ROSSE
Las horas han transcurrido de lo más lentas. Estar tanto tiempo aquí ha empezado a nublar mis sentidos; el cansancio se hizo presente hace tanto, que he perdido la noción del tiempo.
El moho en las paredes hace que me pique la nariz, haciéndome estornudar muy a menudo. Siento irritada la piel externa de las fosas nasales, podría jurar que ahora parece un tómate, por la fricción que sonarme el moquillo implica.
Revisar, ordenar y acomodar los expedientes se volvió sumamente laborioso. Hay, de verdad, muchísima documentación, la cual, me es difícil acomodar. He encontrado expedientes de trabajadores que están asignados a un área, pero yo los conozco, y sé que no trabajan en lo que estos papeles dicen. No entiendo cómo pudieron cometer esta clase de errores, si hasta alguien como yo pudo haber puesto bien la información en los documentos.
Pero lo que más extraño me parece, es que, además de cambiar las áreas de los trabajadores y que pusieran información completamente errónea respecto a salarios y labores, también haya expedientes de personas que no trabajan en esta empresa.
Tomo otro documento de una de las cajas, parece ser que contiene los datos sobre todos los departamentos de forma resumida. Comienzo a ojearlo para saber si estoy en lo correcto y, para mi sorpresa, si lo estoy.
La curiosidad me gana, así que me adelanto las primeras páginas hasta llegar al área en que trabajo.
En el departamento C habemos, a lo mucho, quince empleados encargados de revisar y descartar contenido digital; es inquietante que en este documento se mencionen a más de treinta trabajadores como miembros de nuestra área, cuando no es así. Además, el salario que dice aquí que se nos paga, es casi el doble de lo que en realidad es.
Es sospechoso que haya más expedientes falsos que reales, que mientan sobre los salarios y que cambien a trabajadores de áreas. Si no estoy equivocada, el presidente de la empresa no tiene conocimiento exacto sobre quiénes hacen cada cosa en los departamentos; supongo que tampoco sabrá sobre nuestros sueldos y horarios; mucho menos estará enterado de que hay menos trabajadores de los que él piensa. Entonces... ¿Lidia estará falsificando esta documentación? ¿Para qué?
De repente, empiezo a escuchar pisadas fuertes en el techo de este hediondo almacén, como si estuvieran buscando algo. Se escucha como avientan cosas en el piso de arriba, como hay alguien gritando un montón de cosas que no logro interpretar claramente.
Serán pasadas las 11:00 de la noche, está claro que los últimos trabajadores que quedaban debieron salir hace un rato del edificio, no entiendo qué está pasando arriba. ¿Habrán entrado a robar? No creo que eso sea posible, hay un gran equipo de seguridad en la entrada; nadie habría podido entrar sin una de las tarjetas de las que solo tienen los trabajadores, a menos que... Sea un trabajador.
¡Ay no! ¿Y si vienen por mí? Sabía que aceptar hacer esto no era buena idea. ¿Por qué tenía que pasar esto justo ahora?
No, calma, calma. Quizás están arreglando algo en los baños, en el primer piso siempre hay fugas en las tuberías, debe ser eso.
Los sonidos cesan por unos segundos, pero luego se vuelven a escuchar en otro espacio, como si estuvieran entrando a todas las oficinas de la primera planta.
Creo que tumbaron una especie de cajonera de metal, o más bien, creo que han estado hurgando en todos los archiveros que hay en el piso de arriba y, al encontrar — o no — lo que buscan, se pasan a la siguiente oficina. Eso lo deduzco porque, el patrón de sonidos se ha repetido en ocho ocasiones, y no se repiten en el mismo lugar. ¿Cuántas oficinas hay en el primer nivel? Me parece que son quince.
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Alania
FantasiRosse, quien siempre está feliz con todo lo que la rodea, se verá enfrentada a una serie de sucesos ¿sobrenaturales? Extraviada en un lugar completamente nuevo, conocerá a alguien con quien se enfrentará a los mismos peligros.