Los días lluviosos en invierno eran preciosos, y mucho más para Chan, porque podía ver a Chihoon con un montón de ropita, abrigos, bufanda, gorrito, guantes, y con la nariz rojita por el frío que emanaba la ciudad, viéndose como un osito bebé al que querías abrazar entre tus brazos, y era lo que Chan estaba haciendo en ese momento, escuchando las quejas del menor por lo fuerte que el azabache lo estaba abrazando.
—¡Channie! ¡Me aplastas!—exclamó chihoon, sus labios estando abultados por la presión en su mejilla al estar aplastada contra el fornido pecho de Chan.
—¡Es que te ves tan tierno!—chilló, alzando al menor en sus brazos, haciendo que sus pies dejaran de tocar el suelo. Chan aprovechó la cercanía y le dio un lindo besito en la nariz.
Chihoon arrugó la nariz quedando como un niño pequeño enojado.
—¡Aw! ¡Que tierno te ves, Hoon!—exclamó una chica pasando por al lado de los mejores amigos, agitando la mano en forma de saludo junto con una sutil sonrisa.
Chihoon sonrió a la pelirroja en forma de saludo.
—¡Son tan lindos!—escucharon a alguien decir detrás suyo, no dándole mucha importancia ya que siempre le decían ese tipo de cosas.
Chan siguió abrazando al pequeño bebé que tenía como mejor amigo, apretándolo contra su cuerpo de forma cariñosa.
Chihoon dejó de luchar y olvidó el que estaba siendo terriblemente aprisionado contra Chan, rodeando como pudo, ya que tenía un montón de bucitos y camperas que casi no lo dejaban moverse- alzando sus brazos al cuello del mayor y abrazándolo de igual forma, dejando un hueco para posar su perfil derecho en el hombro del azabache. Se sentía relajado.
Alguien silvó atrás de Chihoon, acercándose a ellos. Chan ya sabía de quién se trataba, puesto que podía verle.
—¿Los novios no quieren separarse, eh?— sonrió kyungho, llegando finalmente al dúo. Chihoon levantó su cabecita y la separó un poco del cuerpo de Chan, girando por encima de su hombro para ver a su pelinegro amigo. Aún así, el azabache no dejó de abrazarlo.
—Channie no quiere soltarme.—puchereó.—Y debemos ir al salón en unos minutos.—
—Te puedo llevar así, no pesas nada.—dijo Chan, besando la mejilla roja del menor, empezando a caminar al salón con Chihoon en brazos.
—No quiero que te enojes, Hoon, pero...— empezó kyungho, siguiendo al par de mejores amigos.—Estás siendo demasiado tierno y cualquiera quisiera poder tenerte así, porque es que ¡te ves como un niño pequeño!—chilló con una hermosa sonrisa, acompañada de la emoción.
Chihoon rió bajito—como él, y habló.
—Es que mi mamá dice que tengo que estar abrigadito cuando hace frío, ella me viste como si fuera un niño cuando es invierno.— abultó su labio inferior y apoyó su cabecita en el mentón de Chan, quien seguía caminando al salón como si nada, siendo visto por todos en el pasillo, siendo testigos de lo tierno que era aquel par junto.
—Cuando vivamos juntos también te voy a vestir para la universidad.—avisó Chan.
—¡Pero—
—¿¡Vivirán juntos!?—preguntó e interrumpió con exaltación kyungho.
—Bueno, sí.—dijo Chihoon quien era cargado como un bebé en los brazos de Chan.—Con Channie decidimos que cuando tengamos mayoría de edad iríamos a vivir juntos—comentó como si nada, observando a kyungho.—¿Sabes lo que es vivir con tu mejor amigo? Yo tampoco, pero estoy ansioso por saberlo.—sonrió el pelirrubio, dándole ternura nivel ocho a kyungho.
—Ustedes dos me darán diabetes.—Minsu apareció de repente, entrando al salón. kyungho sonrió estando de acuerdo y entró al salón después de su mejor amigo.
—A todos le daremos diabetes.—murmuró Chihoon, cerrando sus ojitos. Se sentía realmente relajado y tranquilo junto al cuerpo de su mejor amigo, estaba calentito, más de lo que ya estaba por la cantidad exagerada de ropa que tenía encima.
—Sí.—Chan hizo una mueca mientras entraba al salón, escuchando un estruendoso—Awwww—por parte de sus compañeros al ver a los dos mejores amigos de ese modo, y más por Chihoon quien estaba realmente adorable y parecía un niño pequeño.—Todos los días dicen eso.— sonrió el mayor, dejando a Chihoon en su asiento, dándole un besito en la frente quien cerró los ojos por instinto, antes de rodear el banco y sentarse a su lado, el cual era su asiento.
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