[Sour Boy] ෂ Five & Tú

CAPÍTULO 6

—...y así bajas el número, porque ya no hay otro con el que pueda multiplicarse, ¿entiendes?

Cinco me miró esperando mi respuesta.

—Ajaaa—dije entrecerrando los ojos concentrada—.

—Bien, entonces—volvió su vista al pizarrón y comenzó a escribir más números y literales posibles—vas a simplificar la ecuación, multiplicas dos por dos y bajas el resultado—dijo mientras hacía el procedimiento en la pizarra— ahora usas los signos, ¿negativo por positivo?

—Negativo—respondí rápidamente—.

—Correcto, ahora pones el signo de más y multiplicas este número con el otro, lo que te dé va aquí y pones el resultado—escribio los que faltaban—. Entonces 18=18 porque al poner los otros signos estos pasan a un negativo. Y esa es la igualdad—dijo orgulloso de la ecuación que había realizado frente a mí—.

No he entendido una miarda.

¿Será que lo pueda repetir desde el 2x–3y igual a no sé qué?

—¿Entiendes?

—Ehh, la verdad es que no pero...escribes muy rápido, no puedo asimilar una incógnita si al mismo tiempo me dices sobre los signos, perdón.

Se mordió los labios pensando hasta que al parecer se le prendió el foco a mi queridísimo hermanastro.

—Bien—soltó en un suspiro—repasemos esto y luego te pondré un ejercicio para que lo realices, ¿te parece?

—Si, claro.

Llevábamos dos horas aquí, habíamos retrasado la clase porque surgieron misiones de imprevisto.

Ahora me tenía que repetir tres veces.

En la primera se cayó mi lápiz y luego de recogerlo la pizarra tenía más números que hace unos segundos.

La segunda es que no asimilé nada.

Veamos cómo me irá en la tercera.

Ay Dios, ya no quiero ser tu mejor guerrera

Me estuvo explicando la siguiente ecuación y cuando le dije que si había entendido esta vez, me escribió una en la libreta.

—Hola, qué tal cascarrabias, veo que eres todo un profesional de la educación en casa, hermanito.

—Podrías callarte, Diego.

—Nop.

Reí por lo bajo y volví la mirada a mi cuaderno.

Empezé a bajar, ejemplificar, multiplicar y despejar números. Cinco me dijo que hiciera uno y luego el otro para no confundirme.

—¿Por qué hay tantos números?—dijo Diego girando la cabeza a la derecha para ver la ecuación que estaba resolviendo—.

—Mi querido profesor quiere que practique.

—Diego no la distraigas.

—Solo quiero ver q...

—No.

—Pero...

—No, déjala.

El número dos alzó las manos en señal de rendición y se aparto de mi.

—Ya está

—A ver—dijo Cinco revisando mi cuaderno—.

—Diablos, hasta yo estoy nervioso y tú eres la que está en clase—susurró Diego—.