Enterrado

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Se lo tenía que decir, no podía estar con una detective. Me daba miedo que pudiera decir más cosas sobre el asesinato que ella sabía, así que se lo fuí a decir. La busqué por toda la ciudad. Y la encontré en una calle grabando.

-No me lo dijiste verdad?- le grité

Ella me cogió la mano y me llevó a un callejón. Me cogió del pelo y me gritó.

-Tengo que hacer justicia por el asesinato de mi prima. No me voy a quedar callada. Por fin te tengo, y no voy a parar hasta que vivas lo que mi prima vivió contigo- me dijo.

Llevaba una pistola de dardos tranquilizantes para el rodaje. Y en un abrir y cerrar de ojos, me disparó y me dejó tirado en el callejón. Al rato me desperte, no veía nada, creía que me había quedado ciego. Sentí estar encerrado. Como si estuviera dentro de cuatro paredes muy juntas. Llevaba el móvil encima, y encendí la linterna. Unas paredes forradas de lo que parecía papel de aluminio y un ventilador en la parte de abajo fue lo que vi enseguida de encender la luz. Un congelador, fue lo primero que se me vino a la cabeza.

Enseguida oí una voz y sentí que me movía. De repente, unos fuertes golpes que no paraban de escucharse. Al rato, empecé a escuchar un ruido. Y empecé a notar frío por todas las partes de mi cuerpo. Enseguida senti que empezaba a tener escalofríos, así que empecé a darle patadas a la tapa del congelador. Se abrió, y me cayó toda la tierra encima. Salí como pude. Al abrir los ojos no sabía dónde estaba, era un paisaje muy bonito pero a la vez solitario.

Era un valle, al fondo habían montañas que tapaban el sol. Estaba rodeado de niebla y de un motor que conectaba a una casa de madera a unos metros de distancia.

Vida nuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora