Era sábado, y Chihoon estaba luchando para que Chan le dejara salir. Su mejor amigo había llegado a su casa para ayudarlo a vestirse, maquillarse, y entre otras cosas para ir con un amigo al parque de diversiones, pero ahora que Jerome le había avisado que estaba por llegar, Chan no lo quería dejar ir.
—¡Hyung!—se quejó el menor, cruzando sus bracitos y haciendo un adorable puchero. —¡Hyung! ¡Hyung! ¡Hyung! ¡Hyung!—exigía a que lo dejase salir cerrando sus ojitos, moviéndose en círculos sobre su lugar y golpeando el suelo con sus piecitos. Sí, estaba haciendo un berrinche justo como Chan también lo estaba haciendo.
—¡Pero...—
—¡Chan!—llamó con firmeza, sorprendiendo al mayor, quien abultó su labio inferior y se hizo a un lado de la puerta para dejarle salir. Chihoon se dio cuenta de ello y abrió su boquita en sorpresa. Con el arrepentimiento en cada extremidad, se acercó a Chan levantando la mirada a medida que se acercaba un poquito más, puesto que la diferencia de altura era bastante.—Lo siento, Channie.— murmuró, envolviendo con sus bracitos el cuerpo del mayor.—¡Pero en mi defensa...— se separó del azabache, este lo miró con un puchero instalado en sus abultados labios, como si estuviese siendo regañado—te di un besito para que me dejaras!—exclamó, sus mejillas coloreándose de un tierno rojito.
—Lo sé... Lo siento, Chihoonie—lamentó, acercando el cuerpo contrario con un poco de vergüenza hacia sí mismo, envolviéndole en un abrazo cuando este se dejó guiar.—Es que... estoy celosito.—confesó, escondiendo su rostro en el cabello rubio de su menor.
—¿Por qué, Channie?—preguntó, abrazando con más fuerza el cuerpo esbelto de su mejor amigo.
—Chihoonie—llamó—¿él te gusta?—preguntó con un tono de tristeza—Jerome—
Chihoon inclinó su cabeza hacia atrás, aún sin separarse del abrazo. Chan lo miró.
—No, Channie—negó con la cabeza.—No te pongas celosito, yo soy de Channie.—asintió, de acuerdo con sus propias palabras.
—¿Solo de Channie, bebé?—
—Solo de Channie.—afirmó con un asentimiento marcado.
Chan sonrió, dejando un besito en la frente de su mejor amigo, haciendo que este por inercia cerrase sus párpados. La puerta sono, indicando que Jerome había llegado.
Ya que los dos se encontraban al lado de la puerta, Chihoon se movió solo unos pasitos y abrió la puerta, encontrandose definitivamente con una cabellera color naranja de sonrisa resplandeciente.
—Hola, Hoon, ¿ya estás lis...to? Oh, hola, Chan.—saludó y sonrió amigablemente cuando el nombrado apareció.
—Hola, um, sí, ya estoy listo—asintió el pequeño, sonriéndole.
Chan simplemente sonrió a labios sellados, moviendo su mano en forma de saludo.
—Bien, entonces, ¿nos vamos?—palmeó sus propias manos, entusiasmado.
Chihoon iba a asentir pero la voz del azabache detrás suyo lo calló. Chan iba a quedarse en su casa hasta que Chihoon llegara. La madre y el padre del pelirrubio habían ido a una cita, aprovechando que su hijo también saldría.
—Ah, espera... Chihoon.—Chan llamó en un susurro, haciéndose a un lado de la puerta, causando que así Jerome ya no pudiese verlo. Jaló de Chihoon con poca fuerza hacia él. El de cabellera naranja fuera de la casa frunció el ceño, mas se dedicó a esperar.
—Adiós bebé, que te vaya bien, diviértete mucho y quédate al lado de Jerome, no vayas a perderte como la otra vez ¿está bien?—preguntó, acariciando la mejilla del menor con adoración.
—Sí, Channie.—asintió con una hermosa sonrisa.—Bien, te quiero mucho y nos vemos más tarde.—despidió, dejando un casto beso en los labios de Chihoon, haciendo a este sonrojarse al instante.
Chan sonrió con ternura. Chihoon era adorable incluso cuando no quería serlo. Sin poder evitarlo, abrazó con mucha fuerza al pelirrubio, al punto en el que Chihoon dejó de tocar el suelo con sus pies.
Ambos se separaron. Chihoon se despidió con un movimiento de manos que el azabache le copió, y posteriormente salió de la casa, con un Jerome preguntandole el por qué estaba tan rojito.
Mientras, dentro de la casa, Chan sonreía como un tonto enamorado, por supuesto.
Se quedaría ahí hasta que Chihoon regresara. Esperaría por la personas que más ama en el mundo y luego le daría muchos abracitos y besitos.
Y pensar que aún son mejores amigos.
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