No estaba segura de si alguien más estaba en el lugar, pero esperaba que no fuera ese el caso, no disfrutaba la idea de mostrarse débil frente a otros, mucho menos que su llanto fuera escuchado.
Se limpió con rapidez las lágrimas para mejorar su difusa visión, pero una vez más parecía no haber nadie con ella.
Esa, debió de ser otra trampa mental.
Exhaló con pesadez y se decidió, lo mejor sería irse de aquella casa. Todos esos recuerdos dañinos, una vez más, se apoderaban de ella. Y revivir sus peores pesadillas no era parte de sus planes para el festejo.
Al alejarse de esa puerta, con las intenciones claras bajó por las escaleras tomando su falda entre manos para no caer por un mal paso, ya muchos problemas tenía encima como para agregar otro a esa lista grande que cargaba consigo.
Apenas llegó al primer piso de la inmensa casa, se dirigió hasta la fachada, dónde tomó asiento en las escaleritas que había justo a las afueras.
Tan pronto como terminó de acomodar su vestido para no abultarlo al sentarse, su mente quedó sumergida en una marea de recuerdos que deseaba desaparecer de su memoria.
Recuerdos la azotaban duramente, y una fuerte avalancha de dolor recorre todo su cuerpo.
Entre quejidos y una máscara melancólica en el rostro, el tiempo pasa, hasta que el sonido de un derrumbe irrumpe sus pensamientos.
Sacada de su melancolía por el estrepitoso sonido se levanta, y entra a la casa Madrigal, observando el lugar con detenimiento.
Nada.
No había signos de que algo se estuviera derrumbando, el único sonido estrepitoso era aquel que salía de la habitación de Antonio, ya que la celebración aún seguía en marcha.
Por tercera vez parecía ser que el estrés le estaba generando todo tipo de alucinaciones.
Ahora estaba más que claro, debía abandonar el recinto lo más pronto que fuera posible si quería mantener la cordura que le quedaba.
「●●●」
Una vez más la mañana era espléndida en Encanto, sus pobladores caminaban con buen sazón, y pintaban en sus rostros sonrisas que llegaban al corazón.
De entre todos los lugareños había una en específico que desentonaba de los demás, con sus pisadas cargadas de agotamiento y rostro poco o nada risueño.
Era ________, quien llevaba consigo un gran cesto amontonado de telas bastante pesados. Aunque amaba su trabajo, había partes que le gustaría poder omitir, y esta era una de esas.
Llevar las telas de un lado a otro siempre le costaba, pero había ocasiones en las que Luisa Madrigal la ayudaba, más para su pesar, ella tenía labores mucho más importantes que atender.
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❝ Clarividencia ❞ ︴Bruno Madrigal x Lectora
FanficSinopsis ︴❝ Bruno puede ver el futuro gracias a su don, el cual desde joven solo le ha traído problemas, su vida no ha sido sencilla, pues ha sido culpado por más de uno por las desgracias que suceden en Encanto. Tal es el caso que hablar de él era...