viajes astrales soy yo.

—Ahh, si perdón. Estaba...

—Viendo a los tortolos—Completó Diego—siempre han sido así.

—Pero bueno—Ben captó mi atención—¿y el entrenamiento?

—Raro, difícil. Nunca había tratado de controlar eso.

—Si. Eso, movimientos mentales o algo así...—dijo Diego cruzándose de brazos—.

—Es telequinesis, tarado— le dijo Cinco con mucha obviedad—.

—¿Qué es eso?—preguntamos todos a excepción de Ben—.

Cinco puso los ojos en blanco ante nuestra pequeña ignorancia.

—Es técnicamente lo que tú haces, mover las cosas con la mente o sin tener que hacer ningún movimiento—nos explicó Ben—.

—Ahh, bueno, pero igual no veo que lo utilices mucho—comentó Diego—.

—Es porque nunca lo ha puesto en práctica correctamente, idiota—le respondió Klaus—.

—Exacto—le concedió Cinco—.

—Hay veces que se sale de control, una vez lo intenté y rompí un plato, una lámpara y exploté un cartón de leche.

—¿Un cartón de leche?

—Estaba desayunando cereal

—Pero si estabas desayunando, ¿Cómo diablos lo hiciste explotar?

—Porque intenté servir la leche...y al final si lo logré—agregué con tono divertido—nada más que no sólo cayó en el tazón, también en el piso, la mesa y la pared.

—¿Y el cereal?

—Ese ya estaba servido.

—¿Quién en su sano juicio pone el cereal antes que la leche?—Dijo Diego con desagrado—.

—Ese no es el punto—recalcó su hermano—.

—Si pero es inadecuado.

—Inadecuado es que tú digas estupideces cada cinco minutos—le dijo Cinco—.

Todos soltamos una pequeña risa a lo que Diego se molestó un poco.

—Idiota—susurró—.

—Bueno, al menos con los entrenamientos voy a estar seguro de que ya no me tendré que preocupar por si me clavo un vidrio.

Él me quedó viendo con una mirada indirecta sobre lo que pasó con el vaso.

—Hey ya, lo siento. Pero si estás aquí de pie y excelente significa que limpié bien el desastre.

[Sour Boy]  ෂ  Five & Tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora